'R3sacón', borrachera de mal cine

'R3sacón', borrachera de mal cine
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-Me dije a mí mismo que jamás volvería. Stu (Ed Helms)

Nunca entendí el éxito de 'Resacón en Las Vegas' ('The Hangover', 2009). Me entretuvo, más o menos, reí un par de veces, como con tantas otras comedias comerciales norteamericanas, tan parecidas entre sí; de hecho, prefiero otros trabajos de Todd Phillips, como 'Aquellas juergas universitarias' ('Old School', 2003) o 'Salidos de cuentas' ('Due Date', 2010). En cualquier caso, la premisa de unos protagonistas amnésicos que deben reconstruir los hechos de una noche de juerga para poder rescatar a uno de sus amigos me pareció jugosa, y fui a ver la segunda entrega esperando que hubieran exprimido con más acierto el planteamiento. No fue así, pero tampoco me aburrió, no tuve la desagradable sensación de haber perdido el tiempo.

Después de que 'Resacón 2: ¡ahora en Tailandia!' ('The Hangover Part II', 2011) arrasara en taquilla, Phillips anunció que estaba en marcha la tercera parte, algo que era de esperar, y remató diciendo que desde el principio tenían pensada la trilogía. Por supuesto, ¡raro es que no hablara de dos trilogías! Es habitual que en Hollywood den luz verde a proyectos que puedan generar una o dos secuelas, y hay detalles en 'R3sacón' ('The Hangover Part III', 2013) que pueden llevar a pensar que había un plan, sin embargo, me parece claro que a partir del primer film se han dedicado a improvisar sobre la marcha, algo que se nota especialmente en la última entrega.

Un final para olvidar

Para empezar, no hay hangover, no hay resaca. Incomprensiblemente, en 'R3sacón' se prescinde del elemento argumental más característico de la franquicia, o lo que es lo mismo: renuncia a parte de su identidad. Eso sí, vuelven a secuestrar a Doug (Justin Bartha), esta vez por orden de un capo mafioso aburridamente estándar (John Goodman) que para ajustar cuentas con Chow (Ken Jeong) decide chantajear a "la manada". Pero no los usa como cebo, que sería lo más fácil; no, los obliga a buscar a su enemigo y entregárselo para que él pueda liquidarlo rápida y tranquilamente. Un planteamiento realmente vago de los guionistas --Craig Mazin y Phillips-- para forzar una nueva aventura de los protagonistas.

Otro cambio extraño y desafortunado de esta tercera entrega es que se descuida la comedia para reforzar la acción y el drama, quizá buscando ese "final épico" que tanto gusta a los publicistas, y que no encaja con cualquier saga. Hay una escena muy cruda en los primeros minutos --el cameo de Jeffrey Tambor-- que le quita a uno las ganas de reír, es como ir a comer a un burguer en compañía de un nutricionista. Y la trama, esa loca carrera a contrarreloj, en lugar de dar pie a toda clase de disparates humorísticos, se utiliza para colar persecuciones, peleas, escenas de riesgo y hasta un robo imposible, todo ello con los personajes hablando con seriedad sobre peligros y cambios vitales. Repito, no soy fan de las anteriores, pero creo que si lo fuera me sentiría estafado con 'R3sacón'.

Quizá para compensar la ausencia de resacón y la apuesta por un tono menos cómico, los guionistas optan por explotar a los personajes más extravagantes, destructivos y, por tanto, más jugosos: Chow --que en esencia es el señor Chang de la imprescindible 'Community' (2009-2013)-- y Alan (Zach Galifianakis), el auténtico eje sobre el que gira la historia. El resultado es doblemente negativo, primero porque agotan los escasos recursos que aún podían aportan estos dos personajes, obligados a repetirse hasta la saciedad, y segundo porque descuidan a los otros miembros del grupo, Phil (Bradley Cooper) y Stu (Ed Helms), meros acompañantes a la sombra de Alan. Esta radicalización lleva incluso a "olvidar" a Mike Tyson, invitado esencial en las entregas anteriores --sí tiene un minutito Heather Graham, menos mal--.

Hundida por la falta de ingenio a la hora de desarrollar la historia y los personajes, sobrecargada de "alanismos" sin gracia, incapaz de divertir o asombrar con las innecesarias secuencias de acción, lo que queda a grandes rasgos es un torpe y desganado intento por rentabilizar una franquicia moribunda, con el prólogo en la prisión, el desfase cocainómano y psicópata de Chow, y la aparición de Melissa McCarthy como los puntos más positivos. A mí no me bastan para salvar esta cosa, aunque quizá hice mal en esperar un entretenimiento que mantuviera el (bajo) nivel de las anteriores; quiero leer los argumentos de los fans. Y espero que Todd Phillips mantenga su palabra y esta tercera, que es claramente la peor película de la trilogía, sea la última vez que veamos a Alan y compañía.

1,5 estrellas

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