'Talk to me', biopic a la medida de Don Cheadle

'Talk to me', biopic a la medida de Don Cheadle
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Hay películas en las que una sobresaliente interpretación del actor protagonista puede eclipsar las demás virtudes de una película. Con 'Talk to me' ocurre esto mismo. Tras verla a uno le invade la sensación de que es una correcta y entretenida historia pero, en donde el talento y despliegue interpretativo de Don Cheadle fagocita al resto de ingredientes.

El protagonista, el ex convicto Pete Greeney (Don Cheadle) es un charlatán, con grandes dotes de comunicación y aun más de persuasión forjados en la emisora de radio de la cárcel donde ha permanecido durante varios años. En busca de su oportunidad, junto a su inseparable y algo pedante pareja Vernell Watson (Taraji P. Henson), logra convecer con tesón, talento y hostinamiento a Dewey Hughes (un brillante Chiwetel Ejiofor), el joven director de programación de la emisora local WOL-AM. A pesar el fuerte contraste que suponen ambos, uno barriobajero y hortera, y el otro encorbatado y prudente, logran conectar y Greene pronto se convierte en lo que sueña gracias a Dewey: ser una estrella radiofónica revolucionaria en Washington. Sus furiosos alegatos contra el racismo son vomitados como verdades afiladas que llegan con facilidad al público oyente en forma de arengas mesiáticas, a pesar de enfervorizar la pacienda de E.G. Sonderling, el propietario de la emisora, interpretado correctamente por Martin Sheen.

Como telón de fondo tenemos el convulso escenario norteamericano de finales de los 60, con el racismo y las revueltas sociales floreciendo. Mostrado con una excelente ambientación y acertado vestuario (a pesar de tratarse de una modesta producción), todo al ritmo de la mejor música soul en su época de eclosión.

La directora Kasi Lemmons logra introducirnos en la historia de Greeney, basada por cierto en hechos reales, con una la narración ágil, con ritmo y mucho brío, principalmente durante la primera mitad. Sucesión de momentos magistrales, llena de diálogos veloces, buenos gags y un estupendo sentido del humor salpicado con grandes temas del mejor soul. Don Cheadle y Chiwetel Ejiofor se echan la película a la espalda, en duelos estupendos, como el memorable desafío dialéctico jugando una partida de billar.

Lemmons no logra mantener el espectacular comienzo, para perder fuerza y caer en una cierta falta de dramatismo en escenas predecibles y sosas hacia el final, centrándose más en la relación de ambos protagonistas, aunque sin llegar al aburrimiento. Aquí naufraga la historia por momentos, con muchos altibajos y resvalando en sus pretensiones. A pesar de ello, sus protagonistas, en especial Don Cheadle logra mantener un cierto interés mostrando convincentemente la evolución de su personaje.

En definitiva una película entretenida con una soberbia exhibición de Don Cheadle, aderezada con magníficos temas musicales, buenos diálogos, que por momentos hace recordar a 'Good morning, Vietnam'.

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