Western: 'Pacto de honor' de André De Toth

Western: 'Pacto de honor' de André De Toth

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Western: 'Pacto de honor' de André De Toth

‘Pacto de honor’ (‘The Indian Fighter’, André De Toth, 1955) es una de las películas más conocidas, y espectaculares, de su director, admirado por otros tan diferentes como Martin Scorsese, sin duda su mayor defensor, Bertrand Tavernier y Quentin Tarantino, que le dedicó su ópera prima. De Toth destacó sobre todo en el western y el Film Noir, dejando obras mayúsculas en ambos géneros, envolviéndose de maravilla en otros, caso del terror o el bélico. Uno de esos autores con las ideas muy claras, cuyo prestigio vino con el paso del tiempo, como suele pasar en el arte.

El autor que tildaba de farmacéutico a todo director que en lugar de dirigir se limitaba a “colocar” allí el guion –maravillosa forma de criticar algo que sucede aún más a día de hoy, sobre todo en el cine mainstream−, se asoció con la estrella Kirk Douglas, aquí protagonista absoluto para su lucimiento, y también productor. El resultado es uno de esos westerns tan de moda en los cincuenta, con claro mensaje anti-racista, y una historia mil veces vista de diversa forma, la última de ellas en la laureada, y excelente, ‘Avatar’ (id, James Cameron, 2009).

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‘Pacto de honor’ título menos afortunado, y falsamente más serio, que el original ‘The Indian Fighter’, que hace referencia al personaje de Douglas, está filmada en un glorioso cinemascope, con el que De Toth muestra su excelente mano para la puesta en escena. No faltan, como es costumbre en el director, travelling descriptivos horizontales y laterales, que en este caso sirve para reflejar la cotidianidad en una caravana que el personaje central, Johnny Hawks (Douglas) a través de territorio indio. Uno que sucede a medio metraje es una demostración de lo bien que De Toth ensartaba lo concreto en un cuadro más amplio.

De esa forma el director empequeñecía, por así decirlo, los problemas personales de los personajes, convirtiéndolos en problemas comunes que atañen a todos, perfecta y directa forma de mostrar la influencia que cada individuo puede tener en el resto, y que un hombre, a pesar de tener prioridades personales, ha de tener compromisos sociales. La historia de Hawks es la historia de un canalla, el héroe del relato, un vividor, un profesional matando indios, sumamente inteligente, machista y a ratos contagiado del racismo imperante en los demás, aunque abierto, como ser humano que es, al diálogo antes que a la violencia.

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Estos dos se lo pasaron en grande durante el rodaje de 'Pacto de honor'

El brillo de un actor y la avaricia del ser humano

Kirk Douglas brilla con toda su sonrisa, nunca mejor dicho, debatido entre el amor de una mujer blanca, personaje a cargo de su ex esposa Diana Douglas, en su papel cinematográfico más recordado, una mujer decidida a tener un hombre a su lado, y el de la india que toma por la fuerza, atraído por esa belleza salvaje e indomable. Personaje éste a cargo de una bellísima Elsa Martinelli, que se pasó todo el rodaje teniendo sexo con Douglas, tal y como declararía el actor años más tarde. Lo cierto es que dicho dato da sentido al extraordinario feeling que ambos desprenden, amén de incidir en un detalle sutil pero vital: Hawks se enamora de ella cuando ve que utiliza la dureza para no dejarle escapar de su lado.

‘Pacto de honor’ posee instantes enormemente violentos muy bien filmados, como ese duelo a machete montado a caballo, que recuerda al mejor cine de aventuras de la época firmado por Richard Thorpe o Henry Hathaway, o el impresionante asedio indio al fuerte. Además critica sin miramientos el principal defecto del hombre a la hora de “conquistar”: la avaricia, aquí personificada sobre todo en los personajes de Walter Matthau, en uno de sus primeros papeles importantes, y Lon Chaney Jr., mostrando un tipo de hombres malsanos, y odiosos, que siempre poblarán la tierra.

Una tierra, en este caso el Oeste, que Hawks define como la más bella mujer que ha visto, y a la que no quiere ver ni conquistada ni civilizada, mientras cuestiona las imágenes que el fotógrafo que les acompaña ( Elisha Cook Jr.) hace para enseñarlas al resto del mundo, un mundo que no está preparado para tanta belleza. Una vez más, De Toth hablando del lado más oscuro del ser humano, aquel que nos lleva a la destrucción, y en el que cada uno debe hacer lo que pueda para lo más importante: sobrevivir.

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