'El Exorcista, el comienzo', la versión prohibida

'El Exorcista, el comienzo', la versión prohibida
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Ayer era uno de esos domingos lluviosos en los que no apetecía salir, me bajé al videoclub y me encontré con la esperada versión, no estrenada en salas comerciales, de 'El Exorcista, el comienzo' dirigida por Paul Schrader, y que tuvo problemas con la productora, que decidió rodar de nuevo la película, con Renny Harlin al frente y que finalmente fue la que se estrenó en cines, resultando uno de los engendros más espantosos de los últimos años.

Schrader siempre se ha caracterizado por ser un excelente guionista, suyos son los magníficos guiones de 'Yakuza' de Sidney Pollack o 'Toro Salvaje' de Martin Scorsese, por citar sólo dos ejemplos. Y casi siempre guioniza las películas que dirige, pero en esta ocasión no ha sido así; ese trabajo se lo ha dejado a William Peter Blatty y a William Wisher Jr., reservándose sólo las tareas de dirección, a mi juicio, un error, pues Schrader no es tan buen director como guionista.

Los cambios respecto a la versión de Harlin son sustanciales, de hecho hay muy pocas escenas en común y el reparto es prácticamente distinto, salvo un par de actores. Stellan Skarsgard interpreta al padre Merrin en sus comienzos como sacerdote, de cómo un fatídico hecho durante la Segunda Guerra Mundial le hace perder la fe, y de cómo años después en el sur de África tendrá que volver a cuestionarse esa fe cuando se enfrente a fuerzas malignas. Decir que este estupendo actor está como un poco perdido en el papel, en ambas versiones, aunque si tuviera que elegir, diría que está mejor en la versión de Harlin, lo cual ya es preocupante. La película se centra, sobre todo, en los personajes. La trama terrorífica, aunque presente, es dejada de lado en beneficio de una trama psicológica que atraviesa a todos y cada uno de los que pululan por el film. Viendo esto, se entiende perfectamente por qué la productora no quiso estrenar esta versión, es una película pausada que se toma su tiempo para explicar todas las motivaciones de los personajes, en diferencia de la versión de Harlin, que era un festín de efectos visuales, muy malos por cierto, en la que no se explicaba nada y se centraba sólo en el terror, si es que lo había.

Sin embargo, y a pesar de lo bien estructurado que está el guión, la película fracasa por culpa de la dirección de Schrader, que no es capaz de mantener la calidad del guión al traspasarla a imágenes, resultando una realización fría e impersonal lejos de sus mejores trabajos. No logra crear el clima necesario para el tipo de historia que se está contando, y mucho menos transmitir la lucha interna de unos personajes perdidos ante la rotura de sus creencias.

Asi pues, y por causa del director, da la sensación ,por momentos, de encontrarnos ante un típico telefilm de las 4 de la tarde, y que, evidentemente no aporta nada nuevo a la magnífica película de William Friedkin, y que en 1973 aterrorizó a medio mundo.

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