'El Semáforo', Nostalgia TV

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Público respetable; si la actuacion es loable, que no se les cruce el cable ni desenvainen el sable. Pero si una vez terminada resulta una bobada tengan preparada una gran cacelorada.

Avalados por el éxito del 'Un, dos, tres... responda otra vez' a comienzos de los 90, Jordi Estadella y Chicho Ibáñez Serrador volvieron a unirse (el primero como presentador y el segundo como director) un par de años más tarde, en 1995, para adaptar a nuestro país el formato de 'El Semáforo'. Procedente de Italia y con una mecánica ridículamente simple, el concurso-espectáculo que proporcionaba su minuto de gloria en televisión a todo el que lo quisiera se mantuvo durante tres años en antena, siendo el programa pionero de lo que hoy acostumbramos en llamar "programas de frikis".

Orígenes en la radio italiana

La idea original de 'El Semáforo' se atribuye a Corrado Mantoni, quien en 1968 creó un programa radiofónico para Radio 2 de la RAI, que se titularía 'La Corrida'. En él, todo aquél que tuviera una habilidad especial que mostrar a través de las ondas podía llamar por teléfono o acudir al estudio para dar rienda suelta a su espontaneidad. El programa se mantuvo once años en antena, hasta 1979.

Unos años más tarde, y tras el fichaje de Corrado por Mediaset, se propuso la versión televisiva del programa para Canale 5. A pesar de las reticencias iniciales del creador por temor a que se perdiera la espontaneidad frente a las cámaras, el programa se estrenó en 1986 con éxito de crítica y audiencia, y aún hoy sigue emitiéndose en la televisión italiana.

Los derechos del programa fueron comprados por Chicho Ibáñez Serrador a comienzos de los 90, siendo estrenado 'El Semáforo' en 1995 dentro de un mar de dudas. Con un presupuesto bajo, sin grandes decorados ni gigantescos premios (tan sólo un millón de pesetas para el ganador) y con una estructura que dependía, unica y exclusivamente de sus participantes y del público, 'El Semáforo' llegó a TVE-1 el 27 de octubre de 1995.

Un trío presentador muy peculiar

La eficacia de Jordi Estadella junto a Chicho Ibáñez Serrador ya había sido probada con el 'Un, dos, tres... responda otra vez', pero lo más destacado del equipo presentador era el peculiar dúo de féminas que le acompañaba. Por un lado, teníamos a una principiante Marlène Mourreau que todavía no había degenerado en el producto friki en el que se convirtió años más tarde, aunque ya utilizaba todas sus armas de mujer para conseguir atención en pantalla.

Por otro lado, una desaparecida Asunción Embuena que venía de la televisión pública andaluza, que se dedicaba a poner cara de cabreada frente a todo lo que ocurriera y a darle la réplica a las paridas que salían de la boquita de piñón de Marlène Mourreau. Francesa contra andaluza... ¡fascinante! Sin embargo, el cometido de estas dos no iba más allá que el de hacer las cuatro gracietas en pantalla, algo que, a mediados de los 90, era muy bien acogido por el público.

Jordi Estadella intentaba mediar entre sus disputas, y era el encargado de presentar a los concursantes y entrevistarlos tras su actuación. Lo más curioso de todo es que Estadella tenía orden de permanecer siempre en un lateral del plató, a la vista del público y de las cámaras, manteniendo una cara impasible por muy frikis que pudieran llegar a ser los concursantes.

Mecánica del concurso

Cada viernes (o sábado en su segunda etapa) se presentaban un determinado número de concursantes con una "habilidad particular", ya fuera la música, el baile, el don de la palabra o cualquier cosa que una persona pudiera considerar habilidad. Cada concursante tenía un minuto de gloria frente a las cámaras, un tiempo que podía aumentar o disminuir en función de la calidad que tuviera cada personaje

Al final de la actuación aparecía un semáforo en pantalla; si estaba en rojo, el público no podía emitir veredicto; con el semáforo en ámbar, había que ir preparándose la respuesta; y con el semáforo en verde, el público podía expresar su opinión con un aplauso o una cacerolada, en función de si les había gustado o no. El concursante que al final de la noche hubiera recibido más aplausos se llevaba un millón de pesetas a casa.

Y, por supuesto, tratándose de un programa de espectáculos de mediados de los 90, no podía faltar el cuerpo de baile, que cada noche se sacaba de la manga al menos un número musical. Muchas bailarinas fueron recicladas del 'Un, dos, tres...', así como algunas de sus actuaciones, que podían tener cualquier temática; desde congratularse a sí mismos por el éxito de audiencia hasta el anuncio del ganador de la noche.

Todo esto se completaba con vídeos de los concursantes en casa siendo valorados por sus familiares, famosos y famosetes que también se sometían a la valoración del público, y los acordes musicales de la orquesta del maestro Jose Antonio Quintano (siempre me ha fascinado el protagonismo de los directores de orquesta en estos programas).

El origen de los programas de frikis

Ni 'Factor X' en Cuatro, ni 'Tú sí que vales' en Telecinco. El verdadero pionero de los programas de frikis en nuestro país fue 'El Semáforo'; la única diferencia es que en los dos primeros era un jurado famoso el que valoraba las actuaciones, mientras que en 'El Semáforo' era el público el que decidía. Pero miradlo bien, detalles aparte, están todos cortados por la misma guía.

Tras su fin en 1998 (algunos dicen que terminó por orden del gobierno del Partido Popular, al considerar que no era un programa digno de una cadena pública), TVE recupero su esencia diez años más tarde, en 2007, con 'El Gong Show', un programa que llevaba más de 25 años de éxito en Estados Unidos. La motivación de la pública para retomar el formato fue el relativo éxito de 'Factor X' en Cuatro, pero no esta vez no tuvieron tanta suerte, y el programa fue retirado poco después.

Ficha Técnica: ‘El Semáforo’

Público respetable; si la actuacion es loable, que no se les cruce el cable ni desenvainen el sable. Pero si una vez terminada resulta una bobada tengan preparada una gran cacelorada.

Avalados por el éxito del 'Un, dos, tres... responda otra vez' a comienzos de los 90, Jordi Estadella y Chicho Ibáñez Serrador volvieron a unirse (el primero como presentador y el segundo como director) un par de años más tarde, en 1995, para adaptar a nuestro país el formato de 'El Semáforo'. Procedente de Italia y con una mecánica ridículamente simple, el concurso-espectáculo que proporcionaba su minuto de gloria en televisión a todo el que lo quisiera se mantuvo durante tres años en antena, siendo el programa pionero de lo que hoy acostumbramos en llamar "programas de frikis".

Orígenes en la radio italiana

La idea original de 'El Semáforo' se atribuye a Corrado Mantoni, quien en 1968 creó un programa radiofónico para Radio 2 de la RAI, que se titularía 'La Corrida'. En él, todo aquél que tuviera una habilidad especial que mostrar a través de las ondas podía llamar por teléfono o acudir al estudio para dar rienda suelta a su espontaneidad. El programa se mantuvo once años en antena, hasta 1979.

Unos años más tarde, y tras el fichaje de Corrado por Mediaset, se propuso la versión televisiva del programa para Canale 5. A pesar de las reticencias iniciales del creador por temor a que se perdiera la espontaneidad frente a las cámaras, el programa se estrenó en 1986 con éxito de crítica y audiencia, y aún hoy sigue emitiéndose en la televisión italiana.

Los derechos del programa fueron comprados por Chicho Ibáñez Serrador a comienzos de los 90, siendo estrenado 'El Semáforo' en 1995 dentro de un mar de dudas. Con un presupuesto bajo, sin grandes decorados ni gigantescos premios (tan sólo un millón de pesetas para el ganador) y con una estructura que dependía, unica y exclusivamente de sus participantes y del público, 'El Semáforo' llegó a TVE-1 el 27 de octubre de 1995.

Un trío presentador muy peculiar

La eficacia de Jordi Estadella junto a Chicho Ibáñez Serrador ya había sido probada con el 'Un, dos, tres... responda otra vez', pero lo más destacado del equipo presentador era el peculiar dúo de féminas que le acompañaba. Por un lado, teníamos a una principiante Marlène Mourreau que todavía no había degenerado en el producto friki en el que se convirtió años más tarde, aunque ya utilizaba todas sus armas de mujer para conseguir atención en pantalla.

Por otro lado, una desaparecida Asunción Embuena que venía de la televisión pública andaluza, que se dedicaba a poner cara de cabreada frente a todo lo que ocurriera y a darle la réplica a las paridas que salían de la boquita de piñón de Marlène Mourreau. Francesa contra andaluza... ¡fascinante! Sin embargo, el cometido de estas dos no iba más allá que el de hacer las cuatro gracietas en pantalla, algo que, a mediados de los 90, era muy bien acogido por el público.

Jordi Estadella intentaba mediar entre sus disputas, y era el encargado de presentar a los concursantes y entrevistarlos tras su actuación. Lo más curioso de todo es que Estadella tenía orden de permanecer siempre en un lateral del plató, a la vista del público y de las cámaras, manteniendo una cara impasible por muy frikis que pudieran llegar a ser los concursantes.

Mecánica del concurso

Cada viernes (o sábado en su segunda etapa) se presentaban un determinado número de concursantes con una "habilidad particular", ya fuera la música, el baile, el don de la palabra o cualquier cosa que una persona pudiera considerar habilidad. Cada concursante tenía un minuto de gloria frente a las cámaras, un tiempo que podía aumentar o disminuir en función de la calidad que tuviera cada personaje

Al final de la actuación aparecía un semáforo en pantalla; si estaba en rojo, el público no podía emitir veredicto; con el semáforo en ámbar, había que ir preparándose la respuesta; y con el semáforo en verde, el público podía expresar su opinión con un aplauso o una cacerolada, en función de si les había gustado o no. El concursante que al final de la noche hubiera recibido más aplausos se llevaba un millón de pesetas a casa.

Y, por supuesto, tratándose de un programa de espectáculos de mediados de los 90, no podía faltar el cuerpo de baile, que cada noche se sacaba de la manga al menos un número musical. Muchas bailarinas fueron recicladas del 'Un, dos, tres...', así como algunas de sus actuaciones, que podían tener cualquier temática; desde congratularse a sí mismos por el éxito de audiencia hasta el anuncio del ganador de la noche.

Todo esto se completaba con vídeos de los concursantes en casa siendo valorados por sus familiares, famosos y famosetes que también se sometían a la valoración del público, y los acordes musicales de la orquesta del maestro Jose Antonio Quintano (siempre me ha fascinado el protagonismo de los directores de orquesta en estos programas).

El origen de los programas de frikis

Ni 'Factor X' en Cuatro, ni 'Tú sí que vales' en Telecinco. El verdadero pionero de los programas de frikis en nuestro país fue 'El Semáforo'; la única diferencia es que en los dos primeros era un jurado famoso el que valoraba las actuaciones, mientras que en 'El Semáforo' era el público el que decidía. Pero miradlo bien, detalles aparte, están todos cortados por la misma guía.

Tras su fin en 1998 (algunos dicen que terminó por orden del gobierno del Partido Popular, al considerar que no era un programa digno de una cadena pública), TVE recupero su esencia diez años más tarde, en 2007, con 'El Gong Show', un programa que llevaba más de 25 años de éxito en Estados Unidos. La motivación de la pública para retomar el formato fue el relativo éxito de 'Factor X' en Cuatro, pero no esta vez no tuvieron tanta suerte, y el programa fue retirado poco después.

El Semáforo

Orígenes en la radio italiana

El Semáforo
  • Título Original: ‘La Corrida’
  • Género: Concurso
  • Cadena: Canale 5
  • Emitida en España: TVE-1 (1995-1998)
El Semaforo ficha
  • Título Original: ‘La Corrida’

  • Género: Concurso

  • Cadena: Canale 5

  • Emitida en España: TVE-1 (1995-1998)

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