Tres cosas que no esperaba del final de ‘Como conocí a vuestra madre’ (y dos que sí)

Tres cosas que no esperaba del final de ‘Como conocí a vuestra madre’ (y dos que sí)
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Los finales de serie siempre son polémicos; es difícil contentar a todo el mundo pero sobre todo es imposible sobrevivir al escrutinio exagerado del segundo a segundo que provoca internet y las redes sociales. Cuando desenlaces tan consecuentes como el de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ reciben una crítica tan brutal que te preguntas qué serie han estado viendo todos estos años, lo más sano es separarse de esos extremismos y tratar de valorarlo acorde con el camino que se ha llevado a lo largo de los nueve años.

Personalmente me encuentro en un punto más neutral con respecto a este último episodio doble, a pesar de poder criticar la forma en la que han llegado a ello, es un buen final, fiel a la serie, emotivo y con guiños al espectador. Mi compañera Lorena escribía ayer una review menos complaciente, pero como es loable que tras tantas temporadas y giros la comedia haya sido capaz de sorprender, aquí va otra visión empezando por las tres cosas que no esperaba del final.

Barney y el amor de su vida

Después de incontables jugadas de ligoteo y de ser el gamberro superficial del grupo, la evolución de Barney le había convertido en alguien capaz de amar por la persona adecuada. Después de dedicar tanto tiempo y tantos altibajos a demostrar que detrás de tanto traje había un corazoncito, descubrimos que acaba divorciado de Robin. Es el giro más tramposo de este final, y es que tras tantas temporadas empeñados en cimentar esa relación, apenas había indicios de que esto pudiese pasar, y si los había no iban con él. Si la separación hubiese llegado únicamente por parte de ella, había sido más consecuente con el personaje que han construido durante tantos episodios.

Sin embargo, la confirmación de que Barney sí era capaz de cambiar y amar por la persona adecuada llega con el nacimiento del bebé, uno de mis detalles favoritos del episodio y un final de personaje precioso y muy lógico.

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You are the love of my life. Everything I have and everything I am it's yours. Forever

Ni Robin ni Tracy, ambas.

Llegados al penúltimo episodio de la temporada nadie podía imaginar que las cosas acabasen como lo hacen. Después de resolver la eterna duda sobre si Robin era o no la madre, con teorías que retorcían las palabras de Ted y el origen de sus hijos para buscar la forma de que lo fuese, al final ha resultado que no teníamos que elegir. La muerte de Tracy no ha sido ninguna sorpresa, pero sí ha asombra que para quedarse con una se ventilen a la otra de esta manera; choca sobre todo sabiendo que hace dos años que tienen grabada la secuencia final con los hijos.

Mi mayor crítica a la serie, tirada por tierra

Tras unas temporadas más irregular, para mí ‘Como conocí a vuestra madre’ remontó con la muerte del padre de Marshall. A pesar de su naturaleza de sitcom, encontró una nueva frescura en el tono agridulce de sus tramas, que fue creciendo hasta el final pero sin perder de vista el humor. El gran pero que nunca fui capaz de superar es el interminable y constante rodeo de Ted con Robin. Volver una y otra vez a lo mismo resultaba cansino y no aportaba nada nuevo. El final no anula esos momentos de poner los ojos en blanco durante temporadas pero culmina de forma coherente una historia de amor que llevan contando nueve años. Sorprendente, porque no es lo que habían estado construyendo últimamente, y aun así consecuente. Es loable.

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Pero no todo ha sido sorpresa en este finale; también ha habido lugar para el refuerzo de muchos de los elementos que han caracterizado las desventuras veinteañeras de Marshall, Lily, Barney, Robin y Ted. Estas son las cosas que sin duda esperaba encontrarme en esta despedida.

Emotividad y fragmentación

La novena y última temporada ha sido pasado, presente y futuro. Un fin de semana contado en una veintena de episodios pero también muchas miradas a lo que vendría; grandes hitos o pequeñas anécdotas en forma de flashforward. Otra de las críticas que leo sobre el final es que hayan relegado a los últimos 40 minutos conflictos y dilemas que requerían más desarrollo. Aunque deseásemos algo más de fundamento en los giros, en el fondo han sido fieles a la esencia de la serie, a esa narrativa fragmentada que les ha funcionado mejor o peor a lo largo de nueve años y que se ha intensificado en el último tramo.

Al igual que esperaba 40 minutos de narración extremadamente fraccionada en el final, también daba por garantizados los arrebatos sentimentaloides que tan bien se le han dado siempre a unos guiones que conseguían conmover hasta con la frase más ñoña. Han condensado sentimientos de amistad, de fraternidad, paternidad, apoyo, compañerismo, arrepentimiento y, en definitiva, amor en este desenlace.

Robin, el personaje más interesante

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A Robin le costó arrancar como personaje. Fue culpa principalmente de Ted –siempre es culpa de Ted-, pero ya cuando empezaba a flaquear su relación al inicio de la serie se atisbaba un personaje con un poso mucho más complejo de lo que aparentaba. En seguida, y apoyada por la estupenda Cobie Smulders, Robin despegó y nos ha regalado muchos de los momentos más divertidos de ‘Como conocí a vuestra madre’; pero no sólo eso, sino que la profundidad de su perfil siempre ha sido la más estimulante de la serie; mucho más que todos los dilemas emocionales de Ted, que el peterpanismo de Barney o que los pocos conflictos de los adorables Marshmallow y Lilypad.

Con este final se ha confirmado todo el poso dramático que había ahí, todos los dilemas y aspiraciones del personaje, que han logrado interesarnos y emocionarnos de forma muy orgánica con el devenir de su carrera y su vida personal a pesar de ser contado en muy pocas y deslavazadas secuencias. Esa intensa confesión a Lily en el apartamento vacío significa tanto como su expresión al entrar en el MacLaren’s tras tanto tiempo sin verles.

En fin, un repaso muy personal de lo que ha sido el final de ‘Cómo conocí a vuestra madre’, uno con sus más y sus menos que he disfrutado a pesar de todo. Es uno de esos eventos televisivos que marcan época (no todos los días se acaba una serie tan vista y tan longeva) y al final cada uno hace balance de lo que le ha dado una serie, y mi conclusión final queda mucho más en el lado positivo de las sonrisas, las frases inolvidables y los momentos entrañables.

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