'Scandal', la serie quema-tramas por excelencia

'Scandal', la serie quema-tramas por excelencia
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No hay serie más loca que ‘Scandal’. No es una cuestión de horror o calidad, esto es un hecho. No hay ni una sola serie que ofrezca giros más bestias ni que ponga a sus protagonistas en situaciones más limites. Puede que a su creadora Shonda Rhimes la viéramos venir a la legua en ‘Anatomía de Grey’ con cada progresión dramática, pero aquí es un festín de sorpresas cada semana. En la segunda temporada le cogió el tranquillo, en la tercera se está saliendo de madre.

Sólo hace falta ver el ritmo endiablado de lo que llevamos de temporada. No hay tiempo para el respiro, no hay tiempo para ponerse blando. ‘Scandal’ ni tan siquiera se permite el lujo de poner en ralentí las imágenes cuando la resuelve-problemas de Olivia Pope se encuentra con el Presidente de los Estados Unidos, Fitzgerald Grant. Antes constituían un tercio del episodio y la cadencia cambiaba, de repente la atmósfera era más plácida y más sensual (y mucho más aburrida). Ahora, en cambio, todo es histérico como si Shonda dijera “rápido, rápido, que el espectador se aburre y necesita un chute”. Y no, es imposible aburrirse.

Primero de todo y antes de entrar en materia, quiero que quede claro que no soy uno de los defensores de ‘Scandal’. Al contrario, me provocaba bastante urticaria y creo firmemente que es la serie peor interpretada de la televisión (a años luz de las demás, incluso las de la CW), que tiene algunas de las líneas más ridículas (todavía no supero cada mención a los “gladiators in a suit” o “the leader of the free world”) y que estéticamente es molesta. No entiendo como los epilépticos no mueren en el sofá ante semejante desfile de flashes, pues superan de largo los rayos cegadores de Pikachu que provocaron tantos problemas en Japón. ¿Será que Olivia y Cyrus lo han tapado? Podría ser.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

A la tercera va la vencida

Hay que reconocerle algo a ‘Scandal’: esta tercera temporada es mejor. Podía parecer que tras su segunda temporada se les habrían acabado los cartuchos (al fin y al cabo, amañar unas elecciones podía ser un salto del tiburón) pero nada más lejos de la realidad. Todo ha ido a más y, hasta en los momentos en los que parecía que no podían meter más giros, rizaron más el rizo. Por supuesto me refiero al conflicto conyugal de la vicepresidenta. ¿Que su marido peca acostándose con otros hombres? Pues una fuerza sobrenatural le obligó a matarle y acabar con sus fechorías.

La Vicepresidenta en

Otra cosa es que estos avances tengan un desarrollo verosímil. Me fue absolutamente imposible creer que Cyrus y Sally pudieran evitar un estudio forense solamente con un abrazo. Como tampoco entiendo que nos vendan la terrible situación matrimonial del consejero del presidente con su marido como si afectase a Cyrus, teniendo en cuenta que la temporada pasada encargó el asesinato de su marido y tan siquiera parpadeó ante la idea. O la deriva de la pobre Mellie, que cada episodio cambia de parecer sobre Olivia: un día le lame el culo, el otro la insulta (y con derecho, que por algo ella es la esposa y Olivia es la amante). Por esto ‘Scandal’ jamás será televisión de calidad. Pero esto no quita que pueda ser un entretenimiento más adictivo, sobre todo ahora que le han encontrado el tono y corren como si tuvieran un torpedo en el trasero.

Hacer hincapié en todo lo que ha ocurrido es casi imposible y, como todavía no está muy claro qué ocurre con los servicios de inteligencia, pues no me meteré en semejante camisa de once varas. Pero hay algunas cosas que sí deben comentarse como la llegada de Lisa Kudrow. Era escéptico ante la incorporación de la actriz de ‘Friends’, no entendía cómo encajaría dentro del universo, pero fue todo un acierto. No solamente estaba a años luz de Phoebe y funcionó en el terreno dramático, Kudrow tuvo uno de los momentos de la temporada (esa entrevista con James Novak) y sólo espero que Josephine Marcus vuelva en la nueva tanda de episodios.

También hay que mencionar el rumbo de Quinn Perkins. Por fin hemos podido comprobar hacia donde se dirigía su vena psicópata y, cómo no, cometió el error de tontear con un asesino a sueldo. Pero lo más interesante será ver qué pasará con su relación con Huck ahora que este la torturó y se planteó matarla. Bueno, y hasta qué punto los miembros del bufete de Olivia podrán compartir habitación con un tipo que ya han descubierto que ni dudaría un segundo y les mataría con mucho gusto.

Quinn y Huck en

Los padres de Shonda

Pero donde hay más chicha es en las relaciones personales de Olivia Pope. Si bien la segunda temporada giró en torno a la idea que su única debilidad era Fitz, este otoño hemos visto un lado todavía más vulnerable. Ella es una muñeca que se rompió por culpa de su padre y de su madre. Gracias a ellos hemos entendido su obsesión por mantenerse profesional con todo el mundo, de negarse a tener lazos con los demás. Tuvo una infancia difícil, una infancia prácticamente huérfana, y estos padres llegaron a ‘Scandal’ para sacarla de su zona de confort.

No solamente fue muy sórdido pensar que su padre veía los vídeos donde su hija tenía sexo (eso es lo que tiene la vigilancia de 24 horas), fue increíblemente perturbador ver a su madre cortándose las venas con los dientes (dio más asco que la mayoría de las escenas de ‘The Walking Dead’). Ahora falta ver hasta donde llegan los tentáculos de estos dos: descubriremos si él puede mantener algo de influencia ahora que ha sido derrocado de su puesto (y su puede redimirse ante los ojos de Olivia de una vez por todas), y hasta qué punto su madre es un monstruo y qué motivaciones tiene para ser terrorista.

Sea como sea, esto es una prueba más de que Shonda Rhimes tiene algún tipo de trauma. Meredith Grey tenía una madre fría, ausente y tirana, y un padre alcohólico que la abandonó. Ahora Olivia tiene un padre mentiroso (y que encarga asesinatos) y una madre terrorista (y asesina). No puede ser casualidad. Pero, como es demasiado divertida la idea de que Shonda escribe estas historias psicotrópicas para quitarse los fantasmas de encima, mejor ni busco en su biografía. Prefiero esta ficción que tengo en la cabeza. ¡Y a ver con qué locura decide sorprendernos cuando ‘Scandal’ regrese el 27 de febrero!

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