'The Walking Dead' progresa adecuadamente

'The Walking Dead' progresa adecuadamente
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Tras el parón de dos meses al que FOX (en España, AMC en USA) nos sometió cual tortura china (con un final de mitad de temporada tan conmovedor como inevitable), ‘The Walking Dead’ regresó a nuestras vidas televisivas hace ya tres semanas. Tiempo suficiente para poder permitirnos hacer un análisis de esta segunda vuelta, de cómo están evolucionando la serie y, muy especialmente, sus personajes. Se han emitido tres de los seis episodios que restan para acabar esta segunda temporada, así que puede decirse que estamos casi llegando al clímax… o así debería ser.

Nebraska, su octavo episodio y primero desde el retorno, causó furor en USA, convirtiendo a ‘The Walking Dead’ en el drama más visto en un canal de cable, con 8,1 millones de espectadores y un aprobado unánime de la crítica. Por eso LaSexta no ha querido quedarse atrás y ya ha programado para mañana el retorno de los zombis, haciéndonos esperar mucho menos que con el inicio de temporada. Que una cadena generalista española ofrezca una ficción de esta calidad y tan sólo tres semanas después de que se emita en el país donde nacen las series es casi inédito en nuestra televisión y un hecho esperanzador para su futuro si la apuesta Serial Lover de la cadena sigue dando sus frutos.

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Un nuevo ‘Status Quo’

Se ha instaurado un nuevo orden. La matanza del pajar ha sacudido las vidas de los personajes, ya sea conduciéndoles al alcoholismo, forzándoles a reconsiderar su actitud o haciendo que se replanteen si sus decisiones son correctas. Con la acción de Shane y la resolución final de una trama que llevaba ya siete capítulos estirándose (la desaparición de Sophia), asistimos a un “reseteo” general del grupo, que se posiciona ante estos hechos. Todos saben que aquellos caminantes debían morir (hasta Hershel se ha convencido ya de ello, perdiendo toda esperanza), pero ¿se debía hacer de esa manera, tan impulsivamente, sin que los Greene pudieran hacerse antes a la idea?

La forma de actuar de Shane hace que surjan las inevitables sospechas sobre lo que ocurrió con Otis: ¿es siempre tan fácil para él matar? ¿sería capaz de cualquier cosa para defender al grupo? Y es que Shane es el gran incomprendido, el que toma las decisiones difíciles que nadie quiere asumir; el que no experimenta ningún tipo de dilema moral a la hora de enfrentar una situación comprometida. ¿Egoísta? ¿Frío? Racional. Esto no es la vida, es un apocalipsis zombi. Como él mismo diría, “basta de jugar a las casitas”.

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Y en eso estamos de acuerdo porque ¿no es acción lo que queremos? ¿No deseamos que nos enfrenten a situaciones por las que nos replanteemos nuestra propia ética? De hecho, toda la serie es el escenario perfecto para un análisis sociológico sobre la cooperación y los conflictos que conlleva, sobre el enfrentamiento entre el interés del individuo y el bien del grupo. Un grupo que lucha por un objetivo común, la supervivencia, pero que está marcado por las relaciones individuales, por sus enfrentamientos y sus conflictos personales. Incluso en una situación extrema, el ser humano no puede ignorar su naturaleza egoísta. “Huye de los muertos, desconfía de los vivos”.

Los Otros

No, no me refiero a la Iniciativa Dharma. Hemos estado tan encerrados en el micromundo de la granja, que casi nos habíamos olvidado de que puede haber vida ahí fuera. Hasta que han entrado en escena los otros: otros vivos. Pero como decíamos, la supervivencia del grupo requiere tomar decisiones difíciles. Su aparición será fundamental para la evolución de algunas tramas: Rick volverá a ganarse la confianza de Hershel; Glenn se enfrentará a sus propios miedos y se apartará de Maggie mientras Shane tendrá que aprender que quitarle la vida a alguien debe ser una decisión meditada.

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Cabe pensar que esta historia aún dará más de sí y que el personaje de Randall seguirá, de momento, en la serie. No tiene mucho sentido molestarse en practicar una cirujía de emergencia en pleno ataque de los caminantes para después abandonar al chico a su suerte, con una pierna amputada herida y sin ninguna posibilidad de vivir. La decisión sobre su destino final servirá para que Rick y Shane se enfrenten definitivamente por el liderazgo del grupo, asumiendo cada uno el rol que realmente le corresponde.

Personajes a la deriva

Si la presencia de ciertos personajes ha ido reduciéndose desde que retomamos la segunda temporada, en el último capítulo, 18 Miles Out, la acción se centra en los pesos pesados de la serie (Rick y Shane), en detrimento del resto del reparto, exceptuando la pelea de gatas que se libra entre Lori y Andrea. Con su ausencia reiterada, algunos personajes corren el riesgo de convertirse en prescindibles para los espectadores, que ni siquiera los echan de menos. Tal vez su retirada temporal se deba a que había algo mucho más importante que contar: el liderazgo del grupo estaba en juego y del resultado de esa lucha dependerá el destino del grupo.

Parece que el futuro de la serie pasa casi obligatoriamente por hacer sacrificios personales. Como todos sabemos por los documentales de La 2, que nunca nos perdemos, en la manada de ñúes que huye de un león, los más débiles, los rezagados, son los que tienen todas las papeletas de ser cazados. Estamos asistiendo al retiro (voluntario o involuntario) de personajes como Daryl, que no ha acabado de digerir la muerte de Sophia o Dale, que se aparta del grupo para no estar cerca de Shane. ¿Es esto indicador de algo? No hay más que googlear sobre el tema para descubrir ciertos rumores, confirmados por el propio Kirkman.

Vuelve la acción

No han sido pocas las voces que acusaban a la serie de acomodarse demasiado, bajando el ritmo que marcó un primer capítulo trepidante e incumpliendo así las expectativas generadas. Tampoco ha faltado quien ha defendido ese carácter personal de una serie que, nos guste o no, es una de esas “de personajes”. De hecho, si revisamos el origen de esta zombimanía, en las películas de culto del género las relaciones entre los vivos cobraban más significancia que su enfrentamiento con los muertos: al fin y al cabo todo esto va de la naturaleza humana, la que revela en una situación extrema.

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Sin embargo, en estos tres capítulos hemos asistido al esperado regreso de la intriga, del aliento contenido, de las escenas de lucha más inverosímiles pero también más emocionantes. Nadie olvida que ese es el contexto que da razón de ser a la serie; tampoco lo hacen sus responsables, que se saben en deuda con un público sediento de escenas impactantes. Desde luego, seguimos teniendo nuestra dosis de asquerosidad, aunque parece que a ciertas imágenes nos vamos acostumbrando. ¿Seguirá ‘The Walking Dead’ por esta línea? ¿El ritmo irá in crescendo hasta la apoteosis final? No sé si llegará al sobresaliente, pero desde luego, progresa adecuadamente.

En ¡Vaya Tele! | ‘The Walking dead’, las cinco escenas más impactantes de la segunda temporada

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