Cómo un trauma y un acosador hicieron que Fran Drescher cambiara para siempre la historia de las sitcoms con 'La niñera'

Cómo un trauma y un acosador hicieron que Fran Drescher cambiara para siempre la historia de las sitcoms con 'La niñera'

Pasaron de las risas enlatadas a las risas contratadas, e influenciaron a todas las sitcoms de la época. Fue una solución nacida del miedo

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La Ninera

La huelga de actores tiene una cara visible, alguien que no está dispuesta a dejar que le tosan. Y los estudios lo saben: Fran Drescher, a sus 66 años, nunca se ha dejado manipular por nadie. El ecosistema actual de Hollywood la ha devuelto a la primera plana y ha hecho que se recuerde -y reivindique- 'La niñera', la sitcom que a mediados de los 90 lo cambió absolutamente todo... a pesar de que fuera por el motivo más oscuro posible.

La cena terrorífica

Enero de 1985. Fran Drescher y su marido, Peter Marc Jacobson (su amor desde los 15 años) estaban cenando con una amiga en su casa de Los Angeles. Entonces, de improviso, dos ladrones armados rompieron la puerta de la casa, la desvalijaron, atacaron y ataron a Jacobson y violaron a Drescher y su amiga a punta de pistola. Fue traumático, terrible y marcó para siempre la vida de la actriz. El violador, aseguran, estaba en libertad condicional y, después del crimen, fue condenado a dos sentencias de por vida.

Eso no consoló a la pareja, a la que le costó mucho salir adelante. Durante esos años, sus trabajos en cine y televisión, aún muy pequeños, menguaron aún más mientras sanaba: apareció en capítulos sueltos de 'Juzgado de guardia', '¿Quién es el jefe?' o en la película 'UHF', junto a Weird Al Yankovic. Su carrera se mantenía, en el mejor de los casos, en lugar de ir hacia arriba. Lo que no esperaba es que un viaje transatlántico en 1991, a sus 34 años, le iba a cambiar la vida para siempre.

Princesas

De repente, se encontró sentada al lado del presidente de CBS, Jeff Sagansky, en un vuelo a París. Se conocían levemente: ella había sido una de las tres protagonistas de 'Princesses', una sitcom que solo duró ocho episodios -de los que se emitieron cinco-. De hecho, Drescher iba a París solo como escala para ver en Londres a Twiggy, que había sido su compañera en la serie. Al encontrarse con su inesperado compañero de asiento, no perdió la oportunidad: empezó a hablar con él y fue tan convincente que al llegar a París ya había cerrado una reunión para escuchar su propuesta de sitcom. Bueno, suya y de su marido. Aún no lo sabía nadie, pero había nacido 'La niñera'.

Julie Andrews mal

En aquel momento, Drescher aún no sabía lo que le iban a presentar. Y no lo supo, de hecho, hasta que no vio en Londres el look de las chicas británicas de internado. La actriz empezó a pensar en cómo reaccionaría ante las niñas si no se pusiera en modo parental. O dicho de otra manera, un giro a 'Sonrisas y lágrimas' solo que cambiando a Julie Andrews por ella. Y funcionó. Vaya que si funcionó.

Nanny

El 3 de noviembre de 1993 se estrenó 'La niñera' en CBS y... no fue el éxito que todos esperaban. Es más, estuvo al borde de la cancelación y solo se salvó porque Sagansky siguió peleando por ella. Los anunciantes, por su parte, creían que la serie había ido demasiado lejos en cuanto a representación étnica y pidieron que Fran interpretara a una mujer italo-americana en lugar de judía, algo a lo que ella se negaba en balde. Al final, la constancia funcionó y se convirtió en un éxito que solo fue creciendo con el tiempo: en las temporadas 2 y 3 se encendía la televisión para verla en 12 millones y medio de hogares en Estados Unidos. Internacionalmente era todo un éxito. Todo iba bien. ¿O no?

Os preguntaréis por qué os he contado la historia de la violación. No, no es por el simple impacto, sino porque es de vital importancia para entender las siguientes decisiones de la actriz: coincidiendo con la subida en popularidad de la serie, ella tuvo un acosador personal, una persona mal de lo suyo que no paraba de llamar, colgar cartas fuera de su casa para que tuviera que verlas sí o sí e incluso colarse dentro del set de rodaje de CBS. Y si de normal ya daría miedo, imaginad con el trauma viviendo en su cabeza.

Que se rían otros

Drescher, con razón, temía por su vida, y gastaba gran parte de su dinero en contratar seguridad para ella dentro y fuera de la serie. Pero había un problema: 'La niñera', como tantas sitcoms por aquel entonces, se rodaba delante de público en directo, lo que daba lugar a que acosadores pudieran tener acceso al reparto. A mediados de la primera temporada, ante la insistencia y el miedo de la actriz, se dieron cuenta de una realidad: la serie, a mitad de rodaje, no podía rehacerse para meter risas enlatadas en lugar de las naturales, por lo que el público seguiría acudiendo a las grabaciones. La actriz solo vio una salida, por absolutamente inaudita que fuera: contratar extras para que se rieran.

Dicho y hecho: el estudio llamó a una de las agencias de casting más reputadas de Estados Unidos, Central Casting, para conseguir entre 30 y 40 personas dispuestas exclusivamente a reír. Y todo era nuevo también para ellos: sin importar si eran las siete de la mañana o las ocho de la noche, todo lo que pedían a los extras es que se pudieran reír de forma creíble en cualquier momento. Se pagaban 75 dólares por día y el trabajo era, literalmente, el que antes hacía el público en directo, pero sin posibilidad de error. Fue tan exitoso que el resto de sitcoms del momento empezaron a contratar gente para reír, un fenómeno que aún dura hasta el día de hoy y ha hecho conocida en la industria a su artífice, Lisette St Clair.

Hoy en día, aunque se solicite menos, St Clair se sigue ocupando de las risas pagadas y concertadas, dividiendo a los actores de carcajada en tres niveles: el A, para los selectos; el B, para los secundarios; y el C, para cuando -literalmente- se hiele el infierno. Por su parte, Drescher acabó separándose de su marido, el co-creador de la niñera, en 1996 (y divorciándose en 1999). Tras el divorcio, él confesó que era gay, y ella se convirtió en una defensora a ultranza de los derechos LGTB. Es más: en 2011 ambos crearon la serie 'Happily divorced' contando sus vidas. Diez años después, los miembros de SAG-AFTRA la eligieron para defender sus intereses. Y, como hemos visto, no es de las que se amilanan. El resto es historia.

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