Ciencia-ficción: 'The Blob. El terror no tiene forma', de Chuck Russell

Ciencia-ficción: 'The Blob. El terror no tiene forma', de Chuck Russell

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Ciencia-ficción: 'The Blob. El terror no tiene forma', de Chuck Russell

Cuando hace algo más de dos años comentábamos en este mismo ciclo 'La masa devoradora' ('The Blob', Irvin S. Yeaworth Jr., 1958), de entre lo que se desarrollaba en el artículo se citaba, obviamente, tanto a su tardía continuación como al remake que Chuck Russell llevaba a cabo en 1988. Y hete aquí que, veintiocho meses más tarde, y habiendo transitado ya por las tres décadas que separan a original de versionado, llegamos hoy precisamente a 'The Blob' (id, Chuck Russell, 1988).

De ella decía entonces en las líneas que le dedicaba a la risible cinta de Steve McQueen y tirando de la vaga memoria que guardaba de su visionado el año de su estreno, que la versión ochentera "se cebaba mucho más en los estragos del ente devorador y en lo descerebrado de los jóvenes protagonistas". Y lo cierto es que, si bien mis recuerdos no andaban muy desencaminados y esta nueva y bastante fidedigna versión de la historia de la masa amorfa que va devorando cuanto encuentra por su camino, hace mucho más hincapié en las truculentas e imaginativas muertes de los diversos protagonistas, lo que aquí encontramos supera con mucho al producto original.

'The Blob', muerte y diversión

The Blob 1

Si así es, y si el filme podría llegar a alcanzar la calificación de "clásico (ignorado) ochentero" es debido a que, como ya hicieran 'La cosa' ('The Thing', John Carpenter, 1982) y 'La mosca' ('The Fly', David Cronenberg, 1986) —en menor medida que éstas dos obras maestras del género, claro está—, 'The Blob' sabe como reinterpretar las claves de la producción original y darles una visión más contemporánea y, sobre todo, porque la actualización de la criatura bajo las más avanzadas técnicas de efectos visuales consigue que la masa rosa de aspecto gelatinoso luzca de tal manera que esté en disposición de ganarse un puesto entre las mejores criaturas del género.

Bajo uno de los pocos cambios más visibles que Russell y Frank Darabont —sí, habéis leído bien, el bueno de Frank es co-guionista de la producción—, la masa pasa de ser un ente alienígena llegado en meteorito a un experimento de carácter militar que se ha "ido de madre" llegando a un pequeño y típico pueblo de la américa profunda en el que se irá merendando a los incautos que se crucen en su camino. De hecho, uno de los detalles más de agradecer del transcurso del metraje es que, sobre todo en sus momentos iniciales, sea complicado anticiparse a quién será la próxima víctima del ente fagocitador, algo que, como imaginaréis, juega muy a favor de pasarlo bomba con el filme.

A la diversión que se deriva de cada imaginativo deceso —todos ellos diferentes y todos ellos brillantemente ejecutados tanto en dirección como en lo que al departamento de efectos visuales se refiere— se suma el humor consciente que los dos escritores aportan a un guión que es un festival de lugares comunes y personajes arquetípicos y resulta muy evidente que, si se ve bajo la óptica equivocada, 'The Blob' pasaría a engrosar las muy abundantes filas del entretenimiento olvidable que tantas y tantas veces hemos visto, ya en éste ciclo, ya en el repaso de la década de los ochenta que seguimos haciendo de forma intermitente en Cine en el salón.

The Blob 2

En otras palabras, si al analizar el filme intentamos aplicar un esquema de valoración "serio", está claro que sería muy sencillo destrozar los noventa y cinco minutos de principio a fin. Pero si lo contemplamos con una mirada menos estricta —a fin de cuentas, es una cinta en la que los adolescentes "salvan el día" de las formas más peregrinas— las sensaciones que 'The Blob' deja, puntualizadas por alguna decisión de reparto muy afortunada —el sheriff interpretado por Jeffrey DeMunn, el rebelde al que da vida Kevin Dillon— y por una ingeniosa dirección de Russell, se alejan bastante de los muchos sub-productos de la década.

A ver, que nadie se acerque a ella ahora pensando que va a darse de bruces con una mayúscula joya que, de alguna incomprensible manera, había quedado sepultada bajo los mejores títulos del género de hace treinta años. No van por ahí mis alusiones, sino por el hecho de que, al plantearse como una mirada desenfadada y gamberra al cine de ciencia-ficción que no tiene inconveniente en echar mano de todos los tópicos posibles para parodiarlos de forma descarada, 'The Blob' consigue situarse muy por encima de la media. Y si no me creéis, dadle una oportunidad, apostaría a que no os arrepentís.

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