Cine en el salón: 'Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby', la grandeza de Don Bluth (I)

Cine en el salón: 'Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby', la grandeza de Don Bluth (I)
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Liberado ya de la responsabilidad de dar cierre al especial de Ridley Scott, retomo a partir de hoy una sección que algunos de vosotros habíais expresado "echar en falta" y que, continuando por los mismos terrenos por los que se quedó hace diez meses, seguirá abundando durante bastantes semanas en traeros títulos y más títulos de esa prolífica década que fue la de los ochenta. Una década de la que ya hemos hablado hasta la saciedad en este apartado de Blogdecine y que, durante las tres próximas semanas centrará su atención en un gran nombre, el de Don Bluth.

Respondiendo a la petición que uno de vosotros me hacía a principios del mes pasado en la primera entrada con la que arrancaba de nuevo el especial Disney, los tres viernes que siguen los vamos a dedicar a refrescar las que servidor considera las tres mejores cintas de animación que salieron de esa genial factoría que el antiguo animador de Disney fundó desde la nada y casi llevó a lo más alto. Un puesto al que sin duda habría tenido acceso si no hubiera sido por cierta sirena de la competencia que, literalmente, obliteró los esfuerzos que Don Bluth Productions había llevado a cabo desde que su máximo responsable decidiera abandonar la casa que lo vió nacer como profesional.

Un estudio de rebeldes

Nimh 1

Airados por no comprender el porqué Disney seguía aferrándose de manera tan absurda a unos esquemas pasados que ya no funcionaban, Don Bluth, Gary Goldman, John Pomeroy y otros ocho animadores de la compañía abandonaban la misma en 1979, dejando así el lugar en el que se habían desarrollado como virtuosos de este muy particular sesgo del séptimo arte cuando la producción de 'Tod y Toby' ('The Fox and the Hound', Ted Berman, Richard Rich y Art Stevens, 1981) estaba bastante avanzada y sólo faltaban un par de años para su estreno.

Curiosamente, el abandono de este insigne grupo de artistas supondría un duro golpe para la casa de Mickey hasta tal punto que, entrados ya los ochenta —y como hemos apuntado hasta la saciedad—, la productora intentara buscar esas nuevas formulaciones que Bluth y sus colegas planteaban, sin ser conscientes que las mismas no pasaban por todo aquello que los estudios estrenaron durante aquellos dos lustros y sí por los esfuerzos que el grupo de "rebeldes" planteaba, esto es, la firme creencia que la animación sólo podría sobrevivir si se abandonaban los procesos de abaratamiento de costes y se investigaba en la recuperación de técnicas tradicionales mezcladas con las nuevas tecnologías.

De hecho, entre las técnicas que la compañía comandada por Bluth —que comenzó a trabajar en el garaje de éste— experimentó para 'Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby' ('The Secret of NIMH', Don Bluth, 1982) encontramos procesos más que conocidos como la rotoscopia que se entremezclaron con pases múltiples de la cámara para lograr sombras transparentes, animación retroiluminada —algo que se observa, por ejemplo, en los ojos de Nicodemus y el Gran Búho— o múltiples paletas de color para un mismo personaje según el ambiente en el que éste tuviera que moverse, provocando por ejemplo que la Sra. Brisby tuviera hasta 46 cartas de color diferentes.

'Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby', un gran paso para los dibujos animados

Nimh 2

Basado en la novela infantil de Robert C. O'Brien publicada a principios de los setenta, y cambiado el nombre de la protagonista de Frisby a Brisby para evitar posibles litigios con Wham-O, la compañía que había inventado el Frisbee, asomarse hoy a 'Nimh...', treinta y tres años después de su estreno es hacerlo a una producción animada que conserva intactos todos y cada uno de los encantos que la deberían haber llevado a algo más que el moderado éxito de taquilla que terminó siendo aquél 1982 en el que compitió, eso sí, con pesos pesados como 'E.T el extraterrestre' ('E.T the extraterrestial', Steven Spielberg).

Como suele pasar, el tiempo termina poniendo las cosas en su sitio y, como decía, el que 'Nimh...' no haya envejecido ni un ápice desde su estreno habla mucho y muy bien de lo que Don Bluth y los profesionales bajo su mando lograron con un filme que, para empezar, juega en terrenos que se apartan de forma consciente del infantilismo al que Disney había reducido sus esquemas durante los setenta para dar un viraje hacia la búsqueda de un público diferente, el mismo que la citada compañía intentaría encontrar hace treinta años y al que el presente filme alude en formas que superan los muchos y equivocados esfuerzos del titán de la animación.

Ello se denota para empezar por el oscuro talante que reina en gran parte del metraje —la escena de la conversación entre Brisby y el Búho es terrorífica— y la temática algo más adulta que éste aborda. Continua en la definición de unos personajes que aún respondiendo a los esquemas de "buenos y malos" no son tan acomodaticios como los que podíamos ver en esos momentos en el mundo de los "dibujitos". Y finaliza en la clara reducción de los momentos dedicados a los más peques —que se reducen a la inclusión de ese cuervo torpón y alocado llamado Jeremy—, algo que el chaval de siete años que servidor era por aquél entonces ya supo valorar como algo tremendamente positivo.

Nimh 4

Todo ello viene a unirse a una animación fascinante que el equipo de profesionales de Don Bluth Productions completó en un tiempo récord y con un presupuesto muy ajustado, cortapisas ambas que 'Nimh...' no acusa en momento alguno y que, antes bien, parece que terminó estimulando la concreción de unos resultados asombrosos. Ya estemos hablando de sus personajes, dotados de una vida y una expresividad asombrosa; ya de unos fondos cuidados con un mimo y un esmero espectaculares, si hay algo que nunca podrá achacársele a este título es que el objetivo de dar con algo diferente no se cumpliera al 100%.

Un "algo" que la maravillosa partitura de Jerry Goldsmith no haría sino reforzar hasta límites estratosféricos: el legendario músico —al que servidor considera el mejor compositor de música de cine que ha dado la historia del séptimo arte— consiguió dotar a 'Nimh..' de la misma arrebatadora personalidad que le había conferido a sus grandes composiciones hasta el momento, y entendió a la perfección la complicada mezcla entre los dos mundos que se encontraban en la cinta —el infantil y el adulto—, algo observable de forma directa en el choque frontal de sonoridades que se produce, por ejemplo, entre la preciosa nana escrita para Timmy, el hijo pequeño de la protagonista, y la gravedad que comportan las orquestaciones reservadas a Nicodemus, el búho o todo el clímax final.

'Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby' es, en definitiva, un filme portentoso que suponía la piedra fundacional sobre la que producciones venideras de la compañía se apoyarían para regalarnos tres de las cinco mejores producciones animadas de los ochenta. Tres producciones preciosistas y hechas desde un profundo cariño y respeto hacia el medio que deberían ser valoradas, no por servir a la Disney como el revulsivo necesario para redescubrir el camino a tomar, sino porque sin ellas la generación a la que pertenezco habría caminado durante diez años por un erial intransitable.

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