'Cuerpos especiales', cuando las mujeres se apropian de una buddy movie

'Cuerpos especiales', cuando las mujeres se apropian de una buddy movie
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La buddy movie, que es algo así como películas de colegas, ha evolucionado, o todo lo contrario desde los tiempos en los que Stan Laurel y Oliver Hardy hacían reír a medio planeta. Un salto pasando por encima de Jerry Lewis y Dean Martin o Jack Lemmon y Walter Matthau —otros ejemplos de parejas de hombres en el séptimo arte— hasta llegar a 1982, año en el que Walter Hill abre el camino en las buddy movies hacia el thriller de acción con 'Límite: 48 horas' ('48 Hours') para cinco años más tarde ser asentado del todo por Richard Donner en su celebrada 'Arma letal' ('Lethal Weapon', 1987) y a partir de ahí el filón se explotó como siempre en demasía. 'Cuerpos especiales' ('The Heat', Paul Feig, 2013) es la muestra en versión femenina de algo que hasta hace bien poco pertenecía por derecho propio a los hombres, o eso creíamos ya que algunos parecen olvidarse de aquella obra maestra de Ridley Scott titulada 'Thelma & Louise' (1991), que bien podría enmarcarse dentro del grupo.

'Cuerpos especiales' une a las muy de moda Sandra Bullock y Melissa McCarthy, la primera después de estar en boca de todos gracias a la laureada obra de Alfonso Cuarón 'Gravity' (id, 2013), y la segunda por hacer el mismo tipo de personaje una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Reunirlas a ambas en una película no es una mala idea vista desde una perspectiva económica, el film ha recaudado en los Estados Unidos una buena suma de dinero, la suficiente como para anunciar ya su secuela; y tampoco lo es desde la perspectiva de los que queremos calidad cuando la silla del director la ocupa Paul Feig, alguien que me había hecho reír a carcajada limpia con su anterior trabajo, 'La boda de mi mejor amiga' ('Bridesmaids', 2011), protagonizada por una pletórica Kristen Wiig, y que a pesar de contener momentos verdaderamente hilarantes padecía el mal de la comedia actual, es demasiado larga, como también lo es la que nos ocupa.

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(From here to the end, Spoilers) Sandra Bullock da vida a Ashburn, agente especial del FBI que es la mejor en lo suyo, superando y dejando en evidencia al resto de compañeros, la mayoría hombres que se quejan de los aires de superioridad de la misma. Su jefe, un muy cambiado para la ocasión Demian Bichir, la designa a seguir una pista por Boston, ciudad en la que Ashburn tendrá que trabajar acompañada de la policía Mullins (McCarthy), quien también ejerce un poder negativo en los hombres a los que trata como si fueran basura. Lo cierto es que las posibilidades de guerra de sexos están desaprovechadas con este personaje que sin duda daba mucho más juego. Imagino que la escritora Katie Dippold no quiso cargar las tintas, pero ciertamente que la película en algunos momentos pide a gritos se nos deje a la altura del betún. Pero una vez más, lo políticamente correcto, en estos tiempos, hace acto de presencia para nuestro malestar general.

'Cuerpos especiales' —toma titulito que nada tiene que ver con el original, pero callaos, la taquilla manda— se basa todo el metraje en mostrar a ambas actrices haciendo el tonto, no creo que se pueda explicar de otra forma. Y para hacer el tonto hay que valer. No digo que la película no tenga instantes inspirados, pocos, algún chiste genial —todo lo relacionado con el jefe de policía de Mullins es delirante—, pero la mayoría de las veces alarga hasta el aburrimiento las situaciones, un mal demasiado presente en la comedia actual y que Judd Apatow y sus imitadores se han encargado de instaurar. Instantes como el de la visita a la familia de Mullins no aportan absolutamente nada a la trama más allá de llenar la pantalla de personajes a cada cual más raro. Ahí quien se lleva la palma es Tony Hale —impagable en la desternillante 'Arrested Devolepment' (id, 2003-2013)—, que con su breve intervención, también demasiado alargada, se hace con la película.

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Claro que si hablamos de trama, digamos una pequeña historia criminal mínimamente interesante ésta no existe ni aparece por ningún lado. Quien esté acostumbrado y haya visto mucho cine verá venir la posible sorpresa que depara el argumento con la identidad de cierto villano. Pero eso no es lo importante en 'Cuerpos especiales', sino su pareja protagonista metida siempre en problemas en un mundo dominado por hombres. Chistes en la comisaría poniendo en duda las decisiones de sus jefes y compañeros, juergas en un bar donde dan rienda suelta a sus aptitudes para bailar tras pillarse una buena cogorza, chistes sobre los albinos, chistes sobre los villanos, y subrayar de vez en cuando el hecho de que cuando un hombre se acuesta con una mujer pretende ya casarse, detalle tan cruel como realista. Todo ello en casi dos horas de duración que terminan cansando.

'Cuerpos especiales' adolece además de esa maldita costumbre de muchas de las comedias actuales que presumen de ser políticamente incorrectas. Primero empiezan a lo bestia, metiéndose con todo, sin pelos en la lengua como el personaje de Mullins podríamos decir, pero termina destilando una muy irritante moralina sobre la familia, la amistad y de pasada el amor. Sandra Bullock jamás me ha hecho reír en comedia, pero quien me resulta totalmente insoportable es Melissa McCarthy, para quien no parecen existir términos como contención o control. Hay instantes en los que la actriz parece estar improvisando, uno de sus supuestos fuertes, y un buen par de tijeretazos en el montaje no habrían venido nada mal. A esta tía la pones haciendo un monólogo de dos horas y seguro que se luce, en una película sus speechs llenos de tacos exasperan más que divierten.

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