'El corredor del laberinto', una saga que nunca llegó a despegar pero que se despide eficazmente con 'La cura mortal'

'El corredor del laberinto', una saga que nunca llegó a despegar pero que se despide eficazmente con 'La cura mortal'

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'El corredor del laberinto', una saga que nunca llegó a despegar pero que se despide eficazmente con 'La cura mortal'

Las distopías juveniles han gozado de una notable popularidad en Hollywood durante los últimos años. Con ‘Los juegos del hambre’ (‘The Hunger Games’) como mayor triunfo, fueron apareciendo nuevas sagas que en ningún caso lograron igualar su éxito. De hecho, todavía está por ver que ‘La serie Divergente’ ('The Divergent Series') llegue a tener un final y a estas alturas dudo mucho que ‘La quinta ola’ ('The 5th Wave') vaya a ir más allá de su aventura inicial.

La que sí ha logrado completar su historia es ‘El corredor del laberinto’ (‘The Maze Runner’), y eso que su tercera parte ha tenido que enfrentarse a muchas más dificultades de las previstas. La mayor de ellas fue la lesión de Dylan O’Brien, su protagonista, en pleno rodaje, provocando su suspensión e incluso sembrando las dudas sobre una posible cancelación. Finalmente el agua no llegó al río y se ha dado un eficaz cierre a una saga que nunca terminó de creer en sí misma.

Un inicio con poca personalidad

Runner

Si hay algo que merece la pena destacar de la primera, eso es que la película al menos se toma su tiempo para plantear el universo al que nos lleva, sus reglas y los motivos por los que deberíamos preocuparnos por ese grupo de adolescentes que están atrapados en un juego perverso que en cierta medida nos hacía pensar en ‘El señor de las moscas’. Esa loable iniciativa tenía una cara mucho menos amable: lo genérico que resultaba casi todo lo que proponía.

Desde los personajes, y eso que la corrección era la nota dominante en lo referente a las interpretaciones de su joven elenco, hasta las situaciones a las que tenían que enfrentarse, ‘El corredor del laberinto’ era una propuesta bienintencionada que simplemente no se atrevía a arriesgarse en nada. Es cierto que su contenido presupuesto -con 34 millones de dólares es la más barata de las tres con diferencia- limitaba visualmente al director Wes Ball, pero el guion tendría que haber dado ese paso adelante que la película necesitaba desesperadamente.

Laberinto

Lo que sí es cierto es que generaba la suficiente curiosidad para saber qué podría ser de ellos tras abandonar el laberinto. Ahí había una gran oportunidad para ‘Las pruebas’ (‘The Scorch Trials’), ya que la primera entrega se despedía sabiendo cómo dejar la incógnita por todo lo alto para que su irregular tramo final -había momentos en los que ese bajo presupuesto se traducía en detalles visuales mejorables- quedase en un segundo plano.

Ahí al menos no se puede hablar de un desastre al nivel de ‘La torre oscura’ (‘The Dark Tower’), pero sí de la oportunidad perdida para poder hacer algo realmente interesante con la saga. Se confió todo a un importante giro de guion que afectaba a uno de los personajes principales, pero se olvidaron de que tenían que mantener el interés del espectador para que le importase lo más mínimo qué iba a ser de ellos. De esta forma, esa revelación acababa provocando indiferencia después de todo lo sucedido.

Se hundió de forma clara

Pruebas

Es cierto que visualmente se notó la mejora, ya que Fox optó por casi doblar el presupuesto -aquí el coste subió hasta los 61 millones de dólares-, consiguiendo así momentos puntuales a los que resulta un poco ridículo ponerle pegas en sí mismas. El problema es que Hollywood nos ha dado tantos espectáculos visuales de primer orden que lo que hace Ball aquí a duras penas llegaba a ser otro más sin nada mínimamente revolucionario.

¿Qué hicieron sus responsables, que fueron los mismos de la primera -Ball se ocupó de nuevo de la puesta en escena y T. S. Nowlin de adaptar el libro original de James Dashner-, con esto? Desaprovecharlo de la peor de las maneras, ya que optaron por dejar la historia de lado para potenciar las escenas de acción con las que intentar impresionar al espectador. De eso tenía que ocuparse Nowlin y ahí el suspenso fue categórico.

Pruebas Dos

No solamente se incluyeron nuevos personajes que en la mayoría de los casos no iban a ninguna parte y en el mejor de ellos acaban resultando tan anodinos como los de la primera entrega -algo difícil de personar si añades a tu reparto a intérpretes como Aidan Gillen, Giancarlo Esposito, Lily Taylor, Alan Tudyk o Barry Pepper para elevar el listón interpretativo-, sino que la historia se dedicaba a dar vueltas sobre sí misma para no terminar de ir a ninguna parte.

En otras palabras, ‘Las pruebas’ acabó siendo una cansina transición hacia lo que de verdad estábamos esperando ver en lugar de una ampliación que ayudase a dar más profundidad a una historia que la necesitaba con urgencia. Sí, unos están experimentado y está por ahí la inevitable resistencia, ¿y qué más? Pues prácticamente nada, lo cual nos lleva hasta ‘El corredor del laberinto: La cura mortal’ (‘The Maze Runner: The Death Cure’).

‘El corredor del laberinto: La cura mortal’ es un cierre digno

Cura

Mi compañero Jorge ya comentó que estamos ante un cierre digno para la saga y estoy completamente de acuerdo con él. El problema llega cuando ves que los esfuerzos de todos los implicados en esta tercera entrega no pueden llegar a otro nivel por todo el lastre que la saga había ido acumulando hasta entonces.

Es cierto que en ‘La cura mortal’ vuelve a primar la acción por encima de la historia, pero aquí el balance entre ambas está algo más equilibrado, en parte porque no les queda más remedio al haber tomado la decisión de no dividir la novela final en dos películas. Esto es cada vez más habitual en las sagas literarias y muchas veces tiene un efecto negativo.

Cura Mortal Dos

En el caso de ‘El corredor del laberinto’ considero que es un gran acierto, ya que habíamos llegado a un punto en el que intentar dar más fondo a los personajes llegaría demasiado tarde para conseguir el efecto deseado y lo que se lograría es provocar notables altibajos de ritmo sin darnos nada que lo justificase.

Aquí la apuesta es intentar ir en todo momento hacia adelante y acomodar lo mejor posible la evolución argumental. El resultado es un efectivo pasatiempo que logra atrapar nuestra atención desde la primera escena, bien planificada y ejecutada por parte de Ball, y que luego nunca decae lo suficiente como para que uno desconecte de lo que suceda, algo que sí pasaba en la segunda entrega.

Además, ‘La cura mortal’ está cerca de conseguir otro pequeño milagro y que nos importen algunos de sus personajes. La película no llega a dar en la diana, pero sí que hay varias bajas y aquí es lo más cerca que la saga ha estado de que sintamos algo por ellos. Al menos se logra transmitir que sus pérdidas signifiquen algo, compensando así parcialmente que otros secundarios den la sensación de estar ahí simplemente porque tienen que estar.

Mortal

También es cierto que nunca se termina de quitar de encima el problema de carecer de una verdadera personalidad propia, pero eso resulta menos molesto porque el hecho de ser el colofón de la saga provoca que los acontecimientos se precipiten de forma constante, creando así un in crescendo dramático efectivo para que mantengamos los ojos centrados en lo que sucede en la pantalla.

Por encima de defectos y virtudes, lo que acaba imperando en ‘La cura mortal’ es la satisfacción que te deja por haber evitado que la franquicia se hundiera por completo dándonos un pasatiempo que se centra en intentar entretenernos. Se le podrán poner bastantes pegas y no osaría discutirlas, pero lo importante es que te deja con buen sabor de boca si ya sabes las limitaciones que la propia saga se había autoimpuesto previamente.

En definitiva, la trilogía de ‘El corredor del laberinto’ dista mucho de ser memorable y cuenta son una segunda entrega tan mala que no culparía a aquellos que incluso prefieran obviar la existencia de la tercera. No obstante, ‘La cura mortal’ es un aceptable entretenimiento que cierra la historia de forma correcta, justificando así que le dediquemos un par de horas de nuestro tiempo. ¿Pudo ser mejor? Sí, pero también pudo ser tan mala como ‘Las pruebas’. De hecho, lo segundo era más probable...

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