Una lección interpretativa que no da para mucho más: 'Matria' es un misery porn gallego que quiere ser Ken Loach

Una lección interpretativa que no da para mucho más: 'Matria' es un misery porn gallego que quiere ser Ken Loach

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Matria

Parece que, después de años ignorando los cortometrajes, la industria del cine español se ha puesto las pilas financiando películas basadas en las cosas que ya han funcionado anteriormente en formato corto. 'Cerdita', 'Unicorn Wars', 'Madre' o la actual 'Matria' son solo algunos ejemplos de que la misma historia, en dos formatos, puede crecer, modificarse, variar y expandirse... O dejar al descubierto que, tras la intensidad y el alma del proyecto inicial, no había nada de donde tirar.

Miña terra galega

'Matria' es misery porn gallego que sucede entre recoger mejillones, limpiar conserveras, viajes a Pontevedra y parejas con más alcohol que sangre. Y sería un simple escaparate del dolor si no fuera porque su protagonista es Ramona, tan luminosa en público como sombría en privado. La película empieza y termina en ella, y sin su carisma absolutamente nada de lo que le rodea tendría el más mínimo interés. Ella es el mayor hallazgo y, al mismo tiempo, castigo de una cinta que, al igual que su protagonista, sufre un encierro tan opresor como, en el fondo, rutinario.

Ramona es tu amiga. A lo largo de la película te apetece sentarte con ella, abrir una botella de licor café y charlar sobre las miserias de la vida, esa hija que no acepta su dinero, la amiga que aparece sin avisar y el perro del señor que cuida. Y en el fondo, es lo que Álvaro Gago, su director y guionista, te cuenta en una narrativa que al final convierte la historia en un mero suceder. En lugar de preparar un final, la cinta simplemente transcurre, como haciendo una torre de piedrecitas, hasta un final que podría haber llegado realmente en cualquier momento.

Matria 3

Al centrarse tanto en un personaje tan carismático y querido por todos los que la rodean, uno no puede evitar preguntarse el porqué de su relación sentimental, que en ningún momento explican o justifican: Ramona está con un hombre borracho y sin corazón, ella es consciente y no hace nada para resolverlo pese a la falta obvia de amor entre ambas partes. Esta extraña decisión que nunca acaba de cuajar abre el mayor melón en el que la película se embarra: el director está tan enamorado de su personaje principal que ignora la personalidad de todos los demás.

El cielo es siempre gris

Nunca llegamos a comprender a ningún personaje como lo hacemos con su protagonista. Al aparecer en todos los planos y asimilar toda la carga dramática, solo conocemos algunos pequeños datos sobre la gente a su alrededor, impidiendo así que podamos emocionarnos con cualquier evento que no le afecte a ella personalmente. Ramona es la única que no pasa del boceto, y, para comprender bien su arco dramático, también necesitaríamos saber algo más de su hija, su amiga o su marido.

Matria 2

La parte positiva es que nos permite admirar de cerca el trabajo de María Vázquez sin cortapisas ni distracciones. La actriz, que ya fascinó en la fabulosa serie 'Apagón' y ha participado en maravillas del cine español como 'Viaje al cuarto de una madre' o 'María (y los demás)', es capaz de modular su voz a la perfección, mostrar todos los detalles de la personalidad de su personaje con una sola mirada, encapsular todo lo que no es necesario decir en una sonrisa triste. Se hará una gran injusticia si en los próximos premios Goya se ignora su nominación.

Sin duda, lo mejor de 'Matria' es ese círculo vicioso de destrucción absoluta en el que entra su protagonista, que ve cómo su vida se convierte un agujero negro de la mala suerte que va destruyéndolo todo a su paso: trabajo, amor, dinero, familia. En el centro del huracán de una existencia tan gris como el cielo gallego, Ramona trata de mantener una doble cara a la que nadie es ajeno: la afabilidad y la sonrisa con los que le rodean, el sentimiento de vacío en su interior. Cuando el extraño balance de estos dos puntos clave de su vida se desmorona es cuando, al fin, se ve obligada a tomar las decisiones que ni siquiera se había llegado a plantear.

Me invade la morriña

A veces hay una querencia en el cine español independiente a creerse Ken Loach. Y 'Matria' no es menos: tomando el testigo de propuestas fallidas como 'En los márgenes', nuestra protagonista se enfrentará a todos los temas que pueda abarcar. La precariedad económica, el maltrato psicológico, la crisis de cuidados a las personas mayores, la falta de recursos de los jóvenes, un futuro repleto de dudas: al final el agobio termina convirtiéndose en rutina y perdiendo efectividad. Si quieres tirar a todas las dianas, al final no terminas por acertar a ninguna.

'Matria' es el testamento de una mujer que está viva por no morirse, fuma aunque sepa que no tiene bien el pulmón, ahorra para una hija que no lo necesita, acaricia al perro de otro, liga con quien no quiere tener nada. Es la protagonista de su propia vida, sí, pero al mismo tiempo vive en los márgenes del libro, como una presencia inevitable pero secundaria en la vida de todo el que le rodea. Y cuando por fin consigue la importancia debida, con la visita de su amiga, consigue arreglárselas para ser, de nuevo, una figura ausente.

Lo peor de la película de Gago es que nunca resuena como algo original: siempre es algo que ya hemos visto antes, que hemos conocido en mil películas y que nos han retratado mejor y peor. Ramona es un personaje increíble y su interpretación digna de estudio, pero fuera de ella no hay nada. Una vida vacía en la que no sabe cómo hacerse valer lo suficiente para no ser el segundo plato de su hija, el postre de su marido, la compañera silenciosa que no ha conseguido triunfar en la vida. 'Matria' esconde entre sus imágenes fuerza, resistencia y verdad, sí, pero no siempre es fácil verlo entre un mar de calamidades que, tristemente, acaban volviendose pura costumbre.

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