'Rebobine, por favor', un divertido homenaje al cine

'Rebobine, por favor', un divertido homenaje al cine
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'Rebobine, por favor' ('Be kind, rewind'), de Michel Gondry, se estrena esta tarde, 11 de abril. Cuenta cómo el dependiente de un viejo videoclub que aún se aferra al VHS se ve obligado a rerrodar todas las películas porque un amigo las ha borrado. Michel Gondry es famoso por '¡Olvídate de mí!', aunque disfruta de una celebridad mucho mayor en el mundillo publicitario y del videoclip, donde se encuentran sus verdaderas obras maestras. Su última cinta, 'La ciencia del sueño', se parecía más a una colección de este tipo de trabajos cortos que a un film, pero con la que estrena ahora, consigue que integrar sus caprichos en una historia con narrativa clásica.

Para lograrlo, Gondry echa mano de la trama más convencional y ñoña posible: hay que salvar la entrañable tienda de un señor viejecillo que simboliza… no es necesario seguir explicándolo si con cuatro palabras entenderéis perfectamente lo que quiero decir: "el barco de Chanquete". Pero eso no importa porque se trata únicamente de una excusa con la que el francés ofrece a los cinéfilos de gusto más comercial una mirada nostálgica a películas emblemáticas y, al mismo tiempo, realiza sus experimentos fílmicos destinados únicamente a minorías. Y no será rara la ocasión en la que estos dos tipos de público se crucen. Las películas que los personajes de Mos Def y Jack Black reinterpretan son destacados éxitos de taquilla y de alquiler. Si se conocen bien títulos como 'Cazafantasmas' o 'Robocop', las risas están garantizadas con la imitación de escenas, trajes y decorados. Es curioso incluso que la versión que hacen de '2001' parezca la imitación que se hizo en 'La hora Chanante' de su vídeoclip de Björk, para mí quizá el mejor momento de Joaquín Reyes y sus colegas. Tiene gracia también el nombre que se les ocurre sobre la marcha para denominar a estas películas: "suecadas" porque lo de que un film sea sueco siempre suena a importante y de importación, así pueden cobrar más por el alquiler. Todas ellas las podéis encontrar en su página web oficial.

El homenaje no es sólo al cine porque recrea estos films tan entrañables, sino también porque cualquiera que haya rodado un corto con amiguetes se encontrará reviviendo algunas de las escenas en las que hay que resolver los problemas de falta de medios de cualquier manera. Así, como ya lo fue 'Bowfinger', 'Rebobine, por favor' resulta divertidísima a quienes han pasado por apuros semejantes. El montaje "en cámara" que realizan ahorra bastante trabajo y complicaciones, pero te deja poco pie a la equivocación.

Y por el amor al rodaje vendría el otro ingrediente que os decía que tiene el film: los experimentos del señor Gondry. Quien conozca sus spots publicitarios y sus videoclips sabrá más o menos el modo que tiene de trabajar. Por ejemplo, para realizar un anuncio en stop-motion con piezas de lego, él y su hijo se tiraron semanas construyendo las figuras. Por ese motivo, no nos extrañaría pensar que la maquinaria que utilizan hacia el final de la película para reproducir con una cámara de VHS lo que hoy en día se introduciría en postproducción simplemente con el filtro "film look", fuese un invento que él mismo haya probado y quizá con el que de verdad haya rodado las escenas sobre Fats Waller. Cuando llega la grabación de este adel falso documental de los dos protagonistas, algunos caprichos –dicho en el buen sentido— del realizador resultan tan bellos en cuanto al tratamiento plástico y físico del cine, al juego con los soportes y con los modos de rodaje, que producen emoción.

Entre estos guiños tan geniales podemos encontrar el traje de camuflaje de Def en el inicio del film. Son detalles de nada que convierten 'Rebobine, por favor' en mucho más que una película entretenida.

Me gusta el mensaje que da sobre las leyes antipiratería. Después de haber imitado a Sigourney Weaver con una peluca patética en su versión "suecada" de 'Cazafantasmas', aparece la auténtica, dispuesta a destruir todas sus creaciones basándose en normas absurdas. Quienes les rodean y el público, es decir, el autor, está claro de qué lado se ponen.

Los personajes de los dos protagonistas son demasiado tontos y pueden ser un tanto cargantes. Además, es bastante difícil creer que lleguen a la conclusión de que la única forma de salir del apuro es rodando los films por su cuenta –podrían alquilar el DVD y copiarlo en la cinta VHS—. Es lo que se suele llamar "idiot plot". Pero vale la pena admitir que ese imposible ocurra y no darle importancia porque lo que viene detrás es muy grande. Y lo gordo que pudiese caernos el personaje de Black (no sólo literalmente) también se disipa cuando comienzan los rodajes.

Por lo tanto, 'Rebobine, por favor' es un film con muchas lecturas, donde la más evidente es la menos interesante: recaudación de dinero para salvar videoclub y personajes tan idiotas que despiertan poca empatía; la siguiente es la más divertida: homenaje con versiones muy personales de las películas de nuestra infancia; otra que gustará a mucho a algunos: lo que se sufre rodando algo sin un duro; y por último, la más estética o experimental donde se ver el alma de Gondry. Muy recomendable para cinéfilos de cualquier tipo.

Más información en Blogdecine sobre 'Rebobine, por favor' o 'Be kind, rewind'.

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