'Regreso a casa', el amor en una doble dimensión

'Regreso a casa', el amor en una doble dimensión

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'Regreso a casa', el amor en una doble dimensión

Desde que debutara como director en 1987 con la cinta ‘Sorgo rojo’ ('Hong gas liang') el cineasta chino Zhang Yimou ha estrenado multitud de películas, con temáticas bastante variadas pero casi todas con una constante en común: el amor. Además, en muchos de sus films, Yimou ha demostrado un especial interés por hacer un repaso a la historia de China y tanto esta tendencia, como el tema del amor se mantienen su película de 2014 ‘Regreso a casa’ ('Gui lai').

Como ya hiciera con ‘Las flores de la guerra’ (‘Jin ling shi san chai’, 2011) Yimou vuelve a tomar prestada una novela creada por la escritora Yan Geling para hablar sobre las consecuencias de la represión que supuso la Revolución Cultural en los años 70 para la sociedad en general y lo hace centrándose en el drama de una familia en particular.

Consecuencias de la Revolución Cultural china

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El film se divide en dos actos: el primero, que se desarrolla de manera más ágil y rápida en una estación de tren y que sirve para sentar las bases del segundo, nos presenta a Lu Yanshi, un preso político que escapa de la cárcel para reunirse con su esposa y su hija. El intento se ve accidentado y posteriormente frustrado, aunque tan solo tres años más tarde la Revolución termina y es liberado de un campo de trabajo en el noroeste.

Cuando llegue a casa y se encuentre con su mujer, se dará cuenta de que está apunto de enfrentarse a una condena mucho peor que la de estar en la cárcel: las cosas cambiado por completo aunque él no dejará de luchar por recuperar lo que un día tuvo. Tanto Lu Yanshi como su esposa (ambos a su manera) tienen que someterse juntos un proceso de “reencuentro mutuo” y esto se hace posible a través de los recuerdos del pasado (viejas fotos, cartas sin enviar, un viejo piano…).

A pesar de la devoción que se profesan los protagonistas en su intento de reconciliación, ambos toman formas totalmente opuestas, pero ninguna de las dos deja de ser un auténtico ejemplo de amor y lealtad. Yimou se mantiene fiel a su estilo y filma un desgarrador melodrama, con un ritmo más agitado en su primer acto que durante el resto de la película, en donde se muestra más pausado. Se trata de un film intencionadamente ligero en el aspecto político y profundamente delicado en lo sentimental.

La imagen final, estremecedora

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Y se mantiene en pie en todo momento gracias a las impresionantes actuaciones de Daoming Chen pero sobretodo de una excepcional Gong Li, que brilla con luz propia, haciendo de su expresión el elemento identificativo de la película. El principal problema que le surge a Yimou, es que tras un gran punto de partida y una vez establecido el conflicto principal, no sabe muy bien como seguir desarrollándolo y sacar provecho de él, por lo que al final acaba dando vueltas sobre una misma idea, tratada de uno u otro modo, pero la misma al fin y al cabo.

Supongo que para el drama que él pretendía contar no le quedaba más opción que hacer precisamente lo que ha hecho. Era necesario para transmitirnos la angustia, la desesperación y la impotencia ante la lucha contra un gigante tan demoledor como es el olvido. El final es tan emocionalmente hermoso como desgarradoramente sobrecogedor, llegando incluso a resultar doloroso.

Y es que la última escena del film evoca una reconciliación agridulce, una felicidad comprometida en un mundo imperfecto y también ensalza el perdón y la aceptación como la única manera de seguir adelante. A pesar de que el guión —que se ha encargado de adaptar Zou Jingzhi —(guionista de la película de 2013 ‘The Grandmaster’)— pueda parecer un poco reiterativo, ese maravilloso desenlace compensa con creces las posibles molestias.

'Regreso a casa': El olvido de una época dolorosa

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Al final lo único que importa y lo que permanece son los valores fundamentales como el amor, el perdón, el compromiso y la familia. Ellos sobreviven incluso en las circunstancias más terribles. Por otro lado, y volviendo al estilo de Yimou, la película está bellamente rodada, con mucha sobriedad y contención no solo en lo que al argumento se refiere sino también en la mayoría de sus planos y en las interpretaciones de los protagonistas.

Yimou prefiere bordear el contexto político en el que se ubica la historia en lugar de introducirse de lleno en los acontecimientos de la Revolución Cultural, pero su intención no es la de omitir nada, precisamente y a través del personaje de Gong Li, lo que pretende es denunciar la negación colectiva de un pasado que resulta doloroso recordar, y aunque la historia se olvide, el tiempo no se detiene y algunas heridas no se cierran. Pero se aprende a vivir con ellas...

Lo mejor: Daoming Chen y Gong Li, pero tampoco hay que menospreciar el talento del tercer personaje protagonista, Zhang Huiwen.

Lo peor: La caracterización de Gong Li como anciana resulta bastante artificial.

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