'The Terror' es un fascinante viaje sin retorno al infierno blanco

'The Terror' es un fascinante viaje sin retorno al infierno blanco

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'The Terror' es un fascinante viaje sin retorno al infierno blanco

Vivimos tiempos en los que prima más la satisfacción inmediata para poder decir que has visto todo lo que se supone que tienes que ver que la mera idea de disfrutar algo con calma, paladeando los detalles y sabiendo apreciar todo el trabajo que hay detrás de muchas obras. Mucho me temo que la tendencia que comentaba al principio no va a dejar de ir a más, pero afortunadamente aún se siguen creando muchas series o películas para los que prefieren tomárselo todo con más calma.

Un buen ejemplo de ello lo tenemos con ‘The Terror’, la adaptación de la novela homónima de Dan Simmons que AMC España estrena esta noche en nuestro país. En ella se nos cuenta una fatídica expedición por el Ártico que además de luchar contra las inclemencias meteorológicas también ha de hacer frente a una extraña y letal criatura. Un fascinante cruce de aventura y terror cocido a fuego lento.

Jugando con la historia de forma brillante

Barcos The Terror

Simmons tomó como referencia una expedición real que tuvo lugar a mediados del siglo XIX en la que dos buques de la armada británica buscando el paso noroeste para pasar del océano Atlántico al Índico. Solamente consta que un día se perdieron y nunca se volvió a saber del HMS Erebus y el HMS Terror hasta que hace apenas un par de años se encontraron los restos de ambos barcos. Solo hay hipótesis sobre lo que pasó con la tripulación y Simmons optó por complicarlo todo un poco más.

David Kajganich ha sido el principal responsable de su salto a la pequeña pantalla y para ello ha optado por un ritmo pausado en el que durante los primeros episodios ha prestado especial atención al choque entre los capitanes de ambos barcos, cada uno defendiendo una postura diferente para acabar imponiéndose siempre la del que está al mando de la expedición. Todo ello refrendado por el talento de Ciarán Hinds y Jared Harris, quienes saben aprovechar el material que tienen entre manos.

Escena The Terror

Resulta interesante ver cómo la amistad inicial que pudiera unirlas va resquebrajándose poco a poco y también cómo la tensión se va generando sin recurrir a ningún elemento altisonante. La propia evolución de su situación, atrapados en el agua helada, y cómo va a afectando eso a la tripulación es más que suficiente para que un simple intercambio verbal de forma moderada esté a punto de hacer que salten chispas.

El único pequeño problema derivado de esto es que el tratamiento del resto de personajes sufre un poco al carecer de tiempo para su desarrollo. Sin embargo, sí hay suficientes rostros que sobresalen por encima del resto a partir de pequeños detalles y tras haber visto tres episodios queda claro que pronto habrá más que vayan a ganar presencia. Ya en el segundo capítulo hubo cierto cambio al respecto, esencial además para marcar mejor la mitología de ‘The Terror’.

‘The Terror’, una gélida pesadilla a fuego lento

Ciaran Hind

Y es que el elemento terrorífico es algo que la serie va dosificando, consiguiendo así un impacto dramático mucho mayor. Además, así va avivando poco a poco una atmósfera enrarecida que encuentra eco en el comprensible cansancio de la tripulación y el desánimo que va surgiendo a medida que se suceden las bajas. Al principio parecen inevitables, luego rozan lo catastrófico y al final dejan claro que tienen ante sí un peligro mucho mayor al que pensaban.

A eso hay que añadir una ambientación impresionante que por la propia utilización de los elementos se convierte en un personaje más. Al principio temía que fueran a ser demasiado abundantes las conversaciones en el interior de los barcos, pero eso cambia más allá del primer episodio y podemos comprobar como su viaje se ha convertido en una especie de descenso a un infierno blanco en el que todo apunta a que tienen que irse cuanto antes pero carecen de los medios para hacerlo.

Por último conviene destacar alguna sorpresa muy agradecida para desterrar por completo la posible aparición de la rutina, ciertos detalles gore de agradecer pero que en ningún momento van a saturar a los espectadores más sensibles y un acabado técnico de primera. No voy a caer en ese odioso tópico de decir que parece una película dividida en diez episodios, pero los medios sí que lucen a nivel cinemaotgráfico, algo imprescindible para no quedarse en tierra de nadie.

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