Cuando Hayao Miyazaki quiso adaptar 'Pippi Calzaslargas' y se encontró con un gran obstáculo: a su autora no le gustaba el anime

Cuando Hayao Miyazaki quiso adaptar 'Pippi Calzaslargas' y se encontró con un gran obstáculo: a su autora no le gustaba el anime

Seguro que Astrid Lindgren luego se arrepintió de haberle dicho que no al directo de 'El viaje de Chihiro'

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Miyazaki Pippi

Desde siempre, Hayao Miyazaki ha buscado inspiración en la literatura a la hora de construir sus películas. Uno de sus proyectos más deseados fue la inédita adaptación como serie de anime de las novelas de 'Pippi Calzaslargas'.

Las herederas de Pippi

Desde 'Heidi' a 'El castillo ambulante': Hayao Miyazaki siempre ha sentido una poderosa atracción hacia la literatura. De hecho, el proyecto que le hizo abandonar Toei Animation no fue otro que una adaptación del personaje creado por Astrid Lindgren.

Tras el fracaso de 'Las aventuras de Hols, el príncipe del sol', Miyazaki e Isao Takahata vieron que su futuro en el estudio Toei no era precisamente esperanzador. Así pues, ambos aceptaron la propuesta del pequeño estudio A-Pro realizada por Yasuo Otsuka, quien se las había arreglado para sacar adelante un anime que se alejaba del tipo de producciones que estaban triunfando en ese momento: 'Moomin', la adaptación de las novelas de Tove Jansson.

Otsuka le había echado el ojo a los libros de 'Pippi Calzaslargas' y a Miyazaki le entusiasmó la historia protagonizada por esa niña pelirroja y llena de energía, que iba de aquí para allá junto a su mono el señor Nilsson y su caballo: "Fue algo extraordinario para nosotros. La oportunidad de hacer algo significativo y no 'solo' televisión".

Moomin El anime de 'Moomin' ('Tanoshii Muumin Ikka', 1972)

Takahata también estaba encantado con el proyecto, ya que era un gran admirador del trabajo que había hecho Otsuka en 'Moomin' y de su forma de definir cada personaje (al contrario que Jansson, a la que nunca convenció como adaptación). Además, Takahata consideraba que las novelas de Pippi rompían con la tendencia de la literatura infantil europea, que hasta entonces mostraba a los niños como "bestias a las que había que domar".

En 1971, Miyazaki viajó hasta Suecia para negociar el acuerdo con Astrid Lindgren para obtener los derechos que permitirían realizar la serie de anime basada en sus historias. El viaje dejó huella en el cineasta, que quedó muy impresionado por los majestuosos paisajes de Visby y cambió la concepción que tenía de Europa.

No obstante, desde el princio no tuvo ninguna oportunidad de convencer a Lindgren, que había quedado horrorizada con la película de 1949 y, según las malas lenguas, consideraba que la animación japonesa era "demasiado violenta".

La negativa de la escritora dejó a Miyazaki con un palmo de narices y con todos sus bocetos y material de investigación acumulado y sin oportunidad de darles uso. O no del todo, puesto que reutilizó muchas de esas ideas para su próximo proyecto.

Mimko Mimiko en 'Las aventuras de Panda y sus amigos ('Panda Kopanda', 1972)

'Las aventuras de Panda y sus amigos' es un mediometraje dirigido por Takahata y escrito por Miyazaki en 1972 y además contó con una secuela al año siguiente. Estaba protagonizado por una niña llamada Mimiko que claramente heredó muchos de los rasgos que habría tenido la versión en anime de Pippi. La protagonista era una traviesa pelirroja que hacía de las suyas junto a un panda y su hijo.

No solo eso: 16 años después, Miyazaki plasmaría su fascinación por los paisajes que vio en Suecia en la ambientación de 'Nicky, la aprendiz de bruja', adaptación de la novela de Eiko Kadono. No sabemos cómo hubiera sido la versión del personaje en manos de Miyazaki, pero desde luego salimos ganando con sus "herederas".

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