'La Monja', válgame Dios

'La Monja', válgame Dios
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Filmax tiene un "peqeño" departamento llamado Fantastic Factory si no me equivoco, en el que realizan películas de terror o fantásticas. Normalmente las ruedan en inglés, y si puede ser con alguna cara conocida en su reparto o alguien medianamente famoso en la silla de director. De esta forma se aspira a tener un mercado que sobrepase las fronteras de nuestro país. Ahí están películas como 'Darkness' o 'Frágiles', ambas de Jaume Balagueró. Luego hay otras que ni gente famosa delante de las cámaras y tampoco detrás. Ese es el caso de 'La Monja', que precisamente adapta una historia de Balagueró, la cual poco menos que da risa por ridícula y absurda.

Un grupo de amigas que estudiaron juntas en el mismo internado empiezan a ser asesinadas una a una de forma inexplicable. Llegan a la conclusión, con la ayuda de la hija de una de las asesinadas, que tales asesinatos los comete el espíritu de una monja, que fue su profesora hace años, y no les trataba demasiado bien.

Primero de nada resulta chocante que se utilice la figura de una monja para representar la maldad. Y que se haga de una forma tan desvergonzada, pero no porque crea que es una falta de respeto hacia la Iglesia (aquí tampoco vamos a entrar en estúpidas polémicas como las que despierta 'El Código Da Vinci'), sino porque creo que no despierta el más mínimo temor. Tal vez pensaron que al usar una figura religiosa que tendría que representar respeto, podría causar un doble temor. Pues nanay de nanay. La monja ésta, a parte de fea, no vale ni para rezar el rosario. Lamentablemente no puedo desvelar nada de su estúpido argumento, sino os dariais cuenta de que la monja está puesta porque sí. Lo que ocurre es que les gusta despistar al personal, y claro, luego pasa lo que pasa. El guión no tiene ni pies ni cabeza, y hace aguas por todos los lados, nunca mejor dicho, ya que la monjita de las narices necesita el líquido elemento para cometer los crímenes. Para empezar las escenas de suspense o terror o como querais llamarlas no tienen la más mínima efectividad, debido a una pobre puesta en escena, y es que no llega con que haya buenos efectos visuales, que no vamos a decir que sean extraordinarios, pero cumplen perfectamente su cometido. La historia simplemente no es creíble, pero no por falta de fuerza, que tampoco la tiene, sino porque según va avanzando el film, se van contradiciendo todas las cosas que se van viendo, algo realmente inaudito, hasta llegar a un final realmente vergonzoso en el que se nos queda cara de idiota, porque al fin y al cabo es así como nos han tratado. Y para colmo es un absoluto plagio de una película francesa cuyo título no citaré para no desvelar el final QUE ES EL MISMO. Sólo diré que la dirigió Alexandre Aja. También era bastante mala, pero por lo menos tenía alguna secuencia que te ponía los pelos de punta.

Con los actores uno siente verdadera vergüenza ajena. Todos, absolutamente todos están francamente mal, pero me gustaría destacar a Manu Fullola, por hacer probablemente una de las peores interpretaciones que he visto nunca, con un personaje que no se lo cree ni él. Su primera aparición es sencillamente forzada, ya que hay que meterlo en la historia como sea, pero da igual que fuera forzada, pues ya hemos visto muchas situaciones forzadas y estamos curados de espanto. Es que además es tremendamente ridícula, por lo poco convincente de la situación. Al final descubrimos que su personaje podían habérselo ahorrado, con lo cual se termina de redondear la inutilidad de su participación.

Del señor Luis de la Madrid, que hasta ahora era montador, pues mejor que se siga dedicando a montar, que desde luego lo hace mejor que dirigir. No hay ritmo, no hay suspense, no hay narración coherente, no hay nada de nada.

Un bodrio de los que hacen época, y que encima lo han hecho aquí, es nuestro bodrio, sólo nuestro. Hala, otro más que apuntar a nuestra cinematografía. Luego nos quejamos de que aquí no apreciamos lo que hacemos. No me extraña, y así nos va con "lindezas" como ésta, con la que hemos demostrado que en cine de terror no sólo lo podemos hacer igual de mal que los americanos, sino peor. Ahora, a presumir, mientras se ríen de nosotros a nuestras espaldas.

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