El Phonofilm trajo el cine sonoro cuatro años antes que 'El cantor de Jazz'

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No hace mucho publiqué que podría existir una película sonora de 1895: ‘Dickson Experimental Sound Film’, que ya incorporaba, el año que se inventó el cine, sonido sincrónico a la imagen. Pero este film estaba hecho para quinetoscopio, es decir, para un aparato de visionado individual, en lugar de para proyección multitudinaria en pantalla grande, por lo tanto, nunca se consideró el primer sonoro.

Comentaba que existe una gran polémica sobre los comienzos del cine —sobre la fecha exacta y sobre a quién atribuírselos—, pero aseguraba que nadie le disputaba el título de primer film sonoro al ‘El cantor de Jazz’ (‘The Jazz Singer’, 1927), de Alan Crosland. Sin embargo, no es así.

Lee DeForest exhibió en Nueva York en 1923, 18 películas experimentales que ya contenían sonido sincrónico, gracias a su invento, el Phonofilm. Había rodado estos cortos —que se pueden ver en los clips que nos acompañan— para probar su sistema y para tratar de enganchar al público y a la industria con él. Por ello, estas pequeñas demostraciones contaban con cantantes de ópera, vodevil, bailarines y todo tipo de espectáculos musicales.

Se dice que DeForest simplemente mejoró el invento del finlandés Eric Tigerstedt, quien había obtenido la patente alemana por sus trabajos sobre sonido en el cine en 1914 y que proyectó la película ‘Palabra e imágenes’, en Berlín, en 1914, ante una audiencia compuesta por científicos y dignatarios.

Como la industria existente tenía un gran poder sobre los cines de asistencia masiva, De Forest sólo pudo presentar sus películas en locales independientes. Esto, unido al hecho de que fuesen tan breves, impidió su éxito. Se dice que ‘Los nibelungos – 1ª parte: La muerte de Sigfredo’ (‘Die Nibelungen: Siegfried’, 1924), de Fritz Lang, tenía una banda sonora grabada en Phonofilm, pero sólo se pudo escuchar en su estreno en el Century Theatre de Nueva York, el 23 de agosto de 1925.

‘El cantante de Jazz’, grabada con Vitaphone, fue el primer largometraje —lo de DeForest eran todo cortos— que incorporaba sonido para introducir diálogos y efectos sonoros, no únicamente música. Ya que en EE. UU. llamaban a las películas sonoras, «the talkies» (las habladas), se puede decir que se hace justicia al considerar a este film pionero en la introducción de los diálogos, que fue el elemento que dio pie al cine tal y como lo conocemos. Sin embargo, no fue, ni mucho menos, la primera película sonora.

Concha Piquer no fue la única

Como se viene comentando en las noticias desde hace varios días, una de estas peliculitas de DeForest mostraba a una jovencísima Concha Piquer cantando y recitando. Pero este film, que llevaba por título simplemente ‘Conchita Piquer’, es sólo uno de los tantos que rodó DeForest, no el primero ni el único.

El documental homónimo que se emitió el pasado jueves en TVE, dirigido por Jorge M. Reverte , con guión de Agustín Tena, contiene fragmentos de esta película. Tena descubrió la cinta en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos a principios de este año. El guionista declara que «no sólo es la primera película sonora en español, sino que es cuatro años anterior a la que se considera oficialmente la primera». El coleccionista que había tenido la cinta en su poder antes de cederla a la biblioteca da fe de la fecha que ahora se le atribuye, a pesar de que fuese más conocida en el ’27, debido a que ese año, DeForest vino a España a vender su invento, que aquí tomó el nombre de Fonofilm. Con este sistema se rodó la primera película hablada española, que estuvo perdida hasta 2005.

Orlando Kellum y el Phono-Kinema

El Phono-Kinema o Photo-Kinema fue un sistema inventado en 1921 por Orlando Kellum, que incorporaba el sonido en un disco. Ese año se rodaron varios cortos en los que se recitaban poemas o se hacían declaraciones y también se registraron algunas canciones.

‘Dream Street’ , la película de D. W. Griffith, en un primer momento era muda, así se estrenó el 12 de abril de 1921. Pero incorporó la tecnología del Photokinema para convertirse en sonora. Griffith grabó, en los estudios de Kellum, una introducción hablada y añadió efectos de una multitud y una canción de Ralph Graves. Aunque ya había habido otros intentos de sonoro, fue la primera película que incorporó el sonido en un disco grabado ex professo. El 2 de mayo se estrenó la versión sonora en el Town Hall de Nueva York, pero debido a que la calidad era deficiente y a que ningún otro cine incorporaba la tecnología para exhibirla con sonido, no salió de ahí. Más adelante, pasó a otro cine, junto con otras películas en Phonokinema, pero no tuvo éxito y el cine cerró.

El sistema pronto fue desbancado por el de DeForest.

La Historia, aunque parezca que está compuesta de hechos inamovibles, certeros y que no necesitan demostración, lo cierto es que se basa en especulaciones y en el último descubrimiento válido y que siempre debe estar abierta a que nuevas luces arrojadas la modifiquen.

Vía | El País.

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