'Manhattan love story' decepciona como rom-com: ni graciosa ni entrañable

'Manhattan love story' decepciona como rom-com: ni graciosa ni entrañable

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'Manhattan love story' decepciona como rom-com: ni graciosa ni entrañable

Las series pasan por nuestra vida como las personas. Hay quien nos resulta tan fascinante que disfrutamos siempre de su compañía, como hay series que no tienen capítulo malo (véase 'Friends'). Hay quien acaba sorprendiéndonos para bien, superados los prejuicios iniciales igual que hay series - dicen, por ejemplo, 'Mad Men'- que requieren su tiempo. Pero también hay personas cuya presencia no nos aportan nada como series que no provocan, ni por asomo, ansia de más.

'Manhattan love story' es una de esas ficciones que no cumplen ninguna función ni satisfacen ninguna necesidad específica, ni siquiera la de reír, pese a ser una comedia. Ni siquiera emocionarnos pese a la premisa rom-. Y no es porque sea mala per se. Es que pretender engancharnos en mitad de esta bacanal de pilotos con una trama azucarada sin complementarla con un guión fresco e ingenioso o buenos actores que transmitan (algo) es, parafraseando a su protagonista, un claro caso de "optimismo patético".

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'Manhattan Love Story' parte de la clásica premisa chico (Jake McDorman) conoce a chica (Analeigh Tipton) pero con una ambición: ofrecernos una lectura original. Por eso añade a un guión ya falto de chispa los pensamientos en off de los protagonistas que, la mayoría de las veces, se contradicen con sus palabras. Un recurso del que, pese a ser su gran baza, no abusan mucho. Es de agradecer: de la cabeza de Peter y Dana no sale nada ingenioso ni interesante. Su verborrea interior (o la ausencia de ella) contribuye a perpetuar clichés sobre hombres y mujeres en general y la vida -una gymkana emocional- del single newyorquino en particular. Y aunque al final la verdad será revelada y ni Peter tendrá tanta fobia al compromiso ni Dana será tan insoportablemente dependiente, que se presenten ante nosotros como seres superficiales que sólo piensan en tetas o en bolsos no ayuda a que queramos engancharnos a su historia.

Si hemos de juzgar por lo que piensan Peter y Dana, la conclusión sobre hombres y mujeres es bastante simplista (y arcaica): Los chicos no piensan en nada si acaso en el sexo que es, a su vez, el motor de sus vidas y lo que fundamenta todos sus pensamientos y decisiones. Las cosas pasan a su alrededor sin que ellos se den cuenta porque son seres insensibles e incapaces de desarrollar empatía. Por supuesto, se irían con cualquier chica que tuviera un buen pecho.

Las chicas son retorcidas, están siempre alerta dispuestas a saltar como fieras cada vez que sienten que no las han respetado o las han ofendido, cosa que suele ocurrir prácticamente cada vez que un chico abre la boca. Convierten cualquier nimieidad en un drama y parecen incapaces de enfrentarse a la vida. Por supuesto, matarían por un buen bolso.

Viendo los últimos capítulos de 'Los Simpson' oí a Selma Bouvier decir que "todos los hombres viven en un triste mundo de blasfemia, chistes de tetas y referencias de viejas comedias". Los hombres de 'Manhattan Love Story', sí. Pero casi les exoneraría de toda culpa: si una chica se pone a llorar en tu primera cita y la inquisición femenina te condena a pedir perdón ramo de flores en mano sin que tengas la más remota idea de qué has hecho mal, huir de una relación seria con cualquier mujer me parece la reacción más lógica.

Una pareja sin química jugando a las citas

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Y es que fuerzan tanto aquello de "los polos opuestos se atraen" que acaban por convencernos de que Dana y Peter son la pareja menos creíble de la televisión. Ella, tan crédula, un alma cándida con ojos de cordero degollado y que probablemente crea en unicornios que acaba de llegar a la gran ciudad para cumplir su sueño. Él, un cínico que hace de todo un chiste, seguro de sí mismo y satisfecho con su vida de soltero, sin aspirar a nada más.

Esta aparente incompatibilidad es la base del juego entre ambos y de la serie, que puede así alargar la tensión sexual no resuelta indefinidamente con todo tipo de situaciones chocantes, jugadas estratégicas de ligue o escenas de celos mientras la pareja se embarca en una historia de amistad con derecho a roce en los tiempos de las Apps para ligar y las redes sociales. Inevitablemente, acabará en romance. Esto ocurrirá cuando él reconozca que no es un idiota incapaz de experimentar sentimientos o ella se relaje un poco.

Contarán con el apoyo y también con la presión de su entorno más cercano. Su relación es de dominio público, ya que Dana vive con el hermano de Peter, David (Nicolas Wright) y su mujer, Amy (Jade Catta-Preta) amiga de la universidad. Peter, David y Chloe (Chloe Wepper) son hermanos y trabajan juntos con su padre en un negocio familiar de fabricación de trofeos; curiosamente, el personaje de Chloe y las situaciones vividas allí son lo único que se han salvado de la quema por ahora y han resultado casi providenciales. Si la historia no se centra en la pareja y se hace más coral, podría tener una oportunidad de llegar a ser, al menos, graciosa.

Eso deben pensar también en ABC, ya que han anunciado que han encargado más guiones para ésta, 'Selfie' y 'Forever'. Es prematuro hablar de temporada completa para 'Manhattan Love Story' (pese a que ya la han concedido a 'Black-ish' y 'How to get away with a murder'), pero al parecer creen que la serie tiene potencial. Está por ver que la audiencia acompañe, dado que no ha hecho más que bajar desde su debut, que reunió a 4.70 millones de espectadores hasta los 2.96 que siguieron el tercer capítulo. Será cuestión de semanas que caigan en gracia o en desgracia.

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