Sólo los hijos se salvan en 'Dads'

Sólo los hijos se salvan en 'Dads'
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Lo único bueno de que se acabe el verano es el comienzo del curso seriéfilo: los esperados regresos, la resolución de los cliffhangers y también las nuevas historias por descubrir. Las series pugnan por convencer en sus premieres, aunque algunas sólo necesitan un capítulo para revelarse como perdedoras en la carrera para ocupar un puesto fijo en la parrilla de la televisión americana.

Es el caso de la nueva ficción de FOX que hoy nos ocupa, que casi ha batido el récord de malas críticas sólo con la emisión del que, en teoría, es su mejor material. 'Dads' no ha convencido a juzgar por las cifras y pese a que parte de la plantilla de 'Family Guy' está implicada en ella (sólo ver el nombre de Seth McFarlane asociado a la producción nos ha impulsado a muchos a darle una oportunidad). De hecho, su creador, Alec Sulkin, ha sido productor y guionista de la serie animada, e incluso la voz de algunos personajes. Por eso, mi crítica se podría resumir en un escuetísimo titular: Decepción.

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El drama de la comedia: no hacer gracia

Ya sea por resultar predecible, o por hacer gala de un humor demasiado simplón, hay comedias que no dan la talla en el género, que, más bien, lo devalúan. Porque no hay nada peor que pretender ser gracioso sin serlo. En el caso de 'Dads' es un problema de base: la premisa inicial no se sustenta lo suficiente. No hay mucho que rascar, exceptuando un reparto bastante decente. La idea de apoyar una ficción en manidos tópicos geriátricos está condenada desde el principio: un par de chistes sobre el tema y da la impresión de que la trama ya no puede dar más de si.

En 'Dads' Eli (Seth Green) y Warner (Giovianni Ribisi) son dos treintañeros que tienen el curro de los sueños de muchos: vivir de jugar a la consola. Ambos son cofundadores de una empresa que se dedica al desarrollo de videojuegos. Hasta ahí, bien. Los freaks/geeks han abandonado las sombras y también sabemos por 'The Big Bang Theory' que "Smart is the new sexy". Si lo hubieran dejado en esto, tal vez funcionaría. Incluso si fueran ellos los padres; padres hipsters con síndrome de Peter Pan. Las nueva tendencia en paternidad. Pero son otros padres, los suyos, los que entran en escena. No son padres enrollados. Son pesados, tanto como el personaje que interpretaba el padre de Ribisi (Martin Mull) en aquel bodrio adolescente de 'Sabrina', la bruja.

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De modo que todo se basa en el choque generacional, en cómo Eli y Warner pueden seguir viviendo sus independientes y confortables vidas y no perder su libertad después de que sus padres se les acoplen en casa. De conflictos padre-hijo nunca resueltos. De cuán molesto es para un joven la visión de la tercera edad: sus prolongados carraspeos (por cierto, chiste tomado de 'Padre de Familia'), sus críticas constantes, sus manías. E incluso su olor a Old Spice. Y el hecho es que, como personajes de reparto, los abuelos pueden funcionar (el abuelo Simpson, Walt, el amigo octogenario de Luke en 'Modern Family', Sophia Petrillo), pero el papel de protagonistas les queda grande.

Buen reparto, personajes cliché

Pese a todo, me han gustado sus actores, que cumplen decentemente con su parte. De hecho, ver a Seth Green ('Buffy') y a Giovanni Ribisi ('Friends') fue la segunda trampa, después de la presencia de Sulkin y McFarlane en el proyecto. Son dos grandes cómicos, capaces de asumir el peso de la comedia, si la serie siguiera otros derroteros. Y si no cayeran tampoco en la perpetuación de tópicos machistas con imágenes como ésta, la imagen de la discordia y que más críticas ha suscitado. Muchos se preguntan es si era necesario juguetear con la idea erótica de colegiala sexy, como si de un personaje manga se tratara, usando además al personaje asiático (Brenda Song, criada televisivamente en Disney Channel) para convencernos de que así se cierran un trato con los inversores chinos.

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Tampoco ha gustado el estereotipo del chico gay en la oficina, como si siempre tuviera que haber uno para ser modernos de verdad. Son clichés que en 'Padre de Familia' funcionan, porque se exponen como tal y se ríen de ellos. En 'Dads' se materializan, se convierten en parte de la trama y entonces dejan de ser graciosos. Lo mejor es que han convertido a Consuela, la asistente recurrente de los Griffin (y mejor secundario ever en una serie de animación) en personaje de carne y hueso. Lo peor, las risas que parecen enlatadas, a pesar de que, a juzgar por esta promo que se han currado para dejar claro que les resbalan las críticas, vemos un público real que se ríe de verdad.

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Y aunque para gustos los colores, lo cierto es que las cifras hablan por si solas. O mejor dicho, su involución. Después de un alegre estreno (5,76 millones) pero circunstancial (el efecto piloto más la escasa competencia) la serie ha visto mermada considerablemente su audiencia con el segundo capítulo: 3,65 millones y un 1,5 de rating en la demo, vapuleada por el resto de opciones de la noche, como 'The Voice' o 'Shield'. Y si si continúa el descenso, tal vez acaben bajando hasta los infiernos. O sea, la cancelación a las primeras de cambio y sin miramiento. Lo veremos pronto...

En ¡Vaya Tele! | Upfronts 2013: FOX

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