Qué ver en HBO Max: Sam Raimi firma una de las mejores y más influyentes trilogías del cine de superhéroes

Qué ver en HBO Max: Sam Raimi firma una de las mejores y más influyentes trilogías del cine de superhéroes

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Spider Man 2 2004 Alfred Molina

La reciente 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' nos ha devuelto a Sam Raimi tras un largo tiempo de ausencia, y nos lo ha devuelto tan pizpireto y juguetón como hacía tiempo que no le veíamos. Una divertida entrega que entregar a su canon superheroico, que figura sin duda en el panteón del género de mallas en general gracias a sus diferentes aproximaciones.

Según tu grado de tolerancia a lo macabro y retorcido, 'Darkman' figura sin duda en lo más alto de las aproximaciones del director al género. Aunque la obra que más aplauso ha recogido, y por la que su nombre es medianamente conocido por generaciones recientes, es su trilogía de 'Spider-Man'. Dicha obra es más relevante hoy día por el resurgir del director y por el 20 aniversario de la primera entrega. Y ahora podemos recuperarlas todas en HBO Max.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

Los fans del personaje sin duda celebraron su trabajo, quitando la irregular tercera película, aunque Raimi estuvo cerca de no recibir el rol de director, o al menos esa impresión le quedó tras su primera entrevista para el trabajo. Sony llevaba tiempo buscando cómo explotar los derechos en pantalla de este personaje tras adquirirlos de Marvel, y la búsqueda de cineastas fue exhaustiva. Paralelamente, gente como James Cameron estaba interesada en llevar al personaje en pantalla, con un guion ya escrito por él que ponía en énfasis en los apartados adolescentes del personaje.

Algo de eso quedó en el guion final de 'Spider-Man', especialmente aspectos como la fabricación de telarañas como parte de los poderes del personaje que buscaban ser una clara analogía de la pubertad. Pero Raimi aprovecha para hacer un primer acercamiento a la maduración del personaje, aproximándose a la vida adulta al mismo tiempo que descubre su papel con sus nuevas habilidades. Y de ahí la gran frase eternamente citada.

Raimi contiene algunos de sus impulsos para que la película se aproxime a un eficaz blockbuster de los noventa -aunque claramente llegó con la década ya terminada-. Y, aun así, se les escapan no pocos detalles comiqueros a la hora de contar con imágenes el descubrimiento y ascenso de Spider-Man, dándole un dinamismo visual a la película que casa con el frenetismo vital que vive el personaje. El casting es también uno de los grandes aciertos, con los notables Tobey Maguire, Kirsten Dunst y, especialmente, Willem Dafoe como el Duende Verde llevándose de calle sus respectivos personajes.

La trilogía de Spider-Man: heroica de principio a fin

Todo es tan acertado, y la génesis del héroe resulta tan modélica, que resultaba difícil superar aquel esfuerzo. Pero se hizo. 'Spider-Man 2' consigue ser más divertida, más madura, más heroica y más Raimi -especialmente en la célebre secuencia del quirófano que muestra el "nacimiento" del Doctor Octopus-.

Tomando la icónica línea de cómics en los que Peter Parker renuncia a ser Spider-Man introduce conflictos de gran interés, crisis de vida adulta, problemas económicos y un dramatismo genuino y casi adulto. Un triunfo en todos los aspectos, desde el emocional hasta el puro espectáculo, con varias de las secuencias más icónicas de la saga, así que es lógico hablar aquí de una de las mejores películas de superhéroes jamás hecha.

Por eso resulta tan extraño lo sucedido en 'Spider-Man 3', donde Sony optó por limitar las posibilidades creativas de Raimi después de ir dándole más libertades con cada película. La introducción forzosa de Venom o el aceleramiento del conflicto con Harry Osborn son elementos argumentales que, si bien tienen cierto sentido temático con la corrupción del protagonista, resultan un impedimento para que la película tenga fluidez y funcione. Irónicamente, los momentos que mejor han envejecido son los que fueron más criticados en su momento, como son los hilarantes montajes en los que Spider-Man abraza su corrupción moral y decide disfrutar con ello.

Como poco, una película irregular que se quedó como un cierre algo insatisfactorio. Aun así, estimable, especialmente por decisiones artísticas que hoy ciertas franquicias esquivan -o peor, tocan desde la distancia irónica porque son más "listas" que eso-. Suficiente para que la trilogía mantenga todavía el estatus de una de las mejores sagas superheroicas de la historia.

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