Mientras el blockbuster estadounidense está en una crisis existencial, considerando si ha quemado en exceso sus franquicias o estas se han quedado demasiado viejas para el interés del público actual, el pasado diciembre se dio un interesante fenómeno. Dos películas japonesas imponiéndose en la taquilla americana durante la época de fiestas que debería haber sido foco para algunas de las grandes producciones.
No es que Japón esté en proceso de comerle la tostada en términos comerciales, ya que China está en mejor posición para ello. Pero resulta interesante que el público esté más dispuesto a mirar fuera a encontrar una experiencia gratificante, con los subtítulos siendo cada vez menos una barrera. Y eso que en ambos casos hablamos de un director veteranísimo y de ‘Godzilla: Minus One’, la enésima entrega de un personaje que lleva 70 años en activo.
En guerra contra el monstruo
Siendo justos, este último blockbuster de Toho ha ofrecido un giro de tuerca que no se ha visto en bastante tiempo, al menos en su versión japonesa. Un ejercicio de ciencia ficción bélica y melodrama con ambición histórica que desde el pasado sábado se puede ver en streaming a través de Netflix, un movimiento sorpresa que ha sido la alegría para todos los que esperaban poder ver al fin la película en casa.
En ella el país japonés se encuentra destrozado tras la Segunda Guerra Mundial, tras el lanzamiento de la bomba atómica por parte del ejército estadounidense. La radiación nuclear provoca el resurgimiento de un reptil monstruoso y milenario, al que le tendrán que hacer frente antes de que destruya todo a su paso.
Entre los personajes principales, los que intentan liderar el enfrentamiento contra Godzilla, se encuentra un soldado que vemos al comienzo acusado de cobarde. Ante las acciones destructivas tanto de la guerra como del monstruo, vemos como se queda atenazado e inactivo, quedando luego destrozado ante las consecuencias producidas.
‘Godzilla: Minus One’: melodrama y acción bélica
Es un elemento de melodrama bastante grueso que deja asomar unas políticas un tanto reaccionarias, un reproche a la que podría considerarse falta de hombría o carácter para defender al país. Se aprecia en ‘Godzilla: Minus One’ un fuego bastante intenso en esa dirección, y también en contra del destrozo que ha dejado tras de sí la drástica acción americana con la bomba.
Su intento de rescatar un enfoque más dramático de una película de Godzilla, intentando aproximarse al tono original de ‘Godzilla. Japón bajo el terror del monstruo’, es loable aunque imperfecto, con el melodrama atascándose en no pocas ocasiones por tosquedad. Donde si triunfa, y mucho, es con esa acción descomunal, curiosamente de influencia occidental con influencias que parecen ir de ‘Tiburón’ hasta ‘Dunkerque’, y con un trabajo de efectos especiales digno del Oscar que se llevó. Es, sin duda, una experiencia apabullante.
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