Está la cosa muy mala: censura, odio y prohibiciones. La blasfemia se paga con dinero y prisión. La libertad de expresión y los límites del humor se acortan a velocidad absurda.
Según una reciente encuesta del CIS, casi el 26% de nuestra población se declara atea, cerca del 70% católica, y un escaso 2% afirma que con un par de cañas de por medio a lo mejor terminan creyendo en 'La llamada'. Ojo también a ese 15,9% de españoles que estaría dispuesto a dar la vida por sus creencias religiosas.
Bromas y religión no, que estamos en el siglo XXI
Existe una tradición brutal de cómicos judíos en el mundo de la comedia. De hecho, suelen ser los más divertidos. Woody Allen (perdón), Mel Brooks, Jerry Lewis, Seth Rogen, Adam Sandler, Larry David, Ben Stiller, Andy Samberg, David Cross, Sacha Baron Cohen… la lista es interminable.
Todos estos astros han podido bromear con la religión y con su condición a lo largo de la historia, pero claro, cuando la que cuenta los mismos chistes es gente ajena, resulta que no solo no suenan ni la mitad de divertidos, es que además, habría que lapidarlos. Y de lapidaciones los Monty Python saben un rato.
‘La vida de Brian’ ('Life of Brian') ha estado rodeada de censura, peligro y rabia desde que viera la luz en 1979 hasta, sin irnos tan lejos, su último reestreno allá por el verano de 2013, donde se desató una tormenta de protestas en su (re)estreno norteamericano.
'La vida de Brian', un sábado por la tarde a la hora de merendar
‘La vida de Brian’ contaba la trágica y tronchante historia de Brian de Nazaret, un mesías reacio a su condición nacido en la noche de Navidad, que se une al Frente de Liberación Popular de Judea y termina siendo crucificado por el ejército romano.
La archidiócesis católica de Nueva York, más tres distinguidas organizaciones judías, como la Alianza Rabínica de América, la Unión de Rabinos Ortodoxos y el Consejo de Siria y las comunidades sefardíes del Cercano Oriente, condenaron la película, mientras que la archidiócesis católica la ha calificado como "blasfema", añadiendo que la película es un "crimen contra la religión que deja a Cristo en ridículo constante".
Los grupos judíos también la condenaron, considerando que la película es “ofensiva e insultante”, describiéndola como "un ataque feroz contra el judaísmo y la Biblia, y también una cruel burla de los sentimientos religiosos cristianos”.
En los primeros cuatro días de su reestreno en Cinema 1, uno de los auditorios más grandes de la ciudad de Nueva York, la película registró los mayores ingresos de la historia del audiorio.
La película es una sátira. Es una parodia y debería verse en ese contexto. Y nadie paga multas ni va a la cárcel por incluirla en la programación de una sala de cine, pero internet es harina de otro costal.
El mundo today
Esta semana un juzgado de Jaén ha multado con 480 euros a un joven de 24 años por publicar en las redes sociales la pasada Semana Santa un fotomontaje del Cristo de la Amargura con su propia cara. El delito en cuestión se hace llamar ofensa contra los sentimientos religiosos, comprometedora ofensa vigente en el 36 % de los países del mundo, y nosotros no podemos dejar de derramar lágrimas pensando en la imposibilidad de rodar hoy una película como la obra maestra de Monty Python.
Desde su prólogo, la película dirigida por Terry Jones es una bofetada a todas las creencias y convicciones de la fe del ser humano, y claro, la fe no se puede tocar. Probablemente sea la más popular de todas las películas de Monty Python solo por el revuelo que causó en su momento al burlarse todo y de todos. Aquí se puede ver el famoso enfrentamiento televisivo de John Cleese y Michael Palin con Malcolm Muggeridge y el obispo de Southwark, donde los dos Python defienden enérgicamente su trabajo contra las acusaciones de blasfemia.
Resulta doloroso comprobar, cuarenta años después, como aún muchos de los detractores de la película siguen sin verla o sin entenderla: La vida de Brian no ridiculiza a Jesús de Nazaret. De hecho, la figura de tan mítico personaje está presente en la película, y es tratado con respeto desde el mismísimo inicio: los Reyes de Oriente acuden raudos a venerar al hijo de Dios, y tras los créditos vemos a Jesús en pleno sermón montañés sin decir nada fuera de tono.
Serán los testigos, el populacho, sobre todo el que se encuentra en las últimas filas, el que provoque las primeras carcajadas de la película. Los Python no ridiculizan ni humillan a nadie, simplemente se preguntan cómo diablos escucharían el sermón los últimos de la fila.
'La vida de Brian' es una película sobre personajes bizarros y desconocidos al margen de la historia de Jesús, que hace hincapié en esos rasgos tan humanos asociados con el seguimiento ciego a lo que sea. Los geniales cómicos ingleses pretenden reflejar irónicamente la ceguera de los radicales metiendo el dedo en la llaga de las instituciones que ese seguimiento inspiró, o preguntarse si lo que cambió con su buena fe, como curar al leproso, no sería algo que interferiría en el sustento económico del pobre. La brocha gorda de los Python nunca fue tan afilada como aquí.
No hay más que ver la película hoy para darse cuenta de que podría estar hablando de las redes sociales. De esas donde te ponen multas mientras buscas seguidores.
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