'Aída' y las cosas que nunca cambian

'Aída' y las cosas que nunca cambian
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Como un bucle que se repite generación tras generación, 'Aída' terminó con un episodio en el que descubrimos que Aídita se convertía en la tercera generación de los García en caer en la misma piedra. Fue solo un guiño extraído de la última escena del episodio final de 'Aída', pero también se trató de un elemento simbólico sacado de la idea de que las cosas nunca cambian, incluso aunque se terminen para el espectador. Por eso, 'Aída' finalizó con un episodio en el que estaban presenten todos los elementos que han caracterizado a la comedia de Telecinco, al menos desde que alcanzó su tono más representativo.

La despedida de 'Aída' ponía el broche final a 237 episodios, en un momento (quizá algo tardío) en el que había que decidir si despedir la ficción cuando aún estaba viva o seguir explotando sus tramas una y otra vez hasta esperar a que la audiencia se cansara. Es posible que los espectadores hubieran aguantado incluso un poco más, sobre todo una vez que habían hecho tan suya una ficción que se podía abandonar y recuperar en cualquier momento sin tener la sensación de perderse nada. Porque en 'Aída' las cosas nunca cambiaban. Y eso no tenía por qué ser necesariamente malo.

Con la serie de Globomedia de nuevo hemos vivido una nueva despedida dolorosa. Es curioso ese sentimiento de querer que una ficción termine pero al mismo tiempo echarla de menos cuando ya no está, como si borrásemos de un plumazo sus cosas malas y solo nos quedemos con las buenas. Es un ejemplo de un trabajo bien hecho, y de haber conseguido empatizar con un buen número de espectadores a base de ofrecer un momento de pura evasión televisiva una vez a la semana.

La repetitividad de sus tramas o el hecho de que algunos personajes no pudieran dar más de sí ya no importan, porque la mayoría se habrá quedado con ese buen sabor de boca que dejó su episodio final, que jugó con la ilusión que hace volver a ver a toda la familia reunida (no solo la familia de sangre) para decir adiós por última vez. Durante su última temporada, 'Aída' ha sido todo lo que ha sido en las anteriores, un gazpacho de buenos personajes que solo buscaban la sonrisa del espectador una vez que ya consiguió conectar con el público, y a esa premisa era muy difícil decirle que no cada domingo.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Un adiós dulce

El último episodio de la ficción cumplió con lo prometido en cuanto a reencuentros, utilizando los regresos de Carmen Machi, Ana Polvorosa y Secun de la Rosa como gestos simbólicos. Habría sido engañoso que su presencia hubiera eclipsado al resto del reparto, ese que se despedía para siempre del Bar Reinols en la última escena de la serie. Y como no podía ser de otra manera, se cumplió la premisa de la felicidad para todos, quizá con un excesivo toque de cada oveja con su pareja pero dejando en la mente de los espectadores que los vecinos de Esperanza Sur tenían su final feliz, una despedida que se encuentra en el manual básico para terminar con una sitcom.

AidaCarmenMachi

El episodio se movió en torno a la adelantada enlace matrimonial de Chema y Soraya, y encontrando en el recurso de la boda la mejor manera de reunir a todos para decir adiós. Fue un acierto conseguir que todos los personajes que habían sobrevivido hasta el final tuvieran el mismo peso en el episodio, buscando en la coralidad la mejor manera de despedirse.

"Sí, quiero" para Chema y Soraya (genial Miren Ibarguren enloquecida al salir todo mal) y para Luisma y Paz, la pareja clave en torno a la que la ficción ha manejado su gran historia de amor. Era inevitable que en este punto esta pareja le robara el protagonismo a los novios oficiales, después de demasiados tiras y aflojas y aunque su historia de amor sufriera el mayor desgaste que ofrecía la serie a estas alturas. También hubo reconciliación para Macu y Machupichu, al que se le sumó Mauricio Colmenero y que en parte consiguió redimir sus culpas por tanto trato vejatorio. Más sorprendentes fueron los flechazos surgidos entre Simón y Lorena (tal como este sugirió en esa última escena) y entre Barajas y Eugenia, este último el más prescindible y agotador de todos.

Amores a cada esquina que endulzaron este último episodio, en el que llamó la atención que tras la escena de las bodas no supiéramos más de Aída. Pero es que ya estábamos acostumbrados a esa 'Aída' sin Aída de la que la ficción ha sabido sacar tan buen provecho estos últimos años.

En ¡Vaya tele! | Adiós a 'Aída'

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