'Gotham', una acertada reinvención de la mitología de Batman que ha mejorado con el paso de las temporadas

'Gotham', una acertada reinvención de la mitología de Batman que ha mejorado con el paso de las temporadas

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'Gotham', una acertada reinvención de la mitología de Batman que ha mejorado con el paso de las temporadas

Tal como la voz de Claudio Serrano afirmaba al comienzo de ‘Batman: la LEGO película’, puede que Superman sea el abanderado de las historietas de superhéroes, pero es el Caballero Oscuro el que actualmente sostiene los pilares -al menos, mediáticos- de DC. Paradójicamente, su presencia en la pequeña pantalla a través de adaptaciones no animadas es bastante más escueta que la del Hombre de Acero aunque el impacto de la icónica serie protagonizada por Adam West no se ha olvidado.

Quizás, el no tener una referencia directa más allá del cine y la animación haga que ‘Gotham’ sea un proyecto más interesante, o -cuanto menos- curioso. Sin embargo, lo verdaderamente delicado de esta serie fue el hecho de replantear las raíces del universo y la mitología de Batman. Y la serie producida por Warner Bros. Television lo aborda de manera muy acertada, pero además lo consigue sin que éste haya aparecido en sus tres primeras temporadas.

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Sin embargo, la cuarta temporada parte con una interesante promesa que podría dividir a la audiencia, pero que -de manera inevitable- formaba parte del hilo conductor de la serie: durante 66 capítulos emitidos, 67 si contamos con el estreno estadounidense de esta nueva tanda de episodios, las piezas principales de este complejo juego de ajedrez han estado intentando encontrar esa posición inicial vista en las novelas gráficas y las películas. Y en esta temporada se palpa la presencia del hombre murciélago desde el primer episodio.

No nos vamos a engañar a estas alturas: la audiencia a la que va dirigida esta revisión de la mitología de Batman, un ícono de talla mundial, sabe el destino hacia el que se dirigen los personajes, dejando a Bruno Heller, guionista de esta adaptación, el interesante, aunque delicado, rol de conducirlos hasta él. Lo que diferencia esta nueva temporada del resto es que el joven Bruce Wayne parece estar más cerca que nunca de comenzar -esta vez, de verdad- su periplo como el cruzado enmascarado de Gotham. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La inspiración en el Año 1 de Miller y Mazzucchelli

El episodio piloto dejaba poco margen de dudas: aquella oscura ciudad en la que la corrupción y el enorme contraste social que David Mazzucchelli retrató en ‘Batman: Año Uno’, uno de los trabajos más aclamados de Frank Miller en torno al Cruzado Enmascarado, fueron la mecha que inició la serie, y es que ‘Gotham no copia lo visto en la novela gráfica, pero si toma prestados los elementos esenciales para armar el esqueleto y la hoja de ruta de la propia serie.

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El primer día de trabajo no suele ser fácil para nadie, pero la llegada de un jovencísimo James Gordon (interpretado por Ben McKenzie) a la comisaría de Gotham fue especialmente complicada: pese a las advertencias de su compañero Harvey Bullock (Donal Logue), decidió implicarse en el misterioso asesinato de Thomas y Martha Wayne, dos de las personas más influyentes de la ciudad, prometiendo a su hijo superviviente y único heredero de 12 años que encontraría al responsable. Aquel gesto sería el punto de inflexión decisivo en la vida de Bruce Wayne.

Poco a poco los elementos de la serie empiezan a evolucionar hacia direcciones propias, su compañero Bullock estaría mejor construido que aquella versión de Miller, y se añadirían elementos originales a una historia que ha sido construida y reconstruida varias veces, dejando siempre el germen del justiciero enmascarado en un estratégico segundo plano mientras ahondaremos en la compleja infraestructura social de Gotham y el fino equilibrio que hace que el crimen organizado esté, como su propio nombre indica, organizado.

El motor de ‘Gotham’ es la evolución de los personajes que ya conocemos

Ahora bien, como suele ocurrir en los universos de DC, los desvaríos de unos villanos en potencia acabarán por sacar a relucir lo peor de la ciudad. Y la ciudad de Gotham siempre ha tenido un serio problema a la hora de cuantificar malhechores y personas que se toman la justicia por su mano.

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‘Gotham’ es una serie cuyo motor es la propia evolución de aquellos personajes que ya conocemos, y lo hace un ritmo especialmente interesante: ver como Edward Nygma (Cory Michael Smith) planteaba sus primeros acertijos como científico forense en la propia comisaría de Gotham, o un Oswald ‘El Pingüino’ Cobblepot (Robin Lord Taylor) como mero soplón de poca monta despista al fan más acérrimo, y eso está bien. Sin embargo, en el arranque de la cuarta temporada el papel de ambos será totalmente diferente.

Gotham no es otra serie de metahumanos de DC

‘Gotham’ fue planteada como una historia arriesgada y muy diferente al resto de adaptaciones comiqueras que Warner ha desarrollado para televisión. De entrada, el hilo conductor de todos los sucesos sería un James Gordon que -más allá de las adaptaciones animadas- rara vez ha tenido peso en la pequeña o gran pantalla. Y aquí se postula como el último hombre honesto de la ciudad a la que da nombre la serie.

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De hecho, en los 22 capítulos de tres cuartos de hora de duración que ofrece cada temporada no veremos ese despliegue de efectos especiales de ‘The Flash’, ‘Supergirl’ o 'Legends of Tomorrow' . La dirección de ‘Gotham’ se desmarca totalmente de todas las producciones de acción real de DC Comics y ofrece una textura más policíaca y oscura, aunque no estará exenta de personajes revividos, superpoderes y criminales -disfrazados o no- con curiosos métodos operandi.

Pero la manera de llegar hasta ellos mientras continúa la trama es lo que le da peso al guión. Partiendo de lo esencial, no es habitual ver en pantalla a un Batman vulnerable, al menos en lo moral. El Bruce Wayne de David Mazouz no está cegado por la ira y tampoco se ahoga en la obsesión por convertirse en una máquina perfecta de justicia, impulsada por la venganza o algún tipo de redención.

Bruce es un adolescente y, como tal, tiene que descubrirse a sí mismo y al mundo que le rodea. Pero en los genes del personaje se puede entrever el que ha sido uno de los rasgos característicos -y menos explotados en pantalla- del cruzado enmascarado: el de un ingenioso detective con ligeros (muy ligeros) trazos heredados del Sherlock Holmes de Conan Doyle.

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Por supuesto, esta reimaginación de los orígenes del justiciero nocturno aprovecha para introducir nuevos elementos y jugar al despiste con el fan de los cómics. La Fish Mooney de Jada Pinkett Smith (Matrix Reloaded), un personaje creado para la ocasión, encaja perfectamente en este universo a la vez que sirve para dar ritmo y posicionar en la trama al resto del elenco, convirtiéndose en una secundaria de lujo que en medios como en cine o la historieta no hubiera tenido la presencia y el peso que merecía.

Pero, pese a que veremos metahumanos, transformaciones, clones misteriosos y algún disfraz medianamente elaborado, en pocas ocasiones se pierde esa ambientación que se podría esperar de la Ciudad del Murciélago y eso es debido, en gran parte, a su cuidada producción -la cual se denota en una fotografía que cuida los planos cercanos y lejanos y aprovecha de manera bastante inteligente el uso de la luz- y a unos guiones que reflejan que cuando contar con minutos y capítulos suficientes para elaborar tramas policiacas no es un problema, el resultado acaba mereciendo la pena.

El Bruce Wayne de David Mazouz no está cegado por la ira y tampoco se obsesiona por convertirse en una máquina de justicia

Contar con un Gordon idealista y dispuesto a no desviarse de su propia brújula moral, especialmente en una ciudad en la que los propios habitantes se han resignado al crimen y la corrupción, quizás no sea una idea especialmente original, pero cuando tienes la oportunidad de moldear la mitología de los mejores archienemigos de Batman a tu gusto, y tomar el tiempo que sea necesario para que la transición hacia estos tenga cuerpo y sentido, se pueden hacer grandes cosas, y ‘Gotham’ aprovecha esta enorme ventaja.

Hasta el punto en el que actualmente David Mazouz (Touch, El inventor de juegos) solo necesita un plano frente a Robin Lord Taylor (The Walking Dead) para dejar claro que estamos ante unas versiones de Batman y el Pingüino creíbles para audiencias que piden contenidos más adultos.

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A lo largo de la serie hemos visto cómo el Sr. Frío, Dos Caras, el Sombrerero Loco, Clayface, una Hiedra Venenosa totalmente reimaginada y que floreció estupendamente de un capítulo para otro y hasta un Jerome Valeska que se resiste a identificarse como el Joker. -¿estarán esperando a que Bruce se llame a sí mismo Batman?- han ido tomando posiciones, cayendo, resurgiendo y hasta resucitando movidos por la codicia, la venganza y la locura; demostrando que la muerte y el Asilo Arkham son meros recursos literarios para mantener a determinados personajes alejados mientras se despliegan otra serie de tramas secundarias.

Pero también como gradualmente aparecen elementos más complejos, la Corte de los Búhos entra en escena y, como es de esperar, Ra's Al Ghul aparecerá con el fin de convertir a Bruce Wayne en su heredero. Y no podemos dejar de lado la relación entre éste último y una Selina ‘Cat’ Kyle (Camren Bicondova ) destinada a convertirse en Catwoman, y que además de mostrar la cara más amarga de los ciudadanos de Gotham, despierta esa típica relación entre adolescentes que es puro fanservice para el televidente.

El Caballero Oscuro: La leyenda Renace

La nueva temporada ha arrancado con una fuerza atroz: el Pingüino comienza a tomar el control de la ciudad sindicalizado el crimen organizado, lo cual le confronta de manera directa con un Gordon mucho más curtido y hecho a las reglas de Gotham. Por otro lado, Bruce comienza a ejercer de vigilante. Tal y como dijimos al principio, las piezas están próximas a esa posición inicial de la que parte la propia mitología del Caballero Oscuro y de la que fluyen todas las demás adaptaciones. Pero, ¿y después qué?

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Cuando Frank Miller comenzó a esbozar su imprescindible novela gráfica ‘Batman: The Dark Knight Returns’ lo hizo sobre una idea sencilla: ese año no solo alcanzaría la edad de un Bruce Wayne (29 años), un personaje de ficción al que le había dedicado algunas de sus mejores obras, sino que llegó a la conclusión de que pronto acabaría siendo mayor que él de manera inevitable. Su solución fue hacer que peinase canas en su siguiente historieta, aprovechando para darse un par de décadas de ventaja.

En esa historia, Batman se había retirado hace diez años. Sin embargo el crimen volvía a apoderarse de Gotham, haciendo que volviera a cubrir su cuerpo lleno de cicatrices y aquejado por la edad con su intimidante capucha y enfundarse su más que práctico cinturón multiusos.

El propio Christopher Nolan tomó prestada esta premisa, así como buena parte de la estructura de ‘Año Uno’ para comenzar, cerrar y atar su trilogía cinematográfica. Y posiblemente ‘Gotham’ acabe tomando esa dirección tarde o temprano, aunque con un cambio de papeles por exigencias del contexto.

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En la propia película de ‘El caballero oscuro’ (2008) uno de los temas principales es esa dualidad en la que el protagonista acaba muriendo como un héroe o viviendo lo suficiente para convertirse en villano. Y sería demasiado descabellado pensar que Bruce o Jim acabarían en el cementerio de Gotham. Dicho de otro modo. ¿Qué continuidad debería tener la serie una vez que todos los roles coincidan con sus contrapuntos del cómic?

Sin duda, ese será el siguiente gran desafío de Bruno Heller, pero vista la inevitable dirección de esta nueva temporada, no tardaremos en averiguarlo.

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