La muerte de Rob Reiner deja un vacío enorme en la historia del cine, especialmente porque sus películas eran capaces de conectar con millones de personas sin renunciar a la sensibilidad ni a la inteligencia emocional.
Director versátil como pocos, responsable de títulos tan distintos y memorables como 'Cuando Harry encontró a Sally' o 'La princesa prometida', Reiner supo moverse entre géneros sin perder nunca su mirada. Sin embargo, si tuviera que quedarme con una de sus películas, elegiría 'Cuenta conmigo' ('Stand by me'), por cómo logra emocionar desde la sencillez y también por ser un retrato honesto y delicado de la infancia, la amistad y el momento exacto en el que dejamos de ser niños sin darnos cuenta.
La aventura de hacerse mayor
Aunque su premisa pueda sugerirlo, 'Cuenta conmigo' no es una película de aventuras al uso. En ella, cuatro amigos emprenden un viaje para encontrar el cadáver de un chico desaparecido, pero lo que realmente descubren por el camino es la fragilidad de la infancia y el peso invisible que ya tiene el mundo adulto. Rob Reiner entiende que el verdadero viaje no es físico, sino emocional, y construye la historia desde los silencios, las miradas y unas conversaciones aparentemente triviales que esconden bastante.
Uno de los grandes aciertos del filme es su retrato de la amistad en la preadolescencia, alejada de idealizaciones. Gordie, Chris, Teddy y Vern no son héroes, sino niños heridos por familias rotas, abusos, negligencias y pérdidas. Y Reiner los muestra con un respeto absoluto, sin condescendencia, permitiendo que sus debilidades sean una parte esencial del relato.
La película también destaca por su tono melancólico, reforzado por la narración en off de un Gordie adulto que recuerda aquel verano como un punto de no retorno. 'Cuenta conmigo' habla del recuerdo como refugio y como herida, de cómo algunas amistades solo existen en un tiempo concreto de nuestras vidas. Es una reflexión sobre la memoria y la nostalgia que huye del sentimentalismo fácil y apuesta por una emoción sincera y contenida.
Además, esta película es también una demostración del talento de Rob Reiner como un director capaz de desaparecer para que la historia y los personajes brillen por sí solos. Su puesta en escena es sencilla, pero precisa; su ritmo es perfecto; y su sensibilidad, profundamente empática. En un momento como este, volver a ver 'Cuenta conmigo' no solo es un homenaje a una de las películas más bonitas que hay sobre crecer, sino también una forma de recordar por qué Rob Reiner será siempre una figura esencial del cine.
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