'Puñales por la espalda' sigue demostrando que su as bajo la manga es no achantarse en hablar de política

'Puñales por la espalda' sigue demostrando que su as bajo la manga es no achantarse en hablar de política

El tercer caso de Benoit Black reflexiona sobre la manipulación y los falsos ídolos

1 comentario Facebook Twitter Flipboard E-mail
Priest
miguel-rodriguez

Miguel Solo

Editor

Nota: El texto contiene spoilers de 'Puñales por la espalda: De entre los muertos'.

Para sorpresa de nadie, Rian Johnson ha vuelto a hacer un excelente whodunnit con su recientemente estrenada 'Puñales por la espalda: De entre los muertos'. El tercer caso de Benoit Blanc toma inspiración de clásicos del género, con un asesinato en una iglesia y un dispar grupo de sospechosos que aparentemente no tenían nada en contra de la víctima.

La película también es un recordatorio de lo mucho que pone Johnson en cada uno de estos misterios, que son historias fascinantes que diseccionar más allá del caso criminal que contienen. Cuando se estrenó la primera en 2019, se celebró que combinara su estética clásica de Cluedo con sensibilidades contemporáneas, ambientándose en un EEUU en medio del primer mandato de Trump con la inmigración como uno de sus grandes temas. La segunda, 'Glass Onion', llegó junto con el auge los techbros millonarios en la cultura popular, dibujando un retrato punzante de figuras tipo Elon Musk y el poder que albergan.

Sermoneando al rebaño

En 'De entre los muertos', Johnson hace su filigrana más grande hasta la fecha, creando una cinta temáticamente compleja que no oculta su comentario político, esta vez menos directo pero más madurado más allá de la mera sátira. En la compleja maraña de su argumento, Johnson es claro desde el principio con que la cosa va de los discursos de odio. En el centro de todo está el Monseñor Wicks, víctima de un "crimen imposible" y previo a su muerte, un cura amargado y profundamente intolerante.

Blanc

A través de sermones incendiarios, Wicks fue reduciendo más y más el grupo de fieles que acuden todos los domingos a misa. Por momentos resulta irónico que los sospechosos sean su mismo círculo interno. Un grupo de ilustres locales que junto con el cura han ido agriándose con el tiempo, convirtiéndose en sombras de lo que fueron. En el transcurso del argumento, el asesinato pasa de ser un caso de "¿quién podría hacer esto?" a "¿quién no querría hacerlo?" El sospechoso principal es el padre Jud, un joven en proceso de deconstrucción tras un pasado violento que tenía una guerra abierta con Wicks.

La temática de la religión parece venir como anillo al dedo a los temas de la película. Cuando Jud conoce a Benoit Blanc, el excéntrico detective que se revela como un profundo ateo, el joven padre no tiene problemas en coincidir con él hablando de la religión como "narrativa". "Supongo que la cuestión es, ¿estas historias nos convencen de una mentira? ¿O apelan a algo muy profundo en nosotros que en el fondo es verdad? ¿Y que no podemos expresar de otro modo que no sea la narrativa?" , le cuestionaba al detective.

Los casos de Benoit Blanc nunca se han achantado en cuestionar pilares clásicos del género como la búsqueda de culpables, pero aquí nos deja más claro que nunca como todas esas ideas no son más que historias. Puntos de vista que cambian según quien los cuente y que pueden cambiar por completo la percepción generalizada de la verdad. Como herramienta comunicativa, la religión es la narrativa original, capaz de generar influencia antes de que lo hiciera el dinero, la política o las redes. Wicks, a la vez víctima y villano en su propio asesinato, malusa su gran influencia religiosa, y nos muestra lo fácil que es usarla para dar credibilidad a todo tipo de manipulaciones políticas e ideológicas.

Blacnk

Es una historia de cómo los discursos manipulan. No es de extrañar que, a la hora de la verdad, el relato que se nos ha contado desde el principio con respecto a la madre del Monseñor resulte ser falso. A la vez que el caso se complica, las redes se convierten en un pilar crucial del argumento. Por mucho que su iglesia esté vacía, Wicks se ha ganado un enorme rebaño en internet. Sus vídeos son virales, sus defensores agresivos, dispuestos a acosar a cualquiera que consideren enemigo como el padre Jud. En última instancia, el gran plan de Wicks pasa por cerrar la iglesia para probar suerte con un nuevo rebaño. Lo hará acompañado de Cy, su hijo ilegítimo y un joven involucrado en política y obsesionado precisamente en cómo manipular a la gente. Las líneas entre política y religión se difuminan por momentos, creando un discurso en el que no importa lo que se dice ni a quién se haga daño con ello. Lo que importa es el atesoramiento de poder.

En entrevistas, Johnson mencionaba como para él como ex-cristiano la fe era un tema muy importante al que hacerle justicia en la película. El clímax sorprende por ser un cambio de tercio con respecto a las anteriores. Blanc no se siente autorizado a dar la revelación final, y en su lugar decide que la haga Martha, en una confesión literal de una creyente a su cura. En su búsqueda por recontextualizar la fe en el mundo moderno, Johnson nos da un discurso tan extrapolable para la religión como para el resto del mundo. Es un cuento con moraleja sobre falsos ídolos, y uno plenamente consciente de que hoy es más sencillo ganar seguidores con el odio que con la tolerancia.

En Espinof | 'De entre los muertos' es la película más oscura de la trilogía 'Puñales por la espalda', y eso la hace incluso mejor. Este giro es justo lo que necesitaba la saga

En Espinof | Las tres películas de la saga 'Puñales por la espalda' de Rian Johnson, ordenadas de peor a mejor

Inicio