Un surrealista paseo por la mente del escritor que puedes ver en streaming: David Cronenberg hace una de sus mejores películas mezclando creatividad, adicción y sexualidad

Un surrealista paseo por la mente del escritor que puedes ver en streaming: David Cronenberg hace una de sus mejores películas mezclando creatividad, adicción y sexualidad

Viaje por la interzona

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El Almuerzo Desnudo 1991 David Cronenberg

Dos hombres intercambian impresiones sobre la naturaleza de la escritura en compañía del exterminador William Lee, ataviado con su traje donde parece que ha escapado de una película noir. Uno defiende la necesidad de las reescrituras de un texto, porque solo considerando todos los ángulos posibles se llega al verdadero corazón de la historia, donde se expía la culpa por no estar escribiendo al mejor nivel posible. Mientras, su compañero argumenta que eliminar los impulsos puros de la primera escritura es donde está la verdadera culpa, donde se comete la traición al arte. William saca entonces la frase clave: "Extermina todo pensamiento racional".

Es una escena que sucede muy al inicio de 'El almuerzo desnudo' y ya condensa muchas de las ideas que David Cronenberg va a desarrollar sobre la creatividad y sobre la propia adaptación que está realizando. Qué responsabilidad tenemos para con lo que estamos creando, y en parte también si le debemos a la audiencia aquello más puro de nosotros mismos en un momento de represión por fuerzas externas. El director se lo cuestiona también a sí mismo en esta adaptación tan libre que ha terminado siendo una de sus mejores películas.

Extermina todo pensamiento racional

Disponible para ver en plataformas como Filmin, MUBI o Acontra+, 'El almuerzo desnudo' es la clase de obra que resulta completamente surrealista que exista. Un noir kafkiano que logra la imposible tarea de hacer una debida adaptación de la imponente obra de William S. Burroughs, una novela de esas consideradas inadaptables por su falta de narrativa lineal, personajes o claridad en su desarrollo. Cronenberg subvierte todo eso pero mantiene la fantástica fuerza del relato original, despertando cuestiones sobre la creatividad además de la adicción, la sexualidad y la culpa.

Para ello, toma no sólo la crucial decisión de convertir al propio Burroughs en el protagonista de la historia, que es transportado a un mundo bizarro e inexplicable lleno de polvo exterminador de insectos, máquinas de escribir y criaturas indefinibles, sino que varios sucesos de su vida real se entrelazan con la historia. El asesinato de su esposa en un trágico accidente o cómo la interzona se convierte en el Tánger donde se exilió para escribir el libro original son decisiones que consiguen anclar a la realidad esta fascinante película.

El propio Cronenberg expresó que en el momento de escribir el guión se sentía tan liberado que casi consideró escribir más novelas de Burroughs en caso de que falleciese. Su profundidad, no sólo en los detalles de la obra y otras novelas relacionadas como Yonqui o Interzone sino también en la vida personal del autor, se palpa en como logra hablar de aspectos que le inquietaban en el momento de la escritura, incluyendo la represión moral que le obligó a trasladarse a Marruecos, ligada a lo radical de su obra y a su homosexualidad.

'El almuerzo desnudo': estado de la mente

El Almuerzo Desnudo 1991

La represión de esta homosexualidad es una de las inquietudes principales de esta película, y se entrelaza con el proceso de escritura al que el personaje de Peter Weller termina enganchado subconscientemente. Él no habla de sí mismo como un escritor, asegurando que lo dejó en su infancia, pero siempre termina arrastrado a la misma a través de máquinas de escribir con formas flexibles y evocativas de insectos que le impulsan a redactar aquello que se está negando de sí mismo.

Así mismo, las adicciones a las sustancias de Burroughs que acarrearon muchas de sus desgracias e impulsaron su creatividad ejercen aquí un papel similar. El polvo exterminador resulta una fuerza poderosa que resalta la propia naturaleza del protagonista, pero también le sumerge en esta espiral donde el mundo a su alrededor es cada vez más surrealista.

Cronenberg emplea de maravilla las imágenes grotescas que le definen para hacer un complejo relato sobre el proceso de escritura, sobre el extraño poder que ejerce cuando nos liberamos de cualquier restricción pero también de las peligrosas consecuencias que puede tener. Es una de sus películas más demandantes, pero la intensidad de sus sensaciones va en perfecta sintonía con esa defensa de la nueva carne, de la exploración del estado de la mente cuando se mezclan los estímulos y la represión. Vamos, que es puro Cronenberg.

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