Críticas a la carta: 'Commando', la cuenta atrás

Críticas a la carta: 'Commando', la cuenta atrás

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Críticas a la carta: 'Commando', la cuenta atrás

De nuevo me toca contribuir a esta sección de Críticas a la Carta con otra producción de Joel Silver que nació también posiblemente como intento de franquicia. Como curiosidad, la presente tiene también en común con ‘El último Boy Scout’ que el protagonista tiene una hija de trece años —ambas actrices han continuado sus carreras en el cine y la televisión— y la acción como base, así como algún intento de sarcasmo en sus diálogos. Las diferencias son claras: si bien ‘Commando’ (íd., 1985) está rodada con peor gusto y la diferencia de sus intérpretes es abismal, se centra mucho más en su trama y va al grano desde el inicio, consiguiendo un ritmo trepidante y gran diversión.

Arnold Schwarzenegger protagoniza esta película de Mark L. Lester que está basada en un guion de Steven E. de Souza, que parte de un argumento suyo, de Matthew Weisman y de Joseph Loeb, un guionista de cómics, famoso por sus colaboraciones con Tim Sale y por la serie ‘Héroes’. La mayor ventaja de la película es que apenas cuenta con planteamiento, pues presenta el primer giro de inflexión enseguida y su nudo es sumamente directo, para llegar inmediatamente al desenlace. El protagonista, sometido a una cuenta atrás que él mismo programa en su reloj, no puede hacer pausas en su investigación y esto precipita a la película a una entretenida espiral de persecuciones, peleas y todos los demás deleites que un film de acción debe incluir.

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Importantes nombres en apartados técnicos

Seguimos hablando del equipo técnico para recalcar que no se trata de nombres de segunda categoría, a pesar de que el resultado lo aparente. La banda sonora musical, que puede ser lo más trasnochado e infumable de la película, resulta ser de James Horner. Y la fotografía y los encuadres, nada afortunados, los firma Matthew F. Leonetti, que tiene en su currículum cintas más logradas, como puedan ser ‘Morir todavía’, ‘Días extraños’ o ‘El efecto mariposa’. No negaremos que en ‘Commando’ se hallan detalles curiosos, como por ejemplo, el reflejo en el hacha o los planos de bíceps con casquillos saltando. Leonetti es un experto en acción y ha intentado crear algo de impacto. Cuestiones como que se note el cambio por el especialista en escenas de saltos o que el recorte de su rostro contra el fondo cuando viaja en avión sea muy evidente, me parecen menos importantes —quien se interese por este tipo de pifias las puede encontrar aquí—.

El único apartado técnico donde aprecio que se ha hecho un buen trabajo es el de montaje. No en vano son tres los montadores que firman la versión final, contándose entre ellos el gran Mark Goldblatt —experto en cine de acción, que también montó ‘Rambo’ y fue presidente de la asociación de montadores—. La película tiene mucho dinamismo y las peleas y otras escenas de acción están compuestas con garra, sin pudor, con algunos cortes que hoy en día serían sonrojantes, pero que lo supeditaban todo al efectismo voluntariamente. No siempre encontramos buenas transiciones entre planos, pero el hecho de que la película dure hora y media escasa y no tenga tiempo para aburrir es, probablemente, merced de los montadores.

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El personaje de John Matrix

La presentación del personaje de Schwarzenegger, llamado John Matrix —la película de los Wachowski también es de Joel Silverno tiene desperdicio: antes de ver su rostro, apreciamos sus músculos y también sus botas —a las que se les harán más planos detalle más adelante, lo que me hace pensar en un product placement—. Finalmente, aparece de cuerpo entero este Míster Universo y se sitúa bajo un rayo de sol para tapar el flare que hacía la cámara. Detenido un segundo, posando si razón aparente, deja que lo admiremos. Matrix corta troncos —«he’s a lumberjack and he’s OK»— y los carga con la misma facilidad con la que Obelix transporta menhires, para calentar su bucólico refugio en el que se esconde junto con su hija, dando de comer a cervatillos y leyendo el equivalente al Superpop.

Queda claro que se quiere hacer hincapié sobre este hombre como un héroe. Las frases de uno de sus antiguos superiores: «si él está vivo, encontraremos muchos más cadáveres» o «de él espero la tercera guerra mundial» e incluso las que él mismo pronuncia: «sabrás que he llegado porque se desatará un infierno»… se introducen sin vergüenza para aumentar la mítica del protagonista.

Matrix resulta ser un forzudo, con capacidades cercanas a las de Hulk: puede arrancar una cabina telefónica del suelo o un asiento de un vehículo y dar la vuelta al coche sin esfuerzo. Su forma de pelear va también en esta línea, casi como si nos encontrásemos en un film humorístico, del estilo de los de Bud Spencer o en un dibujo animado: lanza a los contrincantes en manojos por los aires y pega puñetazos a diestro y siniestro. Con las armas de fuego no es menos hábil, pues su puntería es excelente y siempre está a punto para disparar con el arma adecuada.

La actitud de John es desenfadada y sobrada, como lo era la que comentábamos del personaje de Bruce Willis en ‘El último Boy Scout’ e incluso hay momentos en los que se intenta que los diálogos tengan el mismo tipo de humor negro y sardónico. Sin embargo, Schwarzenegger no está capacitado para esos gestos irónicos. Lo que sí tiene este personaje que no tenía Joe Hallenbeck es esa capacidad para tomar decisiones que demuestran su resolución, como lanzar el coche cuesta abajo para perseguir a los malos, a pesar de carecer de motor, o escapar del avión en marcha como quien no quiere la cosa.

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Secundarios

En el bando de los buenos, además de al protagonista, encontramos personajes femeninos. Está Alyssa Milano —que en 1985 tenía trece añitos, pero que en la película aparenta muchos menos, probablemente porque el rodaje es anterior— en el papel de la hija de Matrix, una niña muy espabilada, que ya va demostrando que ha salido a su padre. Rae Dawn Chong es un buen personaje, al que se le reservan muchas de las frases míticas de la película, como «I can’t believe this macho bullshit» («No me puedo creer todas estas chorradas de machitos»), pero cuya decisión de acompañar a Matrix una vez su coche ha quedado siniestro total debería haberse justificado mejor.

En el bando de los malos es donde se encuentran los personajes más ridículos, como el psicópata interpretado por Dan Hedaya, que intenta hacer de latinoamericano sin idea de español o, siquiera, de cómo pronunciar los nombres propios que le han tocado en el guion, como Velázquez. Por cierto, que la presentación del país donde se va a producir el atentado —Val Verde, país inventado para sustituir Israel, que era la primera opción en el guion, y evitar así problemas políticos— resulta de lo más incorrecta, ya que en la acera frente al aeropuerto hay personas sentadas en el suelo asando comida y vendiendo productos. La expresion «tercermundista» se quedaría corta para este retrato.

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Vernon Wells, como Bennett, con un vestuario y un bigote que habrían avergonzado a Freddie Mercury, recalca una crueldad de pega con la que los autores intentan que suponga una amenaza mayor contra Matrix, pero sin lograr dar el más mínimo miedo. Los fans sostienen que el personaje está enamorado de Matrix, por mucho que Lester lo haya negado en los comentarios del DVD, aduciendo «que es el soldado más masculino que te podrías imaginar». Sully (David Patrick Kelly), con su traje que afortunadamente, pasó de moda en seguida, se introduce como el alivio cómico, pero existen otros incluidos sin esa intención que despiertan la mofa mucho más.

No habrá secuelas

Este personaje podría haberse convertido en un nuevo Rambo —ambos se llaman John— y sus aventuras podrían haber supuesto una franquicia igual de beneficiosa. En 1986, de Souza había escrito una secuela, basada en la novela ‘Nothing Lasts Forever‘, de Roderick Thorp, que luego reescribió Frank Darabont. Pero cuando se la propusieron a Schwarzenegger, éste ya se había convertido en el actor más famoso del planeta y rechazó regresar al personaje de Matrix. Y todos nos alegramos de estas decisión, ya que, tras muchas reescrituras, ese guion se convirtió en lo que hoy es ‘Jungla de cristal’ (‘Die Hard’, 1988), de John McTiernan.

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En resumen

No diría que ‘Commando’ es una buena película, debido a su factura imperfecta y a determinados detalles hilarantes que no buscaban intencionadamente el humor. Sin embargo, como cinta de acción supone una opción más que válida, gracias a su ritmo argumental en el que no dejan de pasar cosas y en el que la acción no se detiene con escenas sentimentales o de extensos diálogos.

Ruegos y peticiones para la próxima entrega de Críticas a la carta en los comentarios a esta entrada. El film que obtenga mayor clamor popular será el siguiente en ser reseñado.

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