Netflix necesita grandes películas pero tendrá que seguir esperando: 'Un fantasma anda suelto en casa' es un pasatiempo indeciso en el que solo destaca David Harbour

Netflix necesita grandes películas pero tendrá que seguir esperando: 'Un fantasma anda suelto en casa' es un pasatiempo indeciso en el que solo destaca David Harbour

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Un Fantasma Anda Suelto En Casa

Christopher Landon se hizo un nombre en Hollywood gracias al éxito de 'Feliz día de tu muerte', una simpática comedia de terror con viajes en el tiempo que gozó de una gran acogida por parte del público. Luego fue un poco más allá con su disfrutable secuela y también acertó poco después con la simpática 'Este cuerpo me sienta me muerte'. Ninguna de las tres eran grandes películas, pero sí pasatiempos de primera en los que Landon demostraba una notable capacidad para mezcla humor y terror.

Por ello, 'Un fantasma anda suelto en casa' era una de las películas de Netflix para este 2023 que esperaba con más ganas, pero a la hora de la verdad ha sido una decepción más de la plataforma. Aquí Landon, que se encarga tanto de escribirla como de dirigirla, opta por un enfoque mucho más familiar y el resultado final es bastante discreto.

Quiere ser demasiadas cosas a la vez

Desde el primer momento queda claro que el toque de terror va a quedar reducido a la mínima expresión en 'Un fantasma anda suelto en casa', ya que su historia gira alrededor de una pareja que compra una nueva casa en la que uno de sus hijos encuentra un fantasma. Pronto surge una inesperada amistad entre ellos y todo explota cuando los medios se enteran de su existencia.

Con ese enfoque, 'Una fantasma anda suelto en casa' podría haber ido en muchas direcciones, y precisamente uno de los problemas de la película es que eso es lo que hace. En lugar de optar por un camino más o menos claro, Landon estira en exceso la historia dando bandazos, ya que tan pronto apuesta por un momento más íntimo y dramático como que de repente tira por el camino del exceso y aparece Jennifer Coolidge para animar el cotarro.

Eso lleva a que lo que inicialmente despierta cierta simpatía, especialmente con el primer encuentro con el fantasma, acaba perdiendo el interés del público. Ahí es cierto que David Harbour (el inolvidable Hopper de 'Stranger Things') hace todo lo que puede para evitarlo, ya que su interpretación silente es lo más afortunado de la función, pero claro, solo puede llegar hasta cierto punto, sobre todo si luego la película desaprovecha al máximo otros ingredientes que tiene a su disposición. Un buen ejemplo lo tenemos con la presencia de Tig Notaro, que viéndola aquí nadie diría que es una cómica bastante popular.

Una decepción

David Harbour En Tenemos Un Fantasma En Casa

Lo que sucede aquí es lo mismo que en muchas otras películas originales de Netflix: un reparto más o menos llamativo, una premisa con bastante posibilidades y un generoso presupuesto con el objetivo de que sus responsables ejecuten su visión de la historia para que luego sea una batiburrillo indeciso en el que ni siquiera se nota la fuerte inversión realizada -¿en serio esto ha costado 75 millones de dólares?- y que encima dura demasiado.

Aquí es como si Landon hubiese apuntado una serie de ideas, las hubiese unido en un guion y nunca se hubiese molestado en tener en cuenta cómo encajaba la mezcla. Sé que va a sonar mal pedir a Netflix algo más de mano dura para encauzar la visión de los directores, pero son ya demasiadas películas que acaban provocando sentimientos de frustración porque nunca queda claro qué quieren conseguir sus responsables.

En el caso de 'Un fantasma anda suelto en casa' se vislumbra que el objetivo principal acaba siendo ofrecer una película fantástica de corte familiar, pero para ello se llega a un caos de tono quizá no al nivel de 'El Hormiguero', pero sí poco conseguido. Por ejemplo, ¿qué pinta en una película así ese momento siniestro en el que el amable fantasma encarnado por Harbour se las hace pasar canutas a la médium interpretada por Coolidge?

Es cierto que Landon endereza un poco el rumbo en el tramo final, que es cuando no le queda otra que poner todas las cartas encima de la mesa y resolver ese misterio que hasta entonces había dejado bastante de lado, pero ya es tarde. De poco sirve volverse algo más tierno y apelar a emociones con las que cualquier espectador se puede sentir más identificado si para entonces ya estás cansado y simplemente quieres pasar a otra cosa.

¿Entonces merece la pena o no?

Escena De Tenemos Un Fantasma En Casa

Me gusta bastante el toque que da Harbour a un personaje mucho más complicado de lo que parece, pero más allá de eso hay muy poco que rascar en una película que a priori lo tenía todo para ser una de las mejores de Netflix en este 2023 y a la hora de la verdad no es más que otra decepción más de la plataforma. Eso sí, tampoco quiero decir que sea horrible, pero sí bastante floja.

En Espinof: Las 22 mejores películas de Netflix en 2022

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