'The Front Page', la primera versión de un guión perfecto

'The Front Page', la primera versión de un guión perfecto
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Dos de las películas más celebradas de las carreras de los insignes Howard Hawks y Billy Wilder son ‘Luna nueva’ (lamentable cambio respecto del original ‘His Gril Friday’) y ‘Primera plana’. A más de uno se nos dibuja una sonrisa cuando recordamos algunos de los momentos de las dos películas, que contando la misma historia, las hacen en cierto modo diferentes gracias a un sustancial cambio de matices, sobre todo en la versión de Hawks (probablemente la mejor de todas). A finales de los 80, tuvimos una puesta al día con la pasable ‘Interferencias’ que aunque era incapaz de tirar por tierra el excelente material parido por Ben Hetch y Charles MacCarthur, no llegaba ni de lejos a la altura de las mencionadas.

Pero el gran, y a ratos olvidado, Lewis Milestone, fue el primero en adaptar a la pantalla esta historia. Ensombrecida por la fama de los dos remakes posteriores y la condición de clásicos que éstos adquirieron con el paso del tiempo, lo cierto es que nada tiene que envidiarles. ‘The Front Page’ es un despiadado retrato del periodismo, con unos toques de comedia, y que realizada en pleno 1931 sorprendía por su atrevido lenguaje.

‘The Front Page’ narra las andanzas de Hildy Johnson, implacable periodista al que le ha llegado la hora del retiro, pero no porque quiera, sino porque ha encontrado al amor de su vida, una muy comprensiva mujer de ésas que sólo se encuentran en las películas. El jefe de Hildy, el despiadado, brutal y déspota Walter Burns, pondrá todo su empeño para que Hildy no abandone el periódico. Todo ello mientras la vida de un hombre inocente corre peligro, al estar condenado a muerte. Su fuga será todo un bombazo de noticia.

1931. Repito, 1931. Año de producción de esta película. El cine empezaba, historias había a patadas, unas mejores y otras no tanto. La técnica aún se estaba desarrollando, y sólo los atrevidos, los que entendían que el medio daba para mucho, osaban romper con algunas “normas” establecidas. Uno se queda con la boca abierta al comprobar de lo que Mamoulian era capaz en un film rodado únicamente en interiores, y con una historia centrada sobre todo en la palabra. Los movimientos de cámara, nunca gratuitos empalidecen a buena parte de los que directores más actuales presumen con sus filigranas visuales. Milestone convierte el objetivo en un personaje más, y con él apoya, con tesón y firmeza, lo narrado. Sirvan como ejemplo, los travellings que muestran la entrada de Burns en la rotativa, y cambiando el punto de vista, la salida. Con ellos, además de describir todo lo que ocurre a su alrededor, y que es necesario para que sepamos cómo se cuecen las habas en un periódico, marca, antes de que veamos su personalidad, el carácter del citado personaje. Un hombre decidido que siempre sabe lo que hacer, y que por el bien del periódico, y del suyo propio no cederá ante nada ni ante nadie.

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Milestone, que siempre puso su mirada en las miradas de los personajes, logrando con ello acercarnos mucho a ellos y a sus vivencias, imprime un ritmo perfecto a la película, en la que apenas existe respiro para el espectador. Además cuenta con una obra perfecta, y con un trabajo actoral casi modélico. Adolphe Menjou, que se hizo con el personaje de Burns después de que el actor elegido en un principio (Louis Wolheim) falleciese, es la estrella de la función. Su amable rostro esconde a un periodista, ahora jefe de un diario de gran tirada, como pocos. Con él, Mamoulian se sirve para poner entre dicho la profesión del periodismo, y los modos que tiene la gente en este mundillo para conseguir noticias, no escatimando en bajezas de todo tipo, o de humillar ya sea públicamente o en privado a todo tipo de personas. En este aspecto, la película no ha perdido ni un sólo ápice de frescura, y resulta muy actual.

A Menjou lo acompañan toda una galería de secundarios de lo más eficaz, destacando un divertido, como era habitual en él, Edward Everett Horton, en su típico papel de despistado. Pat O´Brien, un actor muy de moda en la década de los 30, se hace con el personaje central, Hildy, y éste podría ser el único error del film. El actor, que acababa de empezar en esto del cine, no convence en su rol, y desgraciadamente su voz le juega una mala pasada, pues sus diálogos no son recitados con convicción. Como tampoco expresa con demasiada claridad sus sentimientos por la mujer con la que está a punto de casarse, a la que da vida una muy ajustada Mary Brian. Ni que decir tiene que Brien no aguanta la comparación con sus sucesores en el personaje: Rosalind Russell, Jack Lemmon, y Kathleen Turner.

‘The Front Page’ es una magnífica película, divertida (aunque no hay que obviar su trasfondo dramático), servida con cierta insolencia que a más de uno le puede chocar. Está editada en dvd al otro lado del Atlántico a un precio más que ridículo.

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