Peter Strickland y su fascinante mundo de horror

Peter Strickland y su fascinante mundo de horror

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El cine de Peter Strickland

Es uno de los cineastas más interesantes y personales de la última década desde su peleado debut, 'Katalin Varga'. Aquella pequeña película comenzó a abrir al director las puertas algunos de los festivales más importantes del mundo.

Por desgracia, el gran público aún no ha conseguido conectar con su cine, que no termina de encontrar una distribución idónea ni tan siquiera en su país. Pero estamos hablando de Peter Strickland, un director que, a lo mejor, no está destinado a conectar con él.

Trash entre amigos

Nacido en Reading, de madre griega y padre británico, Strickand comenzó a visitar regularmente Nueva York a los veinte años, gracias a la hospitalidad de una familia de conocidos griegos. Allí entra en contacto con la nueva y vieja guardia de la escena más transgresora, experimental y artística cinematográfica, y realiza su primer trabajo, el cortometraje ‘Bubblegum’, con los iconos de la escena Holly Woodlawn, que debutó en el 'Trash' de Paul Morrissey, y Nick Zedd, responsable de la sugerente 'They Eat Scum'.

Ocho años más tarde llegaba su siguiente corto, de apenas tres minutos, ‘A Metaphysical Education’, y un par de años más tarde comenzaría la producción de su ópera prima, que sacó adelante gracias a una herencia familiar, rodando en dos semanas y media, en Rumanía, 'Katalin Varga', que puedes ver aquí.

Diseñada para el lucimiento de su estrella principal, la entonces debutante Hilda Péter, 'Katalin Varga' es un austero ejercicio de cine puro, sin concesiones, directo. Una historia de venganza cruda, filmada en 16mm y hecha a través del esfuerzo de apenas once personas.

La película se rodó en Rumania en el verano de 2006 por apenas 25,000 libras y con un pequeño equipo de once personas (incluido el transporte y el catering). Strickland pagó a todos de su bolsillo excepto al foquista, András Szöke, que aceptó trabajar gratis.

Katalin Varga

Todo el equipo técnico y artístico convivió en una casa vacía de un pequeño pueblo en las montañas de los Cárpatos. Tras el rodaje, Strickland se quedó sin dinero durante el proceso de edición. Se acercó a muchas productoras de Reino Unido, pero la reacción siempre fue negativa: una película sórdida de un director desconocido, que ni siquiera estaba hablada en inglés, desanimó a todos los inversores del país.

Solo dos productores rumanos, Oana Giurgiu y Tudor Giurgiu, prestaron atención y se unieron como co-productores, proporcionando los fondos necesarios para hacer una mezcla de sonido adecuada y procesaron el negativo de Super-16 a 35 mm, con el que aterrizó en la 59 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín en 2009 y ganando el premio a la 'Contribución Artística Excepcional' por el diseño de sonido. Sin los productores rumanos, la película nunca habría visto la luz.

Horror en el estudio de sonido

Tres años después llegaría el verdadero toque de atención para los aficionados al fantástico. Su segunda película, "la primera" para buena parte de sus seguidores entonces, respondía al título de 'Berberian Sound Studio'. Con ella ganó varios premios importantes, tanto en terreno nacional como internacional, incluidos el British Independent Film Award al mejor director o varios premios en Locarno, Sitges o Fantasporto.

Mucho más agradecida que su predecesora, con una factura más a favor de la atmósfera giallo que baña el conjunto, e impulsada por la potente música de Broadcast, 'Berberian Sound Studio' supone un hito en el fantástico de la década que estamos a punto de dejar atrás… porque en realidad no estamos ante una cinta de género. ¿O sí? La historia del sonidista desesperado por la sugestión sensorial dentro de una película sobre la sugestión sensorial a través de la postproducción de un film de horror es, cuanto menos, original.

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Podríamos decir que ‘Berberian Sound Studio’ no tiene mucho argumento. Bien podría afirmarse que la película tampoco lo necesita. Strickland construye un diabólico ejercicio de suspense a través de… ¡nada! Mejor dicho, el autor juega con el suspense de la cotidianidad. Gilderoy le preocupa que nunca le paguen (lo que significa que nunca podrá darse el lujo de irse), y observa cómo las personas que dirigen el estudio discuten en voz alta en un lenguaje que no habla, sobre temas que claramente han estado enconándose por algún tiempo.

En ausencia de verdadero terror, Strickland crea una sensación de temor creciente al jugar con los componentes brutos de la cinematografía. 'Berberian Sound Studio' nunca muestra un frame de 'The Equestrian Vortex' (más allá de los increíbles créditos iniciales que podéis ver un poco más arriba), la película prefiere insinuar lo que Gilderoy está viendo a través del sonido (claro) y las descripciones en sus notas de trabajo.

El amor más violento

Para su tercer largometraje solo hubo que esperar un par de años (y un trabajo para Björk) hasta la llegada de 'The Duke of Burgundy', una poderosa historia de amor loco con dos personajes protagonistas increíbles y maravillosamente interpretados. Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna bordan sus papeles de amantes pasionales aficionadas al dolor físico y emocional con una intensidad nada habitual en el género. Sea cual sea el género.

La banda sonora de Cat's Eyes es alucinante y emocionante. Lo mejor de la película es lo que cuesta creer que esté rodada este siglo y lo bonita y agradable que le ha quedado a Strickland una historia tan, en teoría, desagradable. Efectivamente, hay mucho Jess Franco aquí. No solo porque te lo parezca a ti. Hablando con Mad Movies en la primavera de 2015, el cineasta afirmaba lo siguiente.

"Un amigo me puso en contacto con Andrew Starke y Pete Tombs, que dirigen Rook Films y la editorial de DVD de Mondo Macabro. Planeaban hacer una nueva versión de la película de Jesús Franco 'Lorna, la exorcista', y eso me interesó. Sin embargo, pensamos que había algo diferente que hacer, y eso me dio la idea de tomar el cine erótico europeo como punto de partida".

The Duke Of Burgundy

"Si bien el grindhouse ha sido revaluado, al igual que el giallo e incluso el cine de caníbales, el género erótico aún está bastante olvidado. Y hay grandes obras. También muy malas, por supuesto. Así que cogí algunos temas, como la pareja de lesbianas o el sadomasoquismo, para tratar de ir más allá, construyendo más un drama que algo en plan porno suave. Muchas de estas películas están diseñadas básicamente para la masturbación, viven dentro de la fantasía, donde una persona dominante siempre es dominante y una sumisa siempre sumisa. Lo que quería explorar es el hecho de que una dominante no dormirá con sus tacones de aguja: dormirá en pijama". Dicho y hecho.

El diablo viste de saldo

2019 fue un extraordinario año para el terror textil. 'Le Daim', de Quentin Dupieux, y la nueva película de Strickland, 'In Fabric', fueron dos de los trabajos más pulcros, atrevidos y estilosos del año cinematográfico... del país que decidiera estrenarlos. El británico nos recuerda aún es uno de los cineastas más personales, atrevidos, sugerentes y cachondos del cine actual. No está en la misma orilla que Hélène Cattet y Bruno Forzani, pero tampoco en el extremo de Lars von Trier o Yorgos Lanthimos.

El cineasta inglés es una bendición que está justo entre esos nombres, y los baña en horror británico de mediados del siglo pasado con pintas de cerveza barata. La brujería de saldo, el hechizo de las rebajas, se convierte en una extraña y muy bizarra historia de humor y horror, como siempre, excesiva. Su ambientación es tan extraordinaria como de costumbre, y su hipnotismo te agarra desde los fastuosos créditos iniciales, tan cuidados como de costumbre y con un 7'' completamente agotado obra de Cavern of Anti-Matter. Una gran película de terror textil unisex y deliciosa.

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Hay mucho del extraordinario 'Halloween III: Season of the Witch' de Tommy Lee Wallace, pero también mucho cachondeo y flema británica. Julian Barratt y Steve Oram, viejos conocidos de 'The Mighty Boosh', se apoderan de la función con sus secuencias hilarantes, narcóticas, que casan perfectamente con la música de la película.

'In Fabric' no es perfecta, porque se resiente del plan inicial abortado, que la convertía en un tridente de historias, pero aún así se trata de una exquisita y atemporal gema de género. Y Peter Strickland un genio que merece la máxima atención. No hay muchos cineastas que sigan reventando plateas sin dejar de ser fieles a sí mismos. Y si no me creéis, echad un ojo a su último proyecto, porque devuelve al británico a la mugre neoyorquina donde aprendió todo lo que sabe. O casi todo.

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