Hablamos con Raúl Arévalo con motivo del estreno de 'Tarde para la ira'

Hablamos con Raúl Arévalo con motivo del estreno de 'Tarde para la ira'

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Hablamos con Raúl Arévalo con motivo del estreno de 'Tarde para la ira'

El actor español Raúl Arévalo estrena hoy 9 de septiembre en España 'Tarde para la ira'. La cinta ha recibido una cálida acogida en el Festival de Venecia y ahora se enfrenta a la prueba de fuego de saber si el público va a responder igual de bien. Sobre ese y otros muchos temas de su excelente ópera prima pudimos hablar con él junto a representantes de otros dos medios en un encuentro. A continuación os dejamos el resultado de esa charla.

Tarde Para La Ira Luis Callejo Antonio De La Torre

¿Cuál es el origen del proyecto, en qué momento te planteas que quieres contar esta historia?

Me surge porque quería hablar sobre la violencia de una persona normal. Recuerdo que mi padre tenía un bar cerca de aquí hasta hace años y medio que se jubiló y una vez un cliente viendo una noticia de un asesinato o algo así decía que si le pasa algo a mi mujer o a mi hija, cogería una escopeta y…

En caliente uno no sabe cómo va a reaccionar, si nos vamos a desmayar o a paralizar, pero… ¿y en frío? Esa cosa que por mucho que fantasees… Reflexionar sobre todo eso me parecía interesantísimo.

¿Cómo es posible que esta película haya tardado ocho años en hacerse?

Pues los primeros dos años y medio-tres fueron empezando a escribir con mi compañero y amigo David Pulido, psicólogo de profesión. Él no había escrito nunca nada, pero él escribe en juegos de rol. Empezamos a escribirlo casi como un hobby y luego han sido cinco años y pico de intentar financiar la película. No es fácil porque vale mucho dinero hacer cine, nos guste o no, y cualquier película, por pequeña que sea, es cara.

Luego por mucho que cuando yo pasaba el guion, a la mayoría de la gente le interesaba mucho, pero claro, era un acto de fe, porque por mucho que me hubiera visto como actor, ellos no sabían si yo era capaz de dirigir eso, que también lo entiendo. Era difícil dar dinero porque sí, porque yo quisiera dirigir. Y luego porque yo a través de Televisión Española y de Beatriz Bodegas, la productora, he podido hacer una película libre en todos los sentidos.

Esto ha hecho que la película tiene esa libertad, con sus defectos y sus virtudes, pero me he sentido muy libre, y en esa libertad reside también parte de la dificultad para levantar el proyecto, porque cosas que ahora en Venecia la gente resaltaba allí a algunos ejecutivos le sonaba al demonio, a poco comercial. Esto dificultaba el proceso de financiación.

Raul Arevalo Rodando Tarde Para La Ira

¿Siempre tuviste claro que querías contarla por capítulos?

No, esto ha sido una cosa de montaje. Tiene que ver con el ritmo de la película. Al poner los capítulos me ayudaba. A mí un amigo me decía que no le gustaba eso de los capítulos, y yo si hubiera funcionado sin ellos, nunca lo hubiera puesto. Guste o no, lo que me pasaba es que al quitar los carteles, cambia, porque al principio no terminas de saber lo que pasa, sin los carteles era todo muy confuso. De repente, ponías “El bar” y había algo que se activa en el cerebro, pero sin los carteles había un poco de barullo que te descentraba.

¿Cuál ha sido el momento más complicado del rodaje?

Yo personalmente la preproducción la disfruté muchísimo, la preparación con todo el equipo, el ensayo… El rodaje, con todas las tensiones que puede tener, lo disfruté muchisísimo, y en el montaje, que me divierte a mí tanto, me di cuenta que como director soy mucho más exigente que como actor. Como actor cuando veo un trabajo mío que no me gusta me lo tomo con bastante deportividad y pienso que ya lo haré mejor.

Creía que como director iba a ser igual, pero pasé un mes y pico en montaje que sufrí mucho, porque las cosas que no me gustaban las odiaba. El montador me decía que era mi primera película y que me tranquilizara, pero yo en vez de tomármelo así, tengo que reconocer que lo pasé muy mal, porque me torturaba con que no me gustaba nada. Hasta que la vi terminada y me reconcilié en cuanto a pensar que hasta aquí y llegado y ya aprenderé más.

Imagen Escena Tarde Para La Ira

¿En algún momento te planteaste protagonizarla tú mismo?

No, no me atrajo. Es que tampoco me planteo ni cómo se hace lo de dirigir y actuar, pero no, en ningún momento. Aparte no veo que sea una película para alguien de mi edad, sino más mayor, pero tampoco me atrae lo de actuar a la vez, aunque sea un papel pequeño.

Hay muchas cosas que me gustan en la película, pero hubo un plano en especial que me dejó sin habla, ese en el hotel en el que me pareció impresionante esa dicotomía entre luz y sombra, no ver a quien te cuenta la historia. Quería preguntarte al respecto, ¿cuáles son tus influencias?

Al rodar en Súper 16 y tener muy justos los metros, podía permitirme cosas, siendo un poco perrillo, que de repente a lo mejor alguien me decía que me cubriera con otro plano, pero yo lo tenía tan claro que quería que fuera así que en algunas cosas sí que he aprovechado la falta de metros en decir pues esto se hace así y así solamente se hace como yo lo digo. Así no me la lían.

Luego referentes hay muchos, aunque luego las películas cobran vida cuando entra el equipo a trabajar, que es lo que más me gusta del oficio del cine, que de repente llegas y le cuentas al director de fotografía lo que tú has soñado durante tantos años, al director de arte, a peluquería y maquillaje, los actores… y cada uno aporta su granito de arena y se hace lo que tú quieres, en esencia, pero yo lo comparo a lo que debe sentir Zidane cuando dirige al Madrid. No es lo mismo decir “quiero que juguéis así”, con todos mis respetos, al Fuenlabrada que teniendo a Cristiano Ronaldo.

Yo la suerte que he tenido es que he podido elegir a un equipo técnico, que conocía como actor, muy bueno. Yo quería una cosa y ellos me ofrecían a veces cosas mejores. Pero de referentes que he tenido, desde cine europeo como Jacques Audiard, de los hermanos Dardenne, Mateo Garrone; o cine de Carlos Saura de los 70 o los 80, cine kinki de Eloy de la Iglesia. También cine de los 70 de Estados Unidos como Terrence Malick, ‘Defensa’ (‘Deliverance’), Sam Peckinpah. Un poco popurrí de todo. Me inspiraban sabiendo que tampoco iba a llegar a ese nivel.

Decía un escritor italiano que la ira es como el fuego, que no se puede apagar si no es al primer chispazo, que después tarde, ¿crees en la venganza como respuesta?

No, lo que quería hablar en la película es que la violencia es un sentimiento inherente al ser humano y que todos tenemos y podemos entenderlo. La venganza es algo que todos podemos entender en cierta medida, mi intención era esa, algo que puedes rechazar completamente, pero que al final puedas entenderlo. Lo que sale en la película es una historia muy cruda.

Yo hace tres días cogí un taxi y, de repente, el taxista me habló supermal y yo me quedé tonto. Luego yendo para mi casa fantaseaba con que tenía que hacer dicho no sé qué, haber dado un portazo. Me vi como con ganas de venganza, en otra medida. Esto hace que el cine muchas veces sirva para canalizar o como algo catártico para sacar todo esto.

Ese cine que es más catártico es el cine de Tarantino. Hay buenos, malos y estás deseando que le corten la cabeza y tú sacas toda la adrenalina. Yo quería hacer otro tipo de cine, más reflexivo, de intentar que la contradicción que tenga el personaje la tengas tú y te digas pero cómo haces eso. Lo entiendo pero es que no lo entiendo. La ambición de la película era entender a los personajes a la vez que, inevitablemente, les juzgas.

Durante parte de la película hay muchos planos cerrados sobre los personajes, ¿te dio algún problema a nivel técnico?

No, quería hacer una película que al principio estuviera muy encima de ellos, ya sea para aprovechar los ojos de Antonio o más en la nuca, el escorzo. Estar muy encima de los personajes hasta que vas atando las piezas del puzzle.

Quería que me hablases un poco de la música, que me parece un elemento impresionante para ayudarte a contar un poco la historia.

Sí, es maravilloso porque yo, en un principio, pensaba que no sabía qué música iba a tener, pero yo quería que tuviera poca o ninguna. Luego te das cuenta de que hay que hacerlo muy bien para ello. Me pedía muy poca música, pero algo muy concreto y muy fino. Me violentaba un poco contratar a un músico y decirle que quiero que hagas poca, pero fue genial, porque cuando me reuní con él me dijo que antes de nada quería decirme una cosa, que veía poca música. Fue maravillosa.

Yo tenía referentes como ‘Los Santos Inocentes’, con un tema central. Quería buscar algo así. Yo no tengo ni idea de música, pero sé lo que quiero. Me dijo el compositor que me explicara con mis palabras que él las traducía. Él me daba los sonidos y yo le decía si me gustaban. Yo lo que quería eran cosas del folclore español, instrumentos antiguos, pero que no sonaran folclóricos. Que no sonara a jota, pero a lo mejor usar algo que se utiliza ahí, y fue muy divertido. Hay poca, pero creo que está metida muy bien.

Me llamó mucho la atención el acento de Manolo Solo, que da un toque cómico sin llegar a pasarse, ¿cómo llegasteis a ese en concreto?

Pues como Manolo es doblador tiene mucho dominio de la voz. Un día estábamos en casa leyendo el texto y él hizo eso de broma, pero a mí me gustó tanto que le dije que cómo que una broma, que eso hay que hacerlo. Lo que me costó más, que luego él se lo guisa y él se lo come, es convencerle, porque él tenía la inseguridad, que yo también la hubiera tenido, de hacer el ridículo, que fuera un actor haciendo una voz.

Luego él se dio cuenta y cuando vio que a todos nos pareció maravilloso lo que hacía, porque es increíble, él lo sacó por lo visto de personajes que conoció en la Alameda de Hércules en Sevilla en los años 80-90, gente que conocía que era disfónica. Lo que no sé es cómo hace él esa voz. Es que no se hace daño, es increíble.

Momento Tarde Para La Ira

Como actor has sido muy polifacético, ¿podemos esperar lo mismo como director?

Pues tampoco lo pienso mucho, porque ahora mismo se me ha ocurrido una idea para escribir la siguiente historia y todavía no tengo claro el tono que es. Tengo claro los personajes y de qué quiero que vaya, pero no el tono. En esta, por ejemplo, quería contar una historia así, pero no pensaba que fuera a ser más un thriller. Pensaba más en un drama o una cosa más costumbrista. Me fue surgiendo después.

¿Cómo ha sido dirigir a Antonio de la Torre?

Pues muy bien (se ríe) Me río porque como tengo tanta confianza con él a veces, en momentos que estaba más tengo, lo pagaba con él y luego le pedía disculpas. Aquí como todos son amigos, ellos te permiten cosas y entrar en sitios que a lo mejor otra persona no. Te permite sobre todo conocerles más.

¿En qué te basaste para elegir a los actores?

Escribí el guion para Antonio y Luis, desde el primer momento. El resto ha ido apareciendo durante los años, pero no he hecho casting. Los 47 personajes que hay los he ido llamando yo en privado.

¿Y para las localizaciones de la película?

Quería llevármelo a mi terreno. Yo vía entre Móstoles y un pueblo de Segovia. Lo que pasa es que no terminé de encontrar los bares a los que yo iba de pequeño, que o estaban cerrados o reformados, que no mola para lo que yo quería. Tuve que ir a Usera, a Vallecas, a Entrevías. Luego carreteras hacia el pueblo de mi padre, que se llama Martín Muñoz de las Posadas, y allí rodamos dos semanas.

¿Cómo llevas el tema de la fama y qué opinas de los actores y no actores que se dedican de una opinión pública pero se quejan de eso?

No sé, a mí es que me respetan mucho. Yo tengo la suerte de que la gente que se me acerca es para decirme algo bonito y los que no les gusto no se me acercan a decirme qué puta mierda. El tema de la fama es muy particular; la diferencia está más en estar en la tele o el cine. Tú por ejemplo ves ahí a Luis Tosar y de repente haces “Mira, es Luis Tosar” o a lo mejor te acercas y le dices que te encanta su trabajo, guay. Pero tú ves a Paco León y dices “¡¡Luisma, figura!!” y le coges del cuello, le tiras… ¿sabes? Ahí está la diferencia.

He notado en la campaña promocional es que juega bastante bien con las expectativas que crea sin desvelar más de la cuenta, ¿hasta qué punto has estado encima midiendo eso?

Mucho. Yo le dije a la productora con el tráiler que quería estar muy encima, porque el primero que me pasaron me dije ¿y para que he hecho esta película? Si vais a desvelar ya… Yo también estoy ahora muy peleado porque se estila lo de meter clips de las películas, trozos de dos minutos y poco, y en esta peli no hay tantos trozos que puedas meter sin desvelar. De repente vi que querían meter a Manolo Solo desde que aparece hasta… Pero es que no sale hasta el minuto 40, que ellos dos se van a emprender un viaje y ahora va salir que ha estado en la cárcel, que de qué le conoces, etc.

Es que tampoco creo que esos clips hacen que la gente vaya más al cine, si es que está fuera de contexto. La gracia está en ver cuándo conoces a los personajes, pero no sé. Si a mí me dijeran que voy a enseñar eso y se va a llenar la sala… pero es que, al revés, a mí me jode como espectador. Yo me pongo los trailers americanos y los quito a la mitad cuando me interesa la peli. ¿Dos minutos y medio y me estás contando todos los giros?

¿También has estado encima de los carteles?

Mira, ahí he conseguido menos. Tengo que reconocer que yo le di muchas vueltas al primer cartel, y al segundo también, pero como también había que hacer algo más potente, más visualmente efectista… Yo al principio no era partidario de ello, pero cuanto más lo veo, más me gusta. Me ponía un poco más exquisito en lo de no querer contar. Luego todo se sabe, pero mejor no saber tanto. A mí me jode mucho cuando sabes demasiado.

La película ha recibido una gran acogida en Venecia y es de imaginar que se reciba también bien aquí, ¿tú cómo te ves ya para los Goya?

Uff, yo eso no lo pienso, ni puñetera idea. Todo lo que sean premios o nominar a premios es precioso, pero lo que me preocupa más ahora es si a la gente le apetecerá ver la película, sabiendo que es un perfil de película para determinado público. Sí que estoy más con el culillo apretado en ese sentido. Como es una película de boca a boca, eso sí, tendré que confiar un poco en que las distribuidoras mantengan la película en cartel. Estoy más pensando en eso ahora.

¿Cómo te afecta el tema de las críticas?

¿Sabes lo que pasa? Que como actor uno está entrenado para eso, porque un día te ponen verde, otro que estás muy bien… hay algo que te entrenas a eso. Lo aceptas como parte del juego con deportividad y eso hace que como director estés entrenado. Menciono esto porque a veces trabajas con directores que nunca se han enfrentado a una crítica y de repente están en su casa, sueñan con su película, la hacen y nunca se han enfrentado a alguien que les haya dicho “Qué puta mierda has hecho”. Entonces se lo toman especialmente mal.

Como actor, desde que estudias en la escuela ya te critican, te critican, te critican, pues sabes relativizarlo.

Foto: Nacho López

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