Muerto el celuloide, ¡viva el celuloide!

Muerto el celuloide, ¡viva el celuloide!
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La revista Time, en su edición anual, ha publicado un reportaje sobre la muerte lenta del celuloide como formato de adquisición y proyección de imágenes, algo a lo que Hollywood es reluctante. Según el artículo, el mejor ejemplo de la actitud de la industria cinematográfica estadounidense hacia el cine digital es la pasada edición del premio Oscar: en una ceremonia plagada de exhortaciones a asistir al cine y homenajes a los filmes clásicos, los grandes perdedores fueron George Lucas y Robert Rodríguez, conspicuos entusiastas del cine digital.

En el show del Oscar en el Teatro Kodak (llamado así en honor de la compañía cuya fama está ligada a la del filme en 35mm), la película digital más popular de la historia, Star Wars Episode III: Revenge of the Sith, de George Lucas, no ganó ningún premio, ni siquiera por innovaciones técnicas. Por otro lado, el experimento digital más imaginativo e innovador, Sin City, de Robert Rodríguez y Frank Miller, ni siquiera fue nominado.

El reportaje está enfocado desde el punto de vista de algunos célebres directores, desde los ya citados Lucas y Rodríguez, hasta Kevin Smith y Michael Mann —precursor del digital con Collateral—, pasando por Steven Spielberg —profeso y confeso enemigo de la edición digital, aún monta sus películas en antediluvianas moviolas Kem (excepción hecha de War of Worlds)— y M. N. Shyamalan, enemigo número 1 del cine digital.

De acuerdo con la pieza periodística de Time, el principal obstáculo para la difusión del cine digital es la actitud de los exhibidores: en un panorama de reducción en la tasa de asistencia a las salas de cine, los dueños de las salas son reacios a hacer grandes inversiones para cambiar sus sistemas de proyección.

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