'Sifu': el sueño de cualquier jugón amante de las artes marciales rebosa cinefilia y está cargado de hostias como panes

'Sifu': el sueño de cualquier jugón amante de las artes marciales rebosa cinefilia y está cargado de hostias como panes

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Sifu

La relación bidireccional entre cine y videojuegos no es, ni mucho menos, un fenómeno relativamente reciente. Las primeras adaptaciones jugables de largometrajes se remontan a, aproximadamente, una década antes de que se estrenase la 'Super Mario Bros.' de Rocky Morton y Annabel Jankel —considerada como la primera traslación de un juego a la gran pantalla—, figurando entre ellas títulos como el infame 'E.T.' de Atari, 'Tron', 'La matanza de Texas' o 'En busca del arca perdida'; todos ellos publicados en 1982.

Durante las cuatro décadas que han transcurrido desde entonces, la evolución tecnológica, interactividad aparte, ha ido haciendo progresivamente más difusa  la línea que separa —o separaba— ambos medios hasta el punto de hacerla casi invisible. Como muestra, ahí tenemos joyas narrativas como 'The Last of Us' —cuya versión catódica acaba de lanzarse en HBO Max— o, en el otro lado de la balanza, espectáculos digitales HFR como la 'Avatar: La forma del agua' de James Cameron.

No obstante, el nexo que une séptimo arte y el mundo del videojuego va mucho más allá de lo que atañe a sus posibles similitudes formales y narrativas, existiendo obras de ambos campos que reverencian al otro con un buen número de guiños y referencias, y uno de los ejemplos recientes más destacados es el extraordinario 'Sifu' de Sloclap; un festival de acción y artes marciales que sabe hacer las delicias de los cinéfilos con su devoción por el subgénero cinematográfico.

El camino del kung fu

Tras invertir un buen puñado de horas frente a la pantalla hasta llegar a sacar el platino y terminar con los tendones un tanto doloridos por la tensión no puedo menos que celebrar el haber dado una oportunidad al que, sin duda, es uno de los grandes hitos del panorama indie de los últimos años. Y es que 'Sifu', sin entrar en sus entresijos jugables y en la fluidez de su impoluto sistema de combate, es capaz de enamorar únicamente por su interesante premisa.

En el juego, dirigido por Jordan Layani y ambientado en la China actual, nos ponemos en la piel de un protagonista anónimo que, tras presenciar de niño cómo su padre es asesinado, inicia un camino de venganza contra los responsables del crimen; nada nuevo bajo el Sol. La cosa se pone más interesante cuando entra en juego un talismán que permite a nuestro héroe resucitar cada vez que muere a manos de sus enemigos con menos vida, más fuerza... y más edad.

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De este modo, a través de sus cinco niveles —de temáticas y ambientaciones muy distintas, como veremos a continuación—, 'Sifu' nos brinda una experiencia clásica de beat 'em up en tercera persona que evoca a los yo contra el barrio de toda la vida enriquecida por una jugabilidad endiablada que nos obligará a luchar, morir y resucitar infinidad de veces, aprendiendo a pelear cada vez mejor y desbloqueando habilidades hasta que dominemos nuestro kung fu como verdaderos maestros.

Esta mecánica da lugar a un gameplay tremendamente satisfactorio en el que la frustración se transforma en la sustancia más adictiva que existe mientras partimos caras sirviéndonos del entorno, de objetos contundentes y del escenario que nos rodea como si de un Jackie Chan poligonal se tratase —que, por cierto, tuvo su propio juegazo en PSX titulado Stuntmaster—. Pero lo que ya es fantástico de por sí, gana aún más enteros al entrar su enorme cinefilia en juego.

El arte del homenaje

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Para resumirlo en pocas palabras, 'Sifu' es un maravilloso batiburrillo de referencias al mundo del cine en el que hay cabida para los clásicos hongkoneses de la Shaw Brothers, hitos de la acción japonesa de los setenta, grandes franquicias y cintas actuales e, incluso, para grandes directores de renombre —sin ir más lejos, la premisa y el cuaderno en el que el protagonista tacha los nombres de los criminales que ha eliminado gritan a los cuatro vientos 'Kill Bill'—.

Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos por partes desgranando algunos de los homenajes que circulan en pantalla mientras repartimos galletas a diestro y siniestro, comenzando por un primer nivel llamado 'La zona okupa' cuyos edificios plagados de matones con salas en las que se cocina droga a diestro y siniestro parecen extraídos de la primera entrega de 'The Raid'; por no hablar de Fajaar, el jefe de zona que parece el mismísimo Mad Dog de la película de Gareth Evans.

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Más allá de esto, esta toma de contacto con 'Sifu' encierra entre sus ubicaciones un pasaje maravilloso. Tras abrir una puerta y descubrir un angosto pasillo hasta arriba de enemigos, la perspectiva habitual con la cámara trasera sobre el hombro del personaje jugable pasa a una lateral para dar el pistoletazo de salida a una breve set piece que recuerda a la mítica —y multitudinaria— pelea de la 'Old Boy' de Park Chan-wook.

Esta es sólo la punta de un iceberg que merece ser experimentado por todo aquél amante del cine de artes marciales que no le haga ascos al pad de control. Por continuar con los ejemplos, el segundo nivel, llamado 'El club' y ambientado en una discoteca con sus luces de neón y música electrónica parece alinearse con la estética de la prolífica saga 'John Wick' —especialmente con la segunda y tercera entregas—.

Más adelante, en 'El museo', accedemos a una estancia oscura con una potente luz cenital y agua precipitándose desde el techo a modo de lluvia que alude a la extraordinaria 'The Grandmaster' de Wong Kar-wai, y que sirve de preludio a un enfrentamiento final en un entorno nevado que dirige nuestra memoria a la 'Lady Snowblood' de Toshiya Fujita —a su vez homenajeada por Quentin Tarantino en 'Kill Bill Vol. 1'—.

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Por si esto fuera poco, 'Sifu' también hace evidentes sus referentes a través de los vestuarios alternativos del protagonista, incluyendo skins como 'Young Man Suit', 'Enforcer armor' o 'Master Hand' —basados en las mencionadas 'Old boy', 'The Raid' y 'The Grandmaster'— y otros como 'Stunt Double' en el que los vaqueros y una cazadora blanca con un motivo dorado en la espalda —no, esta vez no es un escorpión— nos lleva a la 'Drive' de Nicolas Winding Refn.

Con todo esto sobre la mesa sólo me queda decir que si tu tolerancia a la frustración es proporcional a tu habilidad con el mando y lo tuyo es el cine de acción, no puedo menos que recomendarte encarecidamente que calientes tus dedos y tus muñecas y te entregues a esta delicia que te hará sacar tu Bruce Lee interior y te arrancará una buena sonrisa con su amor por la gran pantalla.

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