'Aritmética Emocional', una ecuación a medias

'Aritmética Emocional', una ecuación a medias
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El holocausto nazi es un tema que conecta emocionalmente con el espectador de forma casi automática, de ahí que el cine se haya aprovechado de esto, en concreto con buenos títulos como 'La Lista de Schindler', 'La Vida es Bella', 'El Pianista' o, a otro nivel, 'Hijos de un mismo Dios' o 'Amén'. Ahora llega 'Aritmética Emocional', que explora sus consecuencias psicológicas. Los campos de concentración hacen acto de presencia en forma de pasado traumático, de punto de inflexión en sus vidas. Ahora no son el tema central, sino cómo repercutieron en la existencia de sus protagonistas.

'Aritmética Emocional' es una película del montón, y lo aviso desde ya porque con tamaño reparto, a veces puede ser difícil distinguir entre una buen trabajo en el conjunto actoral y que esto pueda hacer grande a una película, al resto del conjunto. Nada menos que Susan Sarandon, Max von Sydow, Christopher Plummer y Gabriel Byrne se complementan en una historia de tono puramente familiar, acompañados por un Roy Dupuis que pasaba por allí.

El principal problema de la película se hace notar al instante, y es que el director, el canadiense Paolo Barzman, sacrifica una mayor solidez y consistencia en el guión, una evolución mayor en el aspecto narrativo, con tal de dejar a los actores protagonistas que se luzcan, siendo generoso con todos y dedicándoles escenas enteras, planos favorables para que usen todos los recursos que les han hecho famosos, y maximizando la expresividad de sus personajes en el intento de darles definición y un perfil creíble y entrañable.

Estamos en 1985, y Melanie (Sarandon) es una madura ama de casa que vive tranquilamente en un pueblo canadiense junto a su marido David (Plummer), disfrutando cuando puede de la presencia de su hijo Benjamin (Dupuis) y su nieto Timmy. Desde la primera escena se nos muestra que aún no se ha recuperado del trauma de haber sido prisionera de un campo de concentración durante la II Guerra Mundial. Recibe la inminente visita de Jakob Bronski (von Sydow), un ruso que fue su mentor durante su cautiverio. Por sorpresa, Bronski trae consigo al irlandés Christopher Lewis (Byrne), que fue el amor de infancia de Melanie y que le trae inexorablemente recuerdos entre lo entrañable y lo amargo. Por supuesto, esto conlleva celos e inestabilidad en el comportamiento de David.

Basada en una novela homónima de Matt Cohen, escrita en 1990, ha sido adaptada sin mucho tesón por Jefferson Lewis. Los primeros veinte minutos presentan de una forma un poco plúmbea, pero efectiva, las motivaciones de los personajes y la propuesta concreta. Pero a partir de ahí todo es estancamiento y carencia de objetivos definidos. Las escenas son generalmente inconexas, y la evolución de los personajes es muy tenue, provocando sobretodo por una (frecuentemente) molesta alternancia entre el presente y flashbacks de la guerra y el campo de concentración. Esa "aritmética emocional" que da nombre al título sólo se refleja en la actuación de Susan Sarandon, a quien he visto mejor otras veces, pero de todas formas cumple con creces. Si algo merma el potencial de 'Aritmética Emocional' es su superficialidad. Se queda a medias en todo, ofreciendo un débil desarrollo y un tono meramente contemplativo que llega a aburrir en otras escenas. Desde luego, el reparto pone todo de su parte para aportar interés a una historia que no lo es tanto. El aburrimiento acecha en cada escena, en cada minuto, y se nota demasiado.

Se agradece, no obstante, una grandísima fotografía y una inspirada banda sonora de Normand Corbeil, que unido a la minuciosidad técnica del conjunto, da muestras de la pulcritud de Barzman, un director que me da la impresión que con un guión mejor, puede sacar a la luz una gran película. Consciente del prestigio y talento de sus actores, Barzman rueda muchos planos de mediana duración, de una forma casi teatral (la película se sustenta completamente en los cinco actores mencionados) y profundamente intimista. Al final SPOILER se echa de menos una mínima linealidad, ya que en la mayoría de aspectos en el aspecto narrativo no hay avance alguno. Parece que cada uno, gracias al reencuentro, ha superado el trauma, pero no se revela nada evidente y esto puede resultar insatisfactorio FIN SPOILER.

Una película floja que podría haber sido mucho mejor, con ráfagas de buen cine y excelentes interpretaciones, pero con una falta de profundidad que le influye demasiado, dado el tema que presenta.

En Blogdecine: * 'Aritmética Emocional', mantener el recuerdo, ¿a costa de qué?

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