Hay películas que te sobrepasan por completo. Luego está ‘El año pasado en Marienbad’

Hay películas que te sobrepasan por completo. Luego está ‘El año pasado en Marienbad’

Esta obra maestra de la nouvelle vague sigue siendo uno de los mejores misterios inescrutables del cine

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El Ano Pasado En Marienbad 1961 Alain Resnais
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Pedro Gallego

Editor

La concepción del “Buen cine” resulta realmente paradójica e incongruente si consideramos que la mejor versión del mismo tiene características personales, una voz autoral clara. Un enfoque de una persona en especial, el director habitualmente, que como persona que es tiene fallos y también apreciaciones distintas al resto de los humanos. Apreciaciones que vuelca en las imágenes que crea, en las escenas a las que va dando forma en una especie de esbozo estructural conocido como trama.

Siendo tan diferentes como somos los individuos entre nosotros, una concepción de “Buen cine” no sigue unas directrices fijas que chequea como una lista de tareas. En ocasiones, debe ir a contra natura. Incluso puede hablarse de que no existe una “manera correcta” de apreciar al cine, ya que cada espectador vuelca experiencias distintas en las obras que ve y, por tanto, extrae cosas particulares de las mismas. En cierto tipo de cine más abstracto y libre, la apreciación única resulta imposible.

De todos modos, es legítimo cuestionar si determinados cineastas no se aprovechan de la libertad extrema para salir indemnes de lo que, en cierto modo, son ejercicios vacuos que rayan realmente en la tomadura de pelo. Porque hay ciertos ejercicios más surrealistas que realmente sobrepasan, que no puedes emitir realmente una valoración porque no sabes realmente articular todo lo que las imágenes te han volcado. Y, en un nivel aún más rebuscado, está ‘El año pasado en Marienbad’.

Porque Alain Resnais siempre fue de los autores más particulares en una escena tan marcada por la diversificación de enfoques como la Nouvelle vague. Un vanguardista del montaje que lo llevaba a extremos oníricos, y que estaba particularmente interesado en fragmentar el tiempo narrativo para plasmar la propia rotura de la percepción del mismo, e incluso de la memoria, y desde ahí explorar las relaciones románticas cuya intensidad no se puede realmente describir en palabras. O incluso racionalizar. Su película de 1961 lo llevó a territorio aún más pictórico y abrumador, y puedes comprobarlo en streaming a través de Filmin.

Nos encontramos un hotel bastante fastuoso y grande, propio de clases más aristocráticas, y un grupo de individuos localizados allí entre salones enormes, figuras inmensas, cuadros detallados y escaleras grandes. En ella un extraño intenta persuadir a una mujer casada de que ambos habían prometido encontrarse hace un año, pero ella no parece recordarlo.

Toda ‘El año pasado en Marienbad’ parece estar construida para evocar un constante estado de confusión que refleje la situación de sus personajes, tan líquidos en su manera de ser elusivos que están fugándose y apareciendo de nuevo por las grietas de la cinta. La articulación de situaciones dispares no deja espacio a que el espectador se acomode o desvíe la atención, aunque bien puede encontrarse frustrado ante un ametrallamiento visual aparentemente embarullado e inescrutable.

El fabuloso misterio de ‘El año pasado en Marienbad’

El Ano Pasado En Marienbad 1961

Pero Resnais convierte lo inescrutable en virtud. La película presenta unas cualidades técnicas intachables, tanto en diseño como en una presentación donde la cámara se mueve por escenarios donde cada rincón parece contener multitudes, y donde la vida parece estar más presente en las formas artísticas que en la mirada de las personas en los márgenes. Es un desafío, pero uno donde resulta estimulante cuestionarse a uno mismo que lugar tiene aquí como espectador.

No hay realmente una manera correcta de mirar ‘El año pasado en Marienbad’ más allá de la propia. Resnais usa su cámara para capturar algo que no identifica, pero es consciente de que está ahí. En la atmósfera o entre sombras. Su manera de colocarlo ante el que ve invita a hacer descubrimientos de manera conjunta.

Incluso aunque pueden apreciarse lecturas comunes en torno a la memoria y al amor, ya que la obra de Resnais gira mucho en torno a ello, o incluso la ambivalencia de la vida y la muerte, el cuadro que se dibuja realmente sólo puede ser recorrido individualmente. Ahí reside su poder, en que cada persona puede ver su propia ‘El año pasado en Marienbad’, que será diferente de la que observe su vecino. Incluso uno puede ver una película distinta a la que vio la primera vez, porque las experiencias vitales nos transforman de manera que nuestra apreciación de lo misterioso cambia por completo. Esta cualidad de volverse incapaz de ser capturada, escurriéndose constantemente de entre los dedos, la vuelve una de las mejores muestras de cine de la historia.

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