En los últimos años, el terror ha encontrado en las relaciones de pareja un filón casi inagotable, convirtiendo el romance en un terreno tan inestable como la escasa tranquilidad que encontramos en las historias de este género. 'Keeper', la nueva película de Osgood Perkins ('Longlegs', 'The Monkey'), se mueve cómodamente dentro de esa tendencia, centrándose en una historia íntima, contenida y ambigua que utiliza la incomodidad emocional como puerta de entrada al horror.
No es una propuesta especialmente rompedora ni tan contundente como algunas de las mejores películas de terror de este año, pero sí una película sólida y bien ejecutada. Perkins vuelve a apostar por la sugerencia y por una atmósfera que avanza a trompicones, a veces de forma hipnótica y otras con una paciencia que roza lo frustrante. El filme funciona, aunque también deja la sensación de que podría haber ido un poco más allá.
El lugar equivocado
Liz (Tatiana Maslany) y Malcolm (Rossif Sutherland) llevan aproximadamente un año juntos cuando deciden pasar un fin de semana en la remota casa familiar de él. Perkins no presenta su relación como un desastre evidente ni como una postal demasiado perfecta, sino que la dinámica entre ambos tiene sus rarezas, silencios incómodos y pequeñas fricciones. Aunque también una química creíble y una sensación de familiaridad que evita los clichés más obvios.
El director introduce la inquietud a través de los recursos técnicos, con encuadres incompletos, sombras y espacios vacíos, generando una constante sensación de desorientación, como si la película nunca terminara de tener un punto de apoyo claro. Esa estrategia se intensifica cuando Liz se queda sola en la cabaña y empieza a notar ruidos, presencias y sensaciones difíciles de explicar, empujando la historia hacia un terreno onírico que nunca termina de definirse del todo.
Durante buena parte del metraje, 'Keeper' parece debatirse entre varios caminos posibles y no revela sus cartas. De hecho, aunque ese misterio inicial resulta estimulante, también acaba dilatando en exceso algunas respuestas clave, haciendo que el relato avance con una lentitud que no siempre parece justificada.
Buenas ideas y límites claros
Uno de los mayores aciertos de 'Keeper' es su protagonista Tatiana Maslany, que construye a Liz desde la contención y la naturalidad, evitando el arquetipo de la heroína histérica o pasiva. Su interpretación aporta matices incluso en los momentos más ambiguos del guion, haciendo que el personaje parezca más completo incluso aunque la película no se detenga demasiado en su pasado.
Por otro lado, visualmente 'Keeper' es uno de los trabajos más cuidados de Perkins. La casa, los espacios mal definidos y la ausencia de una geografía clara refuerzan la sensación de encierro y paranoia, y el diseño de criaturas cuando aparecen es ingenioso y coherente con el tono de la película.
Sin embargo, esa ambición formal no siempre se traduce en una experiencia plenamente satisfactoria. Perkins estira demasiado el misterio, y cuando las piezas empiezan a encajar, el impacto es más correcto que revelador.
'Keeper' no alcanza la riqueza de los mejores estrenos de terror de 2025, pero sabe exactamente qué historia quiere contar y hacia dónde llevarla. Los límites que se pone funcionan a su favor: no hay excesos ni una necesidad artificial de franquicia ni de gran giro final.
Perkins vuelve a demostrar que es un autor con una voz reconocible dentro del terror contemporáneo, incluso aunque aquí su pulso resulte más contenido que deslumbrante. 'Keeper' es una película interesante, bien construida y atmosférica, que deja una impresión sólida y aunque no me termine de encantar, está bien. Es un pastel delicioso, incluso aunque deje con ganas de más.
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