Pedro Gallego
EditorLejos de funcionar como un ente aislado, la religión ha mantenido una relación muy estrecha con el poder, y es por ello que en determinados territorios han conseguido. Las doctrinas religiosas son también políticas, estableciendo bandos que separan territorios de una manera clara y siendo otra manera de dominación cultural.
No es de extrañar que las propias instituciones terminen absorbiendo prácticas e idiosincrasia del funcionamiento político, con la elección de un Papa ejerciendo de pequeño microcosmos electoral donde el concepto democrático expresa incluso menos la voluntad popular. A partir de ahí se crea una película tan estupenda como ‘Cónclave’.
En la cúpula del poder
Una de las mejores y más entretenidas películas del último año hace al final su esperada llegada a plataformas tras triunfar en taquilla, tanto en su momento como en el reestreno a raíz del cónclave real celebrado tras la muerte del Papa, y tras triunfar en los Oscars con un premio a su guion. Edward Berger nos lleva de la mano de Ralph Fiennes por intrigas vaticanas que ya podemos ver en streaming a través de Movistar+.
El Sumo Pontífice ha fallecido inesperadamente, y la Iglesia se prepara para congregar a los cardenales de todo el mundo y recluirlos en un proceso de elección de su sustituto que marcará el destino de la institución. Varios candidatos fuertes surgen con ideas muy claras sobre qué papel debe cumplir el catolicismo en la actualidad, pero pronto irán surgiendo secretos de cada uno de ellos que harán complicado este cónclave.
La historia de ‘Cónclave’ tiene una clara tendencia por las intrigas palaciegas disfrazadas de estratagemas políticas, más que por cuestiones elevadas sobre el destino de una institución cada vez más vista como algo arcaico. Algo muy heredado de una novela original que tiene más carácter de bolsilibro para el aeropuerto, pero que tanto el guion como la película que dirige Berger consigue transformar en espectáculo sensacional.
‘Cónclave’: thriller adulto de primera
El cineasta alemán, además de otorgar una fastuosa propuesta visual con su inteligente puesta en escena y una fotografía asombrosa, es capaz de mantener la progresión de la historia con un ritmo impecable propio de artesano clásico. Consigue hacer de ‘Cónclave’ algo muy noventero hasta en cómo preserva sus giros de guion, pero estilizado con formas actuales.
Hay espacio para ideas en el subtexto y en el texto de la película, pero nunca entorpeciendo la capacidad de la misma para tener cautivado al espectador con cómo desenreda sus propios hilos. ‘Cónclave’ es una de esas películas que deberíamos poder disfrutar en mayor cantidad a lo largo del año, en lugar de disfrazadas de película de prestigio con opciones a Oscar, porque estamos ante cine de carácter adulto de primera.
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