Hay actores que sin importar demasiado lo que sea en que aparezcan suelen caer bien al público. Es el caso de Mark Whalberg, que ha conseguido hacerse una carrera de tipo duro bonachón que le acompaña allá donde va. Súmale otra cara favorita del público (y que no vemos tan a menudo) como es Halle Berry y tienes un potencial hit.
Es lo que ha pasado con 'El sindicato', la película que ha estrenado Netflix esta semana es una propuesta bastante anodina, pero no le ha impedido hacerse con el primer puesto en la plataforma. Dirigida por Julian Farino (conocido por su trabajo en 'Entourage'), es una comedia de espías aderezada con convincentes secuencias de acción. Y un buen rato delante de la pantalla aunque no deje poso.
Perfectamente disfrutable (y olvidable)
Whalberg hace de Mike, un albañil cómodo en su vida cotidiana que tras 20 años se reencuentra en un bar con Roxanne, su novia del instituto. Su nostálgico reencuentro no es casualidad, la agencia secreta para la que trabaja Roxanne acaba de pifiarla en un trabajo, filtrando todas las identidades de los agentes, y necesitan adentrarse en otra misión para recuperar la lista filtrada.
¿Que qué pinta Mike ahí? Pues es el mayor punto diferencial de la película. Con un "don nadie" al frente, el enemigo no sospechará durante la misión. También es la justificación narrativa que se da para desarrollar la comedia de la película, que consiste en gran medida en lo chocante que resulta tener a un tipo normal en una misión de alto riesgo.
El romance también tiene su hueco aquí, claro, aunque se sugiera más que se enseñe. El resultado es un cóctel bastante típico del Hollywood reciente. Un mejunge de géneros matemáticamente diseñado para gustar un poco a todo el mundo pero que no ha convencido demasiado a la crítica, ganándole un 36% en Rotten Tomatoes, y con medios como Variety diciendo que: "ni la película ni sus personajes ofrecen mucho en términos de personalidad".
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