'Ha nacido una estrella': la reinvención de las luces y sombras del mundo del espectáculo merece el reconocimiento de los Óscar

'Ha nacido una estrella': la reinvención de las luces y sombras del mundo del espectáculo merece el reconocimiento de los Óscar

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'Ha nacido una estrella': la reinvención de las luces y sombras del mundo del espectáculo merece el reconocimiento de los Óscar

No va a ser fácil. El único remake que ha conseguido la hazaña de llevarse el premio gordo en la noche de los Oscar fue el de 'Infiltrados' allá por 2007. Si tenemos en cuenta que, además, 'Ha nacido una estrella' es la cuarta* adaptación de la historia de William A. Wellman y Robert Carson, podríamos decir que lo tiene cuatro veces más complicado.

*O la quinta según cómo las cuentes, puesto que sin basarse en el texto de Wellman y Carson está 'Hollywood al desnudo', dirigida por George Cukor en 1932.

Han nacido dos estrellas

A Cooper ya le echamos el ojo en la desternillante película de David Wain 'Wet Hot American Summer', pero no sería hasta su Fénix en la gloriosa e irrepetible 'El equipo A', pieza maestra de la acción moderna, cuando se hizo un hueco en nuestros corazones.

Por su parte, Lady Gaga lleva muchos años en nuestros oídos y salidas nocturnas. Para quien no la conozca, es una de las mayores estrellas del pop del mundo y puede acercarse un rato a su estupendo documental de Netflix para conocerla un poco mejor.

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Juntos y revueltos, Cooper y Gaga toman como fuente de inspiración la tercera versión de 'Ha nacido una estrella', de 1976, y la bañan de luz, color y buena música, dando una lección de composición audiovisual que, apoyada en la fotografía de un Matthew Libatique que se recrea con unas lentes Kowa, también merecen su reconocimiento.

Escoltados por un elenco de secundarios sin parangón y que incluye a ídolos como Sam Elliot (nominado por primera vez en su carrera), Andrew Dice Clay o Dave Chappelle, 'Ha nacido una estrella' es una de las candidatas más merecedoras de ser premiada por una academia que se encuentra en horas bajas a la hora de tomar decisiones importantes: el lavado de cara del drama musical que propone Bradley Cooper sería una buena forma de empezar.

Un proyecto con mil caras

Si hay algo que gusta en Hollywood, además de los musicales, son las historias de ascensiones y caídas, por lo que era inevitable que tarde o temprano volviéramos a encontrarnos con la vieja historia de la aspirante a estrella y el estrellado.

Antes de la inesperada llegada de Cooper, sonaron multitud de nombres. Russell Crowe, Jennifer Lopez, Beyonce, Will Smith, Robert Downey Jr... la lista era interminable. Son muchos los nombres y las combinaciones que pudieron hacer realidad un nuevo sueño, pero viendo el resultado final es difícil creer que pudieran haberlo hecho mejor.

Insistir en la americana, en el country, en la música de la versión que popularizaron Kris Kristofferson y Barbra Streisand, es el primer acierto importante. Hoy en día lo fácil habría sido trasladar la historia a un ambiente moderno más urbanita, pero, ¿quién va a querer una película así a base de trap? Para eso ya tenemos 'Verbo', la inclasificable película de Eduardo Chapero-Jackson de la que pocos se acuerdan.

Hang me, oh hang me

Hace ya cinco años los hermanos Coen estrenaban la que de momento sigue siendo su última obra maestra, 'A propósito de Llewyn Davis', una película de música y sobre música donde Oscar Isaac también demostraba sus excepcionales dotes musicales. A través de la historia del folk, los Coen contaban la idiosincrasia del condenado a vagar en círculos hacia ninguna parte más allá de la miseria.

Ahora Cooper ha tomado un camino similar, y aunque la producción musical no sea de la envergadura y calado de la obra de que logró reunir T Bone Burnett, el trabajo en la composición de canciones brilla a gran altura. Y así podríamos vengarnos por sus escasas nominaciones y aún menos premios. También me gusta pensar que, maldita sea, Jackson, mira que Llewyn sabía de lo que hablaba.

El gran triunfador de la función es un Bradley Cooper que ha demostrado tenerlo muy claro en todo momento detrás de la cámara, pero también delante. Y es que el tipo es el actor total: payaso, galán romántico, héroe de acción, cantante, víctima sobrenatural... el registro de Cooper parece no tener límite, y ahora va el tío y se muestra como un excelente director dramático.

Por su parte, Lady Gaga demuestra estar hecha de la pasta de la que están compuestas las estrellas, con una naturalidad y una presencia en la pantalla fuera de toda duda. Las dos nominaciones a mejores intérpretes del año son más que merecidas.

Ya no falta mucho para salir de dudas y comprobar cuántos premios se lleva la película, pero no hace falta ser un genio para dar por seguro que, si 'A star is born' llega a aparecer hace unos pocos años, sería una de las grandes clásicas a la hora de hablar de películas multipremiadas. En un año realmente extraño, podríamos decir que estamos ante una clara favorita.

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