'Undateable' es rancia y no tienen nada que ver las risas del público

'Undateable' es rancia y no tienen nada que ver las risas del público
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Las risas del público en directo siempre dan un toque antiguo a cualquier serie. Otros dirán rancio, otros pensarán que es clásico, pero es un género que sigue vivo y que tiene en ‘The Big Bang Theory’ a su mayor defensor, siendo la comedia más vista de la programación americana. Es normal, entonces, que los canales sigan apostando por el formato de la sitcom tradicional y NBC está probando suerte este verano con ‘Undateable’.

Como su nombre indica, ‘Undateable’ tiene como protagonistas a sujetos que son incapaces de conseguir una cita decente o llevarse una chica a la cama. Se trata de un grupo de amigos bastante peculiar: está el gay recién salido del armario, el propietario de un bar que no debería tener ningún problema en ligar, un machista de cuidado y otro que parece tener algún tipo de retraso mental (no se me ocurre otra forma de definirle). Por suerte para ellos, les aparece una especie de Mesías: Danny, un tipo que no tiene ningún problema en dormir acompañado cada noche y evitar cualquier atisbo de relación estable.

Se podría suponer que el gran defecto de la serie sería recaer en el machismo. No, no creo que este sea el caso, al igual que tampoco detesté ese estreno de otoño llamado ‘We Are Men’ (de hecho, me gustó durante le poco tiempo que duró en antena). Sobre todo es una cuestión de concepto: si la propia serie hace alusiones a la misoginia de sus protagonistas, no sé hasta qué punto es necesario tenérselo en cuenta. Es humor, al fin y al cabo, y no tiene el factor machismo intrínseco como le ocurría a ‘Guys with kids’, donde lo gracioso era que padres ejercieran de padres a tiempo completo. Esa idea sólo le podía resultar divertida a la gente que creyera que eso era trabajo para mujeres.

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Nada original bajo el sol

El problema es que ‘Undateable’ no tiene ninguna situación original en sus dos primeros episodios. Juraría que hemos visto cada una de esas escenas antes, probablemente hace diez años, y este es el mayor problema de las sitcoms. A menudo, como buscan las carcajadas del público, se pasan toda su historia recurriendo a los mismos efectismos. ¡Por lo menos ‘2 Broke Girls’ era la cosa más soez que se había emitido nunca en abierto! Pero esto es inofensivo y mediocre y solamente me recuerda que Chris D’Elia, el protagonista, estaba mucho mejor en ‘Whitney’.

Puede que esa serie escrita y protagonizada por Whitney Cummings no rematase del todo las bromas, que ella fuese odiada por todos los críticos americanos, pero tenía una pareja protagonista que era la química personificada. Aquí, en cambio, D’Elia sólo hace el payaso, algo que le gusta mucho hacer como comediante pero que tampoco puede ser su único recurso como actor y también el único recurso de la serie. En teoría debe formar un tándem cómico con Brent Morin, que interpreta al propietario del bar, pero no apunta maneras.

Además, si echamos un vistazo al resto, parece que los guionistas son unos vagos. Todos tienen un punto borderline que sólo es cansino, que transmite que no sabían como escribir personajes peculiares sin caer en los tópicos de siempre. Y, para tópicos, el amor platónico del co-protagonista con la camarera, algo tan previsible como cualquier gag de la ficción.

Que Bill Lawrence (‘Scrubs’, ‘Cougar Town’) sea productor de la serie ni tan siquiera evoca confianza como espectador, por más que tenga obras infinitamente más entrañables. Es una anécdota más bien triste que simplemente recuerda que dejó su labor de showrunner en ‘Cougar Town’ para centrarse en otros proyectos y la comedia de Courteney Cox se resintió. ¿Y todo para qué? ¿Para lanzar series mediocres como esta? Muy mal, Bill.

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