'La Familia Savages' ('The Savages'), la vuelta a la tortilla

'La Familia Savages' ('The Savages'), la vuelta a la tortilla
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Hablar de 'La Familia Savages' ahora, tres meses después de su estreno, y con tres críticas estupendas de mis compañeros, puede resultar un poco absurdo. Sin embargo, creo que tanto mis colegas como yo, como cualquier persona que comente, critique o valore una película, cualquier persona que dé su opinión, sincera, razonada, pensada, va a aportar algo diferente, su visión. ¿Para qué leemos las opiniones de los demás si no es para encontrar esa visión diferente que caracteriza (o debería caracterizar) a cada persona?

A menudo me encuentro con personas que dicen frases del tipo "en el periódico dicen" o "me han dicho que" o "el crítico la puso bien/mal". Personalmente, todo eso a mí me da igual, como si me dicen "tengo un lorito y se durmió viendo la película". Lo mismo. Prefiero preguntar a las personas que conozco (también entran aquí las "amistades de internet") y pedirles siempre su opinión. Así es como puedo fiarme de lo que se me dice, así es como puedo crearme una idea sobre si la película me puede gustar o no, si me va a interesar o no. Es conociendo los gustos y la personalidad de uno cuando puedes preguntarle y orientarte según sus palabras. Así lo veo yo, y así pues, tras esta extensa introducción que pretendía justificar la publicación de esta entrada, aquí va qué pienso de 'La Familia Savages'. Me consta que aún la proyectan en algún cine. Y pronto estará en DVD...

La historia de 'La Familia Savages' ('The Savages', 2007) gira en torno a dos hermanos, Wendy y Jon, que tras vivir años separados, haciendo sus vidas alejados totalmente uno del otro, se ven obligados a convivir juntos para cuidar de su padre, enfermo, y proporcionarle un futuro digno. Este hecho provocará que los recuerdos y rencores familiares vuelvan a salir a la luz.

Por tanto, tenemos el argumento de una historia cotidiana en un film de bajo presupuesto, justo lo que no llama a la taquilla ni al público en general. ¡Y sin estrellas populares en el reparto! Sin embargo, tened en cuenta las dos nominaciones que la película obtuvo en la pasada edición de los Oscar: mejor actriz y mejor guión original. Sólo faltó la nominación al mejor actor, para destacar los tres grandes cimientos sobre los que se construye una película que mezcla a la perfección el drama con la comedia y que posee una profundidad y una inteligencia poco común en el conjunto del cine actual. Cierto es que la película resulta a veces un poco repetitiva, pareciendo a veces que no avanza, pero el conjunto es altamente recomendable.

He titulado mi crítica como "la vuelta a la tortilla" porque en la película se da la situación de unos hermanos que deben cuidar de su padre, un padre ya muy viejo y enfermo. Las tornas se han cambiado y ahora son los hijos quienes cuidan del padre. Una circunstancia que puede dar lugar a muchas situaciones cómicas en una comedia superficial y a muchas situaciones dramáticas en un telefilm cualquiera. Da mucho juego. Sin embargo, Tamara Jenkins, guionista y directora de la película, apoyada en las sobresalientes interpretaciones de sus dos protagonistas, Philip Seymour Hoffman y Laura Linney, logra que la historia circule por sendas realistas, sin marcar mucho lo triste o lo cómico del hecho que sirve como excusa para el desarrollo de la trama y de los personajes.

La película habla de la famila, pero también de la comunicación (o de la falta de ella), de la felicidad y del indivisualismo. Habla de personas y problemas reales, de cómo afrontarlos. Así, tenemos a dos personajes protagonistas extraordinarios, muy bien dibujados en el guión y convertidos en carne y hueso gracias al trabajo de los actores. Ya digo, faltó que Seymour Hoffman estuviese nominado, pero quizá se pensó que el papel de Linney era más importante y quisieron colocarle como mejor actor de reparto... donde ya era candidato por 'La Guerra de Charlie Wilson'. Los actores logran que nos metamos en la película, desde el principio, parecen vivos, parece que todo lo que sucede en la pantalla es real.

En este sentido, lo que más me gustó de 'La Familia Savages' es que las situaciones se muestran con naturalidad, sin acudir a retratos de personajes rarísimos o escenas donde el absurdo está impuesto para provocar la risa o la lágrima, huyendo de los tópicos. Tener que cuidar de tu propio padre, que te ha cuidado a ti cuando eras pequeño, es un gran problema cotidiano que afecta a muchas personas (en mi familia, sin ir más lejos, pasa algo así con mi abuela). Es la propia esencia de lo que sucede en la pantalla lo que hace reír o llorar, el hecho de que unas personas tengan que decidir si su padre pasa el resto de sus días solo en un asilo o si cuidan de él (el nombre de la familia no creo que sea casual y podría ir por este sentido).

Por supuesto, esto al margen de cómo haya sido ese padre para esos hijos, que ésa es otra, y bien gorda. Cuidar de una persona senil que además ha podido hacer de tu infancia una traumática existencia, tiene narices. En la película, acertadísimamente, todo esto se deja un poco de lado, permitiendo que el espectador saque sus propias conclusiones a partir de detalles sutiles. Bueno, al final hay un detalle nada sutil, pero hay que tener en cuenta que es una representación teatral, y quizá se exagera el hecho; puede, depende del espectador.

La Familia Savages

Por cierto, sin desmerecer en absoluto a Linney, es increíble lo de su compañero en este film, Philip Seymour Hoffman, interpretando a un hombre de dos caras, que pretende ser práctico, que no le afecta nada, que parece de piedra, para posteriormente, en la intimidad, revelarse frágil y dolido por multitud de situaciones del pasado. Maravillosa la escena en la que su hermana le descubre hablando por teléfono en el cuarto de baño, con la puerta casi cerrada.

En pocos meses hemos podido ver las dos mencionadas y 'Antes que el Diablo sepa que has Muerto'. ¿Se puede lograr crear a tres personajes tan diferentes, de forma tan viva, y apenas sin modificar su aspecto físico, en películas tan seguidas? Este señor sí puede. Con una mirada transmite lo que no transmiten otros ni recitando a Shakespeare. En la última ceremonia de los Oscar, Javier Bardem, que se llevó la estatuilla como sabeís de sobra, decía que Seymour Hoffman era un monstruo, que era uno de sus actores favoritos; desde luego, es uno de los mejores que pisa el planeta hoy en día. Ha demostrado que es capaz de hacer cualquier cosa, mucho más que el típico raro por el que se hizo popular, especialmente por su trabajo en la demoledora 'Happyness' (de Todd Solondz).

Esta película, que debería haberse titulado aquí como 'Los Savage', no me parece que sea ninguna maravilla, en su conjunto, pero sí que contiene momentos maravillosos. Y sólo por ellos merece la pena acercarse a verla, alquilarla o comprarla. La humanidad que desprenden sus personajes y su historia es demasiado difícil de encontrar hoy día, demasiado como para pasar de la oportunidad de ver esta película, tan triste y cómica como puede ser la vida misma. Notable.

  • Otras críticas de la película:

'La Familia Savages', inmensa Laura Linney 'La familia Savages', retrato familiar bien contado 'La familia Savages', reflexiva tragicomedia familiar

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