'Alita: Ángel de combate' es tan impresionante como irregular: funciona como inicio de saga pero deja un sabor agridulce

'Alita: Ángel de combate' es tan impresionante como irregular: funciona como inicio de saga pero deja un sabor agridulce

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'Alita: Ángel de combate' es tan impresionante como irregular: funciona como inicio de saga pero deja un sabor agridulce

Que James Cameron cediese un proyecto suyo a Robert Rodriguez sonaba demasiado aleatoria como para tener mucha confianza en que ‘Alita: Ángel de combate’ pudiera ser una gran película. Los sucesivos avances tampoco me terminaron de convencer demasiado y hace tiempo que decidí no tomarme muy en serio las primeras opiniones sobre cualquier gran producción de Hollywood porque prácticamente siempre son positivas o directamente entusiastas, como fue el caso.

Al final lo que le pedía a una película como ‘Alita: Ángel de combate’ era bastante sencillo: buen entretenimiento en un universo con el suficiente interés como para compensar las limitaciones de su guion y un 3D que realmente aporte algo. Vamos, lo que me dio ‘Avatar’ en su momento. Lo que encontré fue un pasatiempo efectivo pero con altibajos que funciona mejor pensando en ella como el piloto de una serie que como película.

Rosa Salazar llena la pantalla

Rosa Salazar Alita

El primer gran acierto de ‘Alita: Ángel de combate’ es su protagonista, ya que Rosa Salazar llena la pantalla en todas sus apariciones, y no lo digo pensando en el tamaño de sus ojos. Al principio temía que ese detalle fuera a afectar a su interpretación, pero la actriz logra amoldarse a la perfección a las necesidades de su personaje, desde la inocencia inicial hasta la valentía sin límites del tramo final.

Eso permite que el espectador se sumerja más en un viaje que en sí mismo tampoco aporta gran cosa para distinguirlos de otros relatos similares, algo en lo que uno no puede evitar pensar en varias ocasiones a lo largo de sus dos horas de metraje. Uno de los aspectos más importantes para que esto suceda es que Rodriguez se preocupa en dar cierta profundidad al universo que se plantea, pero la cosa no está tan conseguida en lo referente a los personajes.

El resto de personajes no tanto

Imagen Alita

Y es que Salazar brilla y está bien secundada por un solvente Christoph Waltz, pero eso cambia cuando toca abordar a los antagonistas de Alita. Ahí la película oscila entre lo genérico, lo superficial y lo absurdo, por lo que será mejor ir por partes. Lo más molesto de todo es la utilización de Jennifer Connelly y cómo su personaje aparece aquí y allá de forma aleatoria para encajar en las necesidades de la historia, mereciendo la pena destacar también lo mal llevado que está su arco de personaje.

Luego tenemos a un Mahershala Ali que Rodriguez utiliza intentando potenciar más una presencia temible que nunca llega a reproducirse de forma satisfactoria que a la posibilidad de utilizar sus dotes interpretativas para conseguir encontrar su voz propia. Además, funciona a modo de extensión del verdadero villano, ese personaje cuya ausencia quita mucho brillo al clímax de la película.

Tampoco me olvido de los personajes que han caído en suerte a Ed Skrein y Jackie Earle Haley. El primero una molestia sin trascendencia real en la historia que solamente, mientras que el segundo va imponiendo menos en sus sucesivas reapariciones, aunque sí que tenga un combate muy destacable con la protagonista a nivel visual, uno de los puntos fuertes de ‘Alita: Ángel de combate’.

Luces y sombras de ‘Alita: Ángel de combate’

Escena Alita

Releyendo estos últimos párrafos creo que igual sueno demasiado duro con la película al centrarme tanto en lo negativo, pero es que eso lo que impide que ‘Alita: Ángel de combate’ sea algo más que un vistoso pasatiempo. Son los fallos de su guion, co-firmado por James Cameron, los que impiden que Robert Rodriguez pueda llegar a otro nivel, ya que en lo referente a la puesta en escena me llevé una agradable sorpresa con el trabajo del realizador mexicano.

En mi caso no creo que su factura técnica tenga nada de revolucionario, pero sí es lo suficientemente destacable como para que verla en cine sea poco menos que obligatorio para disfrutarla en condiciones. Además, no satura con el uso de los efectos visuales pese a que su presencia a lo largo del metraje resulte constante y consigue un ritmo fluido que solamente se ve entorpecido por esos problemas con los personajes que deslucen el conjunto.

Además, el final de la película se siente más como el comienzo de algo que como un auténtico clímax. Funcionará mucho mejor si la película acaba teniendo secuela tal y como desean sus responsables, pero si se queda en una isla será más evidente que no se ha contado una historia completa siempre que volvamos a ella.

En definitiva, ‘Alita: Ángel de combate’ es un buen blockbuster y una película entretenida, pero también a propuesta incompleta que quizá nunca vaya más allá de lo visto aquí. Su discreto guion tampoco ayuda, pero el gran trabajo de Rosa Salazar y la solvente puesta en escena de Rodriguez permiten que uno al menos pueda pasar un buen rato con ella.

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