La picha de C-3PO, el gran misterio de la saga Star Wars que conecta un cromo maldito y una "deformidad" en el mítico droide creado por George Lucas

¿Tenía el bueno de 3PO una erección de caballo en la colección 'Star Wars: The Original Topps Trading Card Series'? Arrojamos luz al respecto

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Antes de que 'Star Wars' se convirtiese en un fenómeno global y coincidiendo con el estreno del primer largometraje de la saga, más tarde subtitulado como 'Una nueva esperanza', la legendaria empresa The Topps Company puso a la venta en 1977 una colección de cromos de la saga galáctica que se vio rodeada de un halo de controversia y misterio. ¿El motivo? La pieza número 207 de la cuarta serie mostraba a un C-3PO que parecía tener una erección de caballo.

Amo Luke, tenga cuidado o le sacaré un ojo

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Desde su salida al mercado, esta estampita se convirtió en una obsesión para los fans del universo de George Lucas, abriendo las puertas a todo tipo de especulaciones sobre el origen del cimbel metálico del droide de protocolo; especialmente después de que Topps eliminase todo rastro del mismo en las ediciones posteriores de la colección 'Star Wars: The Original Topps Trading Card Series'.

¿Fue este codiciado C-3PO erótico-festivo fruto de un momento de cachondeo en el set de rodaje? ¿Es simplemente un desliz de los encargados de retocar la fotografía original para darle un acabado más atractivo —y tanto— para su formato cromo? ¿Se trata, tal y como asegura la versión de Lucasfilm, de un simple y llano efecto óptico generado por la combinación de la perspectiva y del desafortunado desprendimiento de una pieza de la armadura cromada? Nada más lejos de la realidad.

Anthony Daniels, encargado de interpretar al personaje en la saga cinematográfica, fue quien rompió la magia y dio una explicación racional al Citripio calentorro. Parece ser que durante el rodaje de una escena en la que 3PO recibía un baño de aceite, el líquido penetró en el traje provocando la creación de una deformidad en la zona de la entrepierna que las mentes sucias asociaron a un pene del tamaño de un destructor imperial.

Con esto confirmamos una vez más que la realidad siempre es mucho más aburrida que la ficción.

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