'Física o Química' o cómo las nuevas generaciones no consiguen salvar una serie desgastada

'Física o Química' o cómo las nuevas generaciones no consiguen salvar una serie desgastada
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Si sigues un programa o serie de éxito y con el paso de los años comienzas a echar de menos a determinados personajes o concursantes, y te das cuenta que los nuevos no consiguen rellenar el vacío que dejaron los que se marcharon, es posible que estés afectado por el síndrome de la nueva generación. A lo largo de la historia de la televisión hemos sufrido este síndrome en incontables ocasiones, derivado sobre todo de aquellos programas que van íntimamente ligados al fenómeno fan.

Hablo de realitys como ‘Operación Triunfo’ o ‘Gran Hermano’ (todos mantenemos un gran recuerdo de sus primeras ediciones que se ha ido esfumando con el tiempo), pero también de series como ‘Física o Química‘, que afronta desde esta semana su recta final con un nuevo cambio en su programación. La nueva generación aparece en un intento por refrescar un espacio que ha sido explotado hasta la saciedad y ha sufrido un gran desgaste en un corto periodo de tiempo. Pero la historia televisiva reciente nos ha enseñado que normalmente esta solución no cumple con el objetivo con el que fue diseñada.

‘Física o Química’ se estrenó hace tres años y lleva ya siete temporadas a sus espaldas. Y, como es natural, muy pocos de los protagonistas originales han llegado hasta tan lejos. El reparto con el que se inició la ficción se fue marchando poco a poco, fueron llegando nuevos personajes y el interés de la audiencia por la serie fue decayendo. Con este artículo no pretendo defender que la culpa de que ‘Física o Química’ haya dejado de interesar sea de su nuevo reparto. Se ha enfrentado a un desgaste del que difícilmente podía salir aireoso. Pero sí mantengo que las nuevas incorporaciones no han ayudado a remontar las audiencias, que han ido cayendo progresivamente desde su cuarta temporada.

Porque una nueva generación sólo intenta seguir explotando la idea de una serie pero con otros rostros diferentes. Así, cuando esta aparece demasiado tarde (como en el caso de ‘Física o Química’) sólo provoca que un espectador habituado a unas caras y unas historias decida despegarse de la ficción cuando comprueba que sus protagonistas favoritos han sido sustituidos. La solución para salvar casos como este sería valorar de antemano la continuidad de la serie por encima de algunos actores, cambiándolos cuando sea necesario y no cuando estos decidan marcharse o su presencia en la serie ya no de más de sí. El síndrome de la nueva generación no aparece con ‘Física o Química’. No es la primera vez que lo hemos sufrido y me temo que no será la última.

Antena 3 y su reincidencia

Antena 3 sabe muy bien los efectos que la incorporación de una nueva generación tiene en sus series. Más allá de ‘Física o Química’, la cadena ha visto como otras de sus exitosas ficciones recurrían a esta táctica sin lograr el resultado esperado. El caso que más se asemeja con el de ‘Física o Química’ es el de ‘Compañeros’. Ambas series centraron sus tramas dentro de un instituto y ambas han acabado cuando su reparto original pasó a mejor vida y otros llegaron para sustituirlos.

‘Compañeros’ cerró un ciclo cuando Valle, Quimi y compañía se marcharon del instituto Azcona y para muchos la propia serie debería haber finalizado con sus marchas. Pero los guionistas decidieron continuar. Para ello se realizó un largo casting para encontrar a las nuevas caras juveniles de la serie, que no pudieron mantener los datos de audiencia que la ficción había conseguido y que sólo pudo mantenerse durante dos temporadas.

Pero no hace falta que viajemos tan atrás en el tiempo para recordar uno de estos casos. Sólo tenemos que volvernos hacia la temporada pasada, en la que asistimos a la última temporada de ‘Los hombres de Paco’, una serie que también intentó renovar su historia con la marcha de varios de sus personajes y con la incorporación de un nuevo grupo que no supo conectar con el público. Tras nueve temporadas, la ficción terminó cuando comenzó a cosechar audiencias ridículas y casualmente esto llegó a la vez que la nueva generación con la que pretendieron reconquistar a los espectadores.

Otra forma de crear nuevas generaciones

Si sabemos de antemano que queremos un producto que no dependa exclusivamente de sus protagonistas, tenemos que renovarlos aunque nos cueste la vida. En la televisión pasada y actual podemos analizar un par de ejemplos en los que la sustitución del reparto mantuvo a la audiencia y no afectó a la continuación de la serie.

Encontramos en ‘Amar en tiempos revueltos’ el caso más llamativo de nuestra ficción nacional, sobre todo por la fuerza que tiene tras seis temporadas, pese a que se trata de una telenovela de emisión diaria y en un principio podríamos pensar que estaría sometida a un desgaste mayor del que al final ha demostrado. Pero ‘Amar en tiempos revueltos’ encuentra en la sustitución de su reparto con cada nueva temporada una constante que se ha mantenido desde sus inicios, una vía para refrescar su historia, conectando con los espectadores con cada nueva trama que se inicia.

Veo en otras ficciones como ’7 vidas’ más casos en las que la sustitución de los personajes principales de una serie no debilitó a su audiencia. Tampoco ocurrió en ‘Hospital Central’, que ha soportado diecinueve temporadas con numerosos cambios en su reparto. Y si salimos al extranjero observamos que existen series que también han aguantado la incorporación de nuevas generaciones. ‘Urgencias’, la madre de la serie de médicos española, se mantuvo decentemente pese a las idas y venidas de sus protagonistas. Y, más recientemente, vemos en ‘Skins’ otra prueba de que una nueva generación no tiene por qué significar el final de una serie.

Queda demostrada que es la forma en la que se realiza y no el hecho de hacerlo lo que provoca que unos nuevos personajes no consigan conectar con los espectadores, algo a lo que no beneficia la explotación a la que series como ‘Física o Química’ se han visto sometidas en un breve espacio de tiempo. Para salvarla hacía falta algo más que una nueva generación. Hacía falta un milagro. Y no nos encontramos en un periodo en los que los milagros abunden en nuestra parrilla televisiva.

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