Con su gran presupuesto, reparto lleno de gente atractiva y premisa escolar puesta al servicio de una trama de adolescente muerto, 'Jerarquía' de Netflix quería ser la 'Elite' coreana. Para los ejecutivos esto era una decisión con mucho sentido. 'Élite' es un éxito increíble para la plataforma, los k-dramas gustan mucho tanto en occidente como en oriente. Parece una apuesta segura, ¿no?
Aunque la audiencia se ha visto atraída por la premisa, tras haberla visto las opiniones no han sido favorables. En redes, espectadores han verbalizado su decepción con la serie, algunos comentando que se había desaprovechado tanto el presupuesto como el reparto, otros que el misterio es muy obvio, y muchos otros criticando un guion pobre y muy superficial con personajes con los que es muy difícil empatizar.
Choque cultural
Todas las anteriores son características que se pueden atribuir también a 'Élite', que sin embargo es devorada con mucho disfrute por espectadores en todo el mundo, hambrientos de más. La diferencia entre ambas series es cultural y crucial: el sexo. Élite es española, y como tantas otras producciones europeas no le supone ningún problema mostrar el sexo en pantalla, recreándose en escenas de sus personajes en momentos íntimos.
El morbo de las escenas sexuales y cómo se introducen en una trama sobredramatizada generan un conjunto explosivo que también ha funcionado en terrenos anglosajones con series como 'Euphoria'. En los k-drama, sin embargo, el sexo es bastante tabú. La producciones coreanas tienen un tipo de sensibilidad muy diferente, donde la construcción de la tensión romántica es más importante que mostrar los actos en sí. En los k-drama, las relaciones tardan mucho en consumarse, y cuando lo hacen sigue siendo sutil, el hecho de darse la mano en un clímax en sí mismo.
Con los años estas producciones se han atrevido a subir un poquito el punto del picante, pero lo hacen de un modo que los espectadores occidentales seguirían considerando puritano. En 'Jerarquía' hay algún beso más encendido que otro, alguna escenita de personajes levantándose juntos en la cama y alguna conversación sobre sexo, pero el conjunto sigue siendo increíblemente tibio en comparación con algo como 'Elite' o 'Euphoria'.
Con el sexo y la mala baba fuera de la ecuación, la serie coreana se queda en algo mucho más digerible para los fans de este tipo de producciones, pero saca a relucir otros problemas que chocan igualmente con los valores de los fans del k-drama, personajes superficiales, tramas mezquinas, relaciones poco realistas… El resultado es una serie que se queda en tierra de nadie a nivel de afinidades culturales, y que no parece convencer a ninguna de sus audiencias.
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