Aliento es lo que necesita Kim Ki-duk

Aliento es lo que necesita Kim Ki-duk
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Que no lleve a confusión el titular que he puesto. 'Aliento' de Kim Ki-duk no me parece una mala película, pero parece que desde 'Time', el director coreano ha caído en una especie de bucle en el que sus películas dan vueltas a lo mismo una y otra vez sin avanzar demasiado aunque ambas historias posean un desenlace, el cual parece realizado simplemente porque la película tiene que terminar. No sé si responde a un desgastamiento de un autor que durante tiempo nos ha ofrecido obras fascinantes, o tiene que ver con el hecho de que sus films en su propio país no gozan de muy buena reputación (Ki-duk ha expresado más de una vez que está harto de que otros directores se lleven más mérito que él y que si la cosa sigue así haría sus films para que salieran directamente al dvd).

'Aliento' ('Soom') narra la historia de una mujer a la que su marido le engaña con otra mujer. Harta de esta situación, empieza a interesarse por un condenado a muerte que de vez en cuando es noticia por sus continuos intentos de suicidio. Atraída por dicho hecho decide visitarlo a la cárcel, empezando con él una relación de lo más cuirosa, lo que provocará que el marido reflexione sobre la situación.

Al igual que en otras ocasiones Ki-duk se toma su tiempo para contar las cosas, y aunque estamos en un film que no llega a la hora y media, y a pesar de la interesante situación que plantea, éste parece no avanzar en un buen número de momentos, quedando sólo para el recuerdo esos típicos toques del realizador fácilmente reconocibles y que indagan una vez más en las relaciones de pareja. Al respecto cabría citar que todas las visitas de la mujer a la cárcel están dotadas de un romanticismo desgarrador, y hasta de ironía (una mujer se preocupa por seducir a un hombre que está a punto de morir, e incluso le regla momentos inolvidables), la cual raya incluso con la crueldad. Ambos saben que no tiene tiempo y sin embargo el poco del que disponen lo aprovechan al máximo, pero ¿no supone para él una tortura más que un alivio? Todo ello choca y se empareja con la relación que la mujer tiene con su marido, algo más tópica y predecible. Todos sabemos que va a ocurrir cuando él se entere de que su mujer se la está pegando con otro hombre, para más inri un condenado a muerte, pero esto no es impedimento para que disfrutemos de secuencias brillantes y emotivas. Por ejemplo, ya cerca del final, ésa en la que una canción es la protagonista. Instantes esos que nos devuelve al mejor Kim Ki-duk, ése que nos encandiló con 'Hierro 3' o 'Samaritan Girl'.

Pero mientras las escenas entre la mujer y el marido no necesitan de nada más, por muy previsibles que sean, lo transcurrido en la celda en la que el reo condenado a muerte está con otros tres compañeros, se escapa un poco a la comprensión. Que estos personajes no digan ni mu es algo que no debería extrañar en los films de Kim Ki-duk, director obsesionado con el budismo y una de sus constantes, ésa en la que la invisibilidad es una meta a conseguir, pero no físicamente, si no algo así como pasar por este mundo sin ser notado. En este caso, el silencio provoca dicha invisibilidad y los intentos de suicidio del protagonista parecen un último grito de rebeldía que resulta paradójico (si lo van a ejecutar ¿por qué no le dejan morir sin más cuando intenta suicidarse?). Los personajes no dicen nada, hablan con sus hechos y miradas, pero éstos por momentos son demasiado metafóricos, liándose un poco en sus intenciones, incluso se baraja la posibilidad de que algunos de ellos no existan, representando realmente la personalidad de un compañero de celda, celoso y furioso porque nuestro protagonista goce y disfrute del amor de una extraña a la que parece entregarse sin ninguna contemplación. Capaz tanto de lo mejor como de lo peor, regalándole al final lo que siempre ha buscado y nunca le han dejado terminar.

'Aliento' es un film descompensado, bastante irregular, pero su fuerza nos es transmitida no en el momento de ser vista, sino cuando han pasado varios días, y esos momentos antes citados, cobran sentido en nuestra cabeza, gracias al halo de magia que su director le imprime, y que es una de las marcas de su estilo, ése que ha hecho de Kim Ki-duk uno de los directores asiáticos más interesantes de los últimos años. Aún así, y contando con el hecho de que la película crece en nuestra memoria, ésta no llega a la altura de las obras más conocidas de su director, salvando por supuesto el coñazo ése de 'Primavera, Verano, Otoño, Invierno, Primavera...'.

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